Capítulo 1 - Regreso A Madrid

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Natalia:

Madrid, 2016.

Gente sola, familias, amores de regreso, amores que se van... Camino con mi maleta en la mano en busca de mi querida amiga. ¡16 años sin verla! 16 años hace desde que dejé Madrid y con ello deje tantas cosas atrás que me hacían feliz. Me había prometido nunca más regresar. Sin embargo, aquí estoy hoy. Las manos me sudan, miró a los lados con nervios, la busco entre la multitud y no la encuentro a simple vista.
Choco con varias personas mientras veo en la lejanía su pelo rojizo.
-¡Pastora! –Voceo por todo el aeropuerto con lágrimas casi a punto de salir.
No lo dudo, tiro mi maleta al suelo y corro hacia ella para abrazarla cual koala.
-¡Natalia! –Grita mientras me coge de la mano y me hace dar una vuelta sobre mi misma- ¡Pero qué bárbara te has puesto en Italia!
Mientras que salimos del aeropuerto me va contando todo lo que ha pasado en estos 16 años. Su acento me hace sonreír, ¡no ha cambiado nada!
Todavía me acuerdo de las tardes de verano en su terraza tomando vino mientras bailamos y cantamos...
-¿Qué tal con Andrea?
-Muy bien –Me pongo seria. Meto mi maleta en su coche y, de un portazo, cierro el maletero- Su jefa no le ha dejado salir antes para recogerme ¿sabes?... Por lo que me ha contado, es una mal follada.
De pronto, Pastora comienza a reír y yo me uno a ella.
-Es... Especial –contesta entrando en el coche- ¿Dónde te llevo?

Malú:

Recuerdo que cuando conocí a Andrea, teníamos 22 años cada una, y, a pesar de su corta edad, me pareció una persona con una proyección musical brutal, y así es, hoy en día, Andrea Aguirre, es una de las mejores productoras musicales que hay en España. Cuando decidí montar mi discografía MLS Récords, no dudé en contratarla. Desde ese día, se convirtió en mi mano derecha. Las semanas en las que estoy fuera, ella se ocupa del 100x100 de la discográfica. Pero todos, alguna vez, todo lo logrado no sirve para nada cuando nos equivocamos, y Andrea, en mi ausencia, no ha estado nada fina.
Entro en la discográfica dando los buenos días. No me paro a hablar con nadie. Subo las escaleras de dos en dos para dirigirme a mi objetivo. Voy directa al despacho de Andrea, cuando mis ojos divisan su puerta, entro sin llamar.
-Andrea... Ve a mi despacho... ¡YA! -Salgo de ahí como alma que lleva el diablo.
Si algo odio en esta vida son los fallos. Camino hacia mi despacho intentando relajarme y no matar a Andrea. Vuelvo a subir las escaleras también de dos en dos respirando hondo. Por ello, consciente de mi posible torpeza, bajo el ritmo a mis pasos y doy los buenos días a mi secretaría.
-Buenos días Gloria.
Ella me responde amablemente y me da un par de documentos para firmar. Paso de ellos y los dejo para más tarde sobre mi mesa. Me siento en mi silla, con la mirada puesta en mi puerta negra, preparada para cuando Andrea se digne a entrar por ella.
Pasan 5 minutos. Me desespero. Le mando un par de mensajes que no contesta. Llamo a su despacho pero no me lo coge...
-Buenos días a ti también. ¿Qué tal anda la discográfica por Argentina?
Andrea entra a mi despacho y se sienta en la primera silla que ve. 
De mala manera, me quito el pelo de la cara.
-¿Me puedes explicar por qué no tenemos bailarines para el videoclip del artista q representamos?
-¡Oh, Malú! ¿Estás así por eso? todavía tenemos tiemp...
La corto. No quiero oírla.
-Las quería para hoy. –Pongo mi espalda recta en mi asiento y miro la pantalla de mi ordenador- Tienes 8 horas.
Dicho eso, le hago una seña con mi cabeza para que salga de mi despacho. Mi sangre corre por mi cuerpo a mil por hora. Si quiere seguir trabajando aquí, espero que no tarde mucho en desaparecer de mi vista.
-Malú... Eso es imposible... Estoy hasta arriba, no has parado de mandarme trabajo, no he podido ir a por mi novia al aeropuerto para poder cerrar otras cosas y...
-8 horas he dicho.

