...

16 1 1
                                    

Hoy es sábado. Mi mamá saldría con su novio, y me quedaré sola en casa. Mis dos hermanos están en una universidad de Alemania —Michael y Linda— y obvio viven ahí. Les dieron una beca por sus calificaciones. No tengo mascotas, solo el pequeño ratón que en las noches roba la comida. Mi papá vive en Londres; al menos eso me dijo él, casi nunca hablamos. Hoy estoy completamente sola.

Pedí una pizza con triple queso y peperoni doble, y como extra también pedí que pusieran tocino. Amaba esa pizza, era como una revolución en cada mordida. Mientras esperaba la pizza tomé mi laptop y busqué alguna película o una serie, creo que ya me he visto todas. Me gusta ver películas de misterio, caricaturas, comedia, y como toda gorda fan, me gusta el romance y llorar al saber que no me pasa algo así. Escuché mi celular sonar. Quizás mamá olvidó algo. Al encender la pantalla era un mensaje de André.

"Hola Susse. Como estas? 👾 necesito la tutoría ya, podría ir a tu casa hoy? 🙏"

Creo que es el primer chico que vendría a mi casa. Obviamente no de la manera que quería; si no solo por que necesita ayuda de esta nerd obesa Le respondí el mensaje con un corto "Claro ⌒▽⌒ " y él respondió con "Estoy ahí en media hora" «¿¡Media hora!? ¿¡Cómo se adelgaza en media hora!? ¿Porqué a mime levanté rápidamente de mi cama. Mi habitación estaba hecho un desastre. Había ropa, platos, zapatos por todos lados. "Limpie" mi habitación, o mejor dicho metí todo de bajo de la cama.
Corrí a buscar ropa, me vestí con una playera grande, una sudadera que era de la universidad de mi hermano mayor Michael; la dejó el verano pasado. Deje mi pantalón pijama y até mi cabello con un listón rosa. Mi cabello era castaño, suave y lacio. Creo que era lo único lindo en mi. Perfumé mi habitación la cual no era muy grande, y puse perfume en mi.

Escuché el timbre de la puerta justo cuando me lavaba los dientes, escupí todo y corrí al primer piso. Grité "YO ABRO" claro como si alguien estuviera. Abrí la puerta y era André con una caja de pizza y sobre esta algunos libros.

–¿Eres el repartidor? –pregunté con curiosidad–.

–¿Que? –dijo entre risas–. No, no. Llegué cuando el repartidor que en realidad era una linda chica llegó. Le pagué y me dio la pizza. Entonces tú abriste y me preguntaste ¿Eres el repartidor? –Hizo un intento por imitar mi voz. Reí en voz baja y negué con mi cabeza –.

–¡oye! ¡yo no hablo así! –golpeé su hombro con suavidad a la misma vez que ambos reíamos–. Entra. Te pagaré la pizza. –Dejé que pasará–. ¿Te...te molesta que estudiemos en mi habitación?

Me miró y lo miré. Fue como el típico momento incomodo que sale en las películas. Creo que hasta me sonrojé como tota y él lo pudo notar claramente.

–Por mi no hay ningún problema y digamos que yo invito la pizza. –me guiño un ojo con una sonrisa. Se adelantó y subió las escaleras como si supiera donde estaba mi habitación. Me quedé parada algo confundida, después de unos segundos él bajó las escaleras de nuevo –. A..ah y-yo ¿En dónde esta tu habitación?

Estallé a carcajadas y pude ver su cara de vergüenza y confusión. Me adelante y subí las escaleras, esta vez él me siguió. No podía parar de reír y quizás el estaba odiandome por dentro. La puerta de mi habitación estaba abierta. Entré y él después de mi. Se sentó en la cama dejando las cosas a un lado de él mientras yo tomaba los libros de un mueble que había adaptado como una mini librería.

–Lo siento, subí como si fuera mi casa, creí que me seguías.–dijo aun avergonzado–.

–oye tranquilo viejo.

