Desde casa

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El hogar, ¿recuerdas cuando ibas en la primaria?
Si, cada vez que decían: niños mañana no hay clases. Brincabas, gritabas y ya pensabas en todo lo que podías hacer ese día. Bueno, así no era mi vida, ni mis fines ni NADA, cada vez que decían eso en mi salón, una amargura recorría mi ser, sentía como si me hubieran dado un puñetazo, como si me dijeran que iba a ser torturada en poco tiempo, si, así de mal estaban las cosas.

Llegaba a mi casa y empezaban los problemas, mamá y papá gritaban por cualquier estupidez, decían cosas hirientes y muchas veces nos utilizaban para manipular al otro, así es. ¿Lo peor? No me dejaban llorar, que idiotez ¿verdad? Si, no me dejaban llorar, bueno, me aguantaba para no hacerlos enojar, en especial a mi papá.

Mi mamá se llegó a salir como 5 veces de la casa, a veces por un día, llegando ebria en la madrugada, a veces por semanas, incluso recuerdo una vez, se fue por un mes, y, lo curioso y triste es que... cada vez que ella se iba de la casa yo sentía una gran paz, sentía que todo estaba mejor, que si ya no regresara las cosas estarían mucho mejor, mi papá, mi hermana y yo, cinco minutos después la extrañaba y me arrepentía de haber pensado eso. Pero no la extrañaba a ella, no extrañaba como cualquier hija extrañaría a su madre, yo extrañaba lo que hubiera deseado que ella fuera, el tipo de madre que yo sentía que me merecía, alguien que me escuchara, el tipo de madre que se burla del chico que te gusta, el tipo de madre a la que le divierte que le hagas alguna broma, con el tipo de madre que vas a comprar tu comida favorita, pero no, la que yo tenía, siempre se quejaba, me regañaba, me llegó a decir que yo solo llegué a complicarle la vida, en fin, soñar, no cuesta nada.

Lo que más recuerdo y me duele fue el día que cumplí nueve años, un nueve de febrero, ese día, mi madre y mi padre se enojaron, se gritaron, ella se largo y mi papá, mi hermana y yo, fuimos por mi regalo, obvio ese día no tenía nada de ambiente festivo, llegué a mi casa y encontré una carta, de mi madre, genial, diciendo que no fuera una niña interesada y que no estuviera con mi papá por las cosas materiales que me podía dar. Mierda! Mierda! Mierda! Ella ni de comer me daba, es más, cuando compraba algo, no nos dejaba usarlo ni a mí ni a mi hermana, seguro pensaba que lo íbamos a arruinar como las plagas que éramos.

Así es todo eso venía a mi mente con que solo dijeran en mi salón de clases: mañana no hay clases. Porque ya tenía bastante con soportar el fin de semana, otro día más, no, por favor.

Aunque ese día fue diferente, ese día llegué a mi casa y entre gritos y un lápiz que voló desde la mano de mi madre hasta la cara de mi papá, me enteré de que antes de que yo naciera iban a adoptar, a mi prima, pero claro, yo tenía que llegar...

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