Natalia:

Luego de un viaje agotador, necesitaba café. Fuimos con Pastora a un Starbucks, y hablamos de todo un poco. Le contaba sobre mis cosas. Soy bailarina profesional y hoy por hoy coreógrafa, he montado una Academia "Flash Dance Style" y de ella tengo varias en gran parte de Europa. Grandes artistas internacionales han recurrido de los bailarines y coreógrafos formados en mis academias. Pastora me comprende, tiene un marido que trabaja en ello también.
-¿Puedes creer que se suponía que este día teníamos que estar de vacaciones en Venecia, con Andrea? -Dije indignada tomando un sorbo de mi café.
-Vaya que es estricto su trabajo... -Suelta con picardía, levantando sus cejas- y por cierto ¿sabes quien es su jefa?
-No, y no me apetece saberlo. ¿Sabes? Con Andrea llevamos años juntas y sabemos muy bien como somos. Cuando estamos juntas ella no me habla de su trabajo y yo tampoco del mío. Aprovechamos nuestro tiempo para disfrutarlo entre nosotras.
-Si... Creo que eso es lo mejor mi niña... Hay cosas que es mejor obviarlas...-dice al pasar.
-Oye ¿por qué dices eso? -Dije y sonó mi móvil.
Era Andrea, me pedía por favor verla dentro de una hora en su trabajo. Me dio la dirección. Me extrañó escucharla tan agobiada. Me preocupé.
-Amiga necesito que me alcances a un sitio, ¿puede ser?
-Si cariño, te llevo. -Suelta con una sonrisa.
Pastora fue una de las personas que más extrañe cuando regresé a Italia. La veo pagar los cafés y llevar una docena de esos pasteles que tanto le gustan... Ponemos en marcha el coche y cuando llegamos a la dirección indicada, por alguna extraña razón sentía nervios.
-¿Estas segura que esta es la dirección? -Suelta Pastora con sus ojos como platos.
Asiento con mi cabeza, me sentía preocupada y a la vez algo nerviosa no sé por qué.
-Vale amiga, muchas gracias por recibirme -dije abrazandola.
-De nada mi niña. Oye antes que salgas del coche debo decirte algo... -Suelta con algo de preocupación en sus ojos.
-¿Qué sucede amiga? -Dije y sonó mi móvil, era Andrea.- Lo siento amiga. Debo irme. Luego te llamo ¿vale? -Y salí del coche.
Andrea me esperaba fuera, en la vereda esperándome. La abracé y la besé, tres semana sin verla fueron una tortura. La extrañaba demasiado. Fuimos a la cafetería del edificio donde trabaja y me contó lo sucedido.
-¿Que quieres que sea yo una de las bailarinas? Cariño yo no vine por trabajo... Sólo vine a pasar tiempo contigo ya que no has podido viajar a Italia -dije acariciando sus mejillas.
-¿Tu no entiendes que sino me despiden? -Dijo con aflicción- aparte piensa... Estaremos más cerca aún y verás el por qué tu chica aquí es la mejor -suelta sonriendo.
Suspiro resignada ante la batalla ganada por su sonrisa. Es increíble como me puede. Decido aceptar.

Malú:

La discográfica que tengo en Argentina, está en orden. Me quedé un mes allí para realizar un seguimiento completo. Me descuido un poco y aquí todo se convierte en caos. Andrea es la mejor en su oficio. Pero tiene un punto débil, su pareja. Hace una semana atrás me pidió si podía tomarse unos días. Le dije que no, por la simple razón de que no confiaría a ninguna otra persona mi lugar en esta empresa. Si bien no hablamos de temas personales lo poco que me ha contado me hace ver que esta muy enamorada y eso quiera o no, hace que se vuelva un poco ineficaz en su trabajo. El amor y la distracción son sinónimos. Llaman la puerta y me quita de mis pensamientos.
-Si, pase. -Digo desde mi escritorio.
-Malú... -Suelta Andrea desde la puerta.
-Me imagino que ya tienes lo que te he pedido, ¿no? -Dije mirándola fijamente y quitandome las gafas.
Ella traga saliva y la noto algo nerviosa.
-Si jefa. -Suelta con convicción.
-Sabía que no me fallarías -dije aliviada. Un problema menos y resuelto.- Pasame con esa persona si está al teléfono.
-Disculpe mi atrevimiento jefa. Pero la persona que he convocado en estos momentos está en mi despacho. Quiere...
La interrumpo. Se adelantó a todo, y eso me agrada. Aunque me siento extraña por saber de quien se trata. Suena mi móvil y antes de atender...
-Haz q pase a mi despacho. -Dije.
Cojo el móvil y respondo la llamada. Era mi madre. Me levanto de mi cómoda silla y me acerco al cristal con la vista amplia a Madrid. Y mientras daba la espalda a la puerta escuchaba lo que me decía tras línea. Siento que se abre la puerta.
-Vale madre debo colgar. -Dije bajito pero mi madre no entendía el mensaje y me doy la vuelta.
Veo entrar a Andrea, con una sonrisa única. Y veo entrar a la persona que nunca creí que volvería a ver en mi vida...
-Con su permiso jefa. Ella es de quien le hablé, Natalia Ferro, bailarina profesional y coreógrafa y dueña de la academia Flash Dance Style de Italia.
Me quedé inmóvil por unos segundos. Solté el móvil y podía sentir como mis latidos se aceleraban. Ella está igual que yo. Andrea habla y no la escucho.
-Disculpen, ¿ya se conocían de algún lado? -La pregunta de Andrea me hizo volver a tierra.

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