Reí de nuevo sentándome en la cama. Abrí la caja de pizza y el rico olor tocó mi nariz. Tomé una rebanada admirando su forma triangular y la llevé a mi boca dando una pequeña mordida. Saboreando el tocino, el queso y el peperoni. Estaba tan concentrada en eso que no me di cuenta que Dré me miraba arqueando una ceja

–Oh... Uhm perdón. ¿Quieres?

–se ve deliciosa y la disfrutas ¿no? –escuché pequeñas risitas–. ¿No crees que eso tiene demasiadas cosas?

Aquí vamos, ahora se burlará de que como mucho, que soy una bola de grasa. Y ¿Porqué lo niego? Me siento muy apenada. Lo miré dejando la rebanada de pizza. Tomé uno de los libros y lo abrí —Ya que se fuera él comería la pizza como yo quisiera—.

–¿No crees que deberíamos empezar a estudiar? –pregunté sin regalarle una mirada–.

–Susse, no lo dije por hacerte sentir mal. Lo siento no era mi intención ofenderte. –puso su mano sobre la mía mientras se disculpaba–.

–No me ofendí. Para nada.–Murmuré cabizbaja. Sentí la calidez de su mano y percibí la sinceridad de su disculpa. Mis ojos se llenaron de lágrimas y traté que no lo notara–. Solo que debemos estudiar, si no así no aprenderás nada.–Lo miré con mi sonrisa falsa. La sonrisa que dice "Estoy bien ¿no ves?"–.

–Claro. Lo...lo siento...

No mantuvimos ninguna otra conversación que no fuera sobre las materias de la escuela, los maestros, los horarios. Tengo que admitir que tenía hambre pero aun me sentía avergonzada y ofendida.
Me repetía mentalmente cuanto odiaba mi cuerpo. Me sentía la chica mas asquerosa.
El espejo se encontraba justo frente a mi, de vez en cuando volteaba me miraba y después lo miraba a él.
Creo que él no tenia ni una queja de su cuerpo, de hecho es muy atractivo y guapo, es perfecto. Tiene todo el derecho a juzgarme, no soy nadie para opinar solo soy buena para comer y mantener mi grasa.
Quisiera sentir que es ser delgado, que es gustarle a alguien más, quisiera sentirme bonita, pero querer todas esas cosas me deprimía.
Para la mayoría de las personas yo soy la gordita alegre, solo me ven como un chiste y a veces se olvidan que sigo siendo humano y sigo teniendo sentimientos.

No sé cuantas horas pasamos. André aveces se levantaba y jugaba con las cosas en mi habitación, tenía que repetirle miles de veces que se sentara y pusiera atención.

–Susse creo que ya es hora de irme.–Dré suspiró mientras miraba la hora en su celular–. Ya se metió el sol y soy nuevo por aquí. –Sonrió mostrando sus perfectos dientes–.

Ese chico sonreía para todo, sus ojitos se cerraban cada que lo hacia y eso lo hacia tierno

–oh si, si entiendo ¿Quieres que te acompañé a la puerta?

–no gracias, ya me soportaste mucho. Soy lento aprendiendo –Rió mientras tomaba sus libros–. Pero tu eres buena enseñando.

–Solo que eres distraído –me levanté entre risas–.

–Nos vemos el lunes en la escuela. –se acercó a mi y dejó un beso en mi mejilla. Y claro, me sonroje–. Y de nuevo lo siento por ofenderte

Me miró con un sonrisa. Salió de la habitación. Escuché la puerta de la entrada abrirse y cerrarse de nuevo.

No sabía como sentirme. Miré la pizza y miré mi cuerpo. Quité la sudadera y empecé a llorar dejándome caer en la cama. Soy fea, soy fea, soy fea, fea y gorda; eso es lo que siempre me repetía en mi mente. Abrí la caja de pizza y empecé a comerla con rapidez aun en llanto.
Nadie puede amarme, nadie debe amarme. Soy un cerdo, no soy ni seré bonita.

Señorita Fatty |Aun Actualizando|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora