-En ciertas ocasiones el comienzo, será el fin.-
Irónicamente, iba caminando por la calle imaginando (Por milésima vez) que pasaría si las cosas cambiasen. Siempre caminaba no muy sonriente y algo amenazante. Era una de esas personas que no le gustaba verse frágil y es que a todas estas ¿a quién le gusta? Todos crecimos con el pensamiento de que no podemos llorar porque está mal o es molesto, que simplemente no podemos ser frágiles, porque lo frágil se rompe y se bota.
Iba nerviosa, atareada, pero al mismo tiempo relajada, viendo como los pájaros volaban o como el cielo se tornaba de un color anaranjado, propio de un atardecer majestuoso. Sus dos audífonos que peculiarmente usaba sin si quiera escuchar música, iban colgados a sus orejas prohibiendo la salida de sus pensamientos, así y solo así lograba enfocarse en un solo objetivo. Encapsulaba su mente, luego la organizaba. Pensaba en lo bueno del día y lo guardaba, lo malo simplemente lo desechaba y lo hacía a un lado; pero todos sabemos que la basura que se acumula se pudre, y las malas cosas que se ignoran pudren tus emociones y las carcomen.
La suerte puede ser un juego de doble filo, justo cuando logras ver la cima, te resbalas y caes justo donde comenzaste. La vida de Zá era como el resto, nadie es peculiar, es decisión de cada quien distinguirse o no. Los tropiezos del destino nos hacen vivir y recordar que cada vez más somos humanos. El dolor, la ira, la alegría, la lujuria y el orgullo nos hacen ver que somos humanos, despertarnos sintiendo es el significado del vivir. El cielo de aquella tarde se veía despejado; amaba quedarse contemplando tal belleza, le traía paz, algo que no era constante en su vida, lastimosamente las cosas no le salían como lo quería. Tenía que llegar a casa, donde la iba a estar esperando su madre y una noticia que cambiaría su destino.
Zá se pre-dispone a la noticia, se prepara y con nerviosismo abre la puerta del apartamento en donde vivía con su madre; una alta y no tan delgada señora con 39 años de experiencia, muy alegre, maternal, "fuerte" y carismática. Era de esa clase de persona que resalta por su bondad y picardía. Una persona especial. Zá procede a entrar y saludar a grito abierto, sin obtener respuesta, sus manos se iban llenando de sudor, a su cabeza le iban pasando miles de diapositivas con diferentes escenas posibles en esa situación y sus piernas nerviosas seguían caminando hacia la habitación donde se supone estaría su madre Belly esperándola. Al mirar la habitación se encontró con una de las escenas más dolorosas para cualquier hijo, ver a su madre rota en llanto, si poder si quiera hablar de la falta de aire, ahogada de palabras y de suposiciones. La respuesta de su hija es tan solo romper en llanto, ya sabía entonces cual era la noticia esperada y el miedo hizo que se tumbara en el suelo, como si todo su cuerpo hubiese colapsado y que el coraje que había preparado antes de entrar a casa, se hubiese ido nadando en un mar de lágrimas.
No se sentía lista para esa clase de declaración. Se preguntaba una y otra vez por qué, se sentía rabiosa, impotente, desvanecida, fugaz. Por un momento se imaginaba en un cuarto totalmente blanco, corriendo de sus miedos poco a poco y podía sentir como poco a poco estos crecían cada vez más.
Era una noticia simple pero devastadora. Su madre tenía cáncer de mama, "ese se cura" decían siempre, "de ésta se salva". Sentía su vida miserable y repudiable, ahogada, enfrascada.
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Giros de suerte
Non-FictionVivimos tan encapsulados pensando en un futuro que a veces no nos da tiempo para mirar atrás. Quizá tus recuerdos son los que te salven de las situaciones. Zá, será la navegante de este viaje. Viajera entre los sueños y los recuerdos, quien caerá de...