Esa carta

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La propuesta de unas vacaciones junto a Stan hizo que Kyle sonriera de nuevo, pero, al mismo tiempo, lo llenaron de ansiedad e inseguridad. Que su madre lo dejara ir era difícil, y que fuera el mismo día que pida el permiso, sería aún peor. Había una razón de peso, y eran las fuerte tradiciones que la mujer mantenía y deseaba mantener vigentes cada diciembre en su casa con su familia.

—Stan, no creo que mi mamá me deje ir, menos si le pido el permiso para hoy mismo, y en estas fechas. Sabes que ella... agh, quiere que siga las jodidas tradiciones.

El pelirrojo se mostró desmotivado de nuevo, a pesar de que pensaba que el viaje sería una manera genial de salir de la monotonía que vivía en su casa, era una utopía lejana.

—¿Y si mi mamá habla con la tuya? —preguntó Stan, tratando de darle ánimos a Kyle—, a lo mejor la convence y podría dejarte venir. Vamos a tu casa mejor, tal vez tengamos suerte.

Stan tomó la mano de Kyle apresurándolo en la carrera hacia su hogar. El pequeño judío sintió en su corazón unos latidos más fuertes y veloces, todo debido a que Stan estaba sujetando su mano.

El camino a casa de Kyle fue rápido debido a los apuros que Stan le imprimió a la carrera de ambos; él quería arreglar la situación lo antes posible para así, no sólo ayudar a Kyle a hacer algo diferente, sino para él también tener la posibilidad de estar junto a su mejor amigo por más de una semana. Una vez llegaron a la casa de los Broflovski Stan lo apresuró para ir a su habitación a elegir qué ropa se llevaría al viaje. Le gritaba desesperado qué tomar y donde guardarlo.

—Kyle, por Dios. Agarra una mochila y empaca ropa, lo que creas útil.

—¿A dónde iremos? No puedo empacar si no sé a donde vamos.

—Da igual estamos en invierno. Aunque, bueno, es mejor decírtelo —Stan se retiró su gorro por el sudor que le dejó la carrera que hicieron antes—. Vamos a San Francisco.

—¡¿San Francisco?! —gritó sorprendido Kyle, tirándose en la cama al lado de Stan.

—Sip... Oye, ya que estamos, ¿nos quedamos así un rato? —preguntó el azabache agarrando el cabello de Kyle por debajo del gorro de este.

—¡Stan! Basta enserio —exclamó sonrojado y molesto—. Mejor ayúdame a empacar, eso es difícil.

Los dos chicos se levantaron de la cama y se pusieron a escoger ropa para meterle en una maleta. Mientras Stan ayudaba a su amigo en esa labor encontró algo entre la ropa de Kyle. Era un sobre marcado con colores y dos gorros, uno verde y el otro azul y rojo.

—¿Um y esto?

—¿De que hablas?

—De esto —dijo el azabache mostrándole el sobre a Kyle.

Aquel sobre ocultaba un secreto, uno que Stan jamás se hubiera imaginado. En ese sobre se ocultaban los sentimientos de Kyle, y una propuesta que jamás llegó a manos de Stan Marsh. Fue hace dos años atrás cuando Kyle decidió escribir esa carta, la cual nunca llegó a su destinatario. El pelirrojo solo tuvo que ver el sobre de la carta para recordar el momento en que la escribió y lo que allí decía.

"Hola Stan. ¿Cómo estás? Espero que estés mejor, te extraño bastante. Me dijeron que estabas resfriado, te envié una sopa que hice para que te mejores pronto. Creo que tu mamá me la recibió, ojalá te guste. Te escribo porque quiero que te mejores y vuelvas, quiero pasar más tiempo contigo, como ya sabes. Y, bueno, hay algo que te quiero decir cuando vuelvas a la escuela, podríamos hacer algo que te guste después. No dejes que nadie vea la carta porfa. Nos vemos pronto, super mejor amigo. Te amo: Kyle"

—N-no se me hace familiar, debe ser basura que guardo —dijo Kyle luego de recordar lo que ahí decía. Debo tener mucha basura, ¿podrías salir un momento?

Stan salió de la habitación, sintiéndose extraño. Acto seguido Kyle cerró la puerta a espaldas de su amigo, no sin antes decirle que se siente en el pasillo un momento. Mientras Stan se sentía confundido afuera, Kyle sentía vergüenza e impotencia, recordó que no tuvo el valor de darle esa carta a Stan en aquella ocasión.

—Eres un recuerdo de mierda —dijo, mirando a la carta antes de partirla en pedazos—, y yo, soy un cobarde de mierda.

Unas lagrimas empezaron a brotar de los ojos de Kyle, quien triste y con un nudo en la garganta sólo pudo decir el nombre de su enamorado.

—Stan...

Vacaciones navideñas  (Bajo edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora