El encuentro

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-¡Joder, que llego atrasada! - Le gritó Alicia a un pobre hombre que, según ella, iba manejando demasiado lento.  

Tenía que llegar en menos de treinta minutos al aeropuerto o perdería el avión. Se dirigía a New Jersey por la boda de una amiga. No era mucho de salir, más que nada se dedicaba a estudiar y estudiar,  a pesar de tener sólo 20 años.  Por eso la idea le entusiasmaba bastante, había pasado tiempo desde la última vez que se tomó un descanso. 

Una vez entrada en el aeropuerto, se dirigió prácticamente corriendo a la puerta 11A, donde tomaría su vuelo. -15 min, alcanzo a llegar.

Cuando por fin terminó todos los tramites y se subió al avión, se dejo caer sobre su asiento - Un poco mas y quedo  abajo.-  El avión despegó y no le quedó más que escuchar música con su IPod, tendría un largo viaje antes de llegar. 

- Robert - Recordó de repente. Robert, Robert, Robert... había sido su primer amor, lo había conocido por internet y habían tenido una muy linda "relación a distancia", con sus 15 años había sentido cosas muy profundas por él. Tardes donde volvía del colegio directamente a Skype, soñando con que algún día saliera de esa pantalla y se pudieran tener el uno al otro.  Sin embargo,  por decisión de ella habían terminado.
Fueron alrededor de 5 meses hablando de amor, de aquel amor intenso y juvenil, soñando cosas con las que uno sueña a esa edad, pero al parecer habían sido "justos y necesarios" para ella. Fue uno de aquellos amores fugaces, sin embargo, el más real que había tenido jamás. El resto de sus amoríos fueron decepcionantes, por ende no había tenido nada serio aún.
Había pasado mucho tiempo sin pensar en él, aún recordaba cómo a través de un mensaje de texto dejó todo atrás, aquel "hasta aquí quedamos, adiós" y dos corazones rotos.  Ella les hizo eso, y dudaba mucho de que él la hubiera perdonado.
Habían pasado 5 años desde entonces -¿Me recordará aún? -pensó ella para sus adentros. -Vamos Alicia, no te lo encontrarás. New Jersey es lo suficientemente grande como para que dos personas se encuentren en el mismo lugar por casualidad. -se decía a sí misma, tratando de convencerse.     

El hecho de estar en la misma ciudad con él la ponía nerviosa, sin estar segura del por qué. Es verdad, ella no había tenido muy buenas relaciones, pero él era una persona encantadora, seguro había tenido una que otra novia y seguro la había amado mucho más de  lo sintió por ella a los 15 ¿o no?
Además, no sabía nada de lo que había sido de él en estos últimos cinco años, quizás tenia novia o estaba casado. Siendo el chico tierno y repleto de amor que recordaba, lo mas probable es que alguna de las últimas opciones fuera cierta. 

Sus pensamientos acabaron cuando el sueño la dominó y solo lo soñó a él, y las cosas que se decían en ese entonces.

"Anoche soñé contigo, estábamos en una plaza tomados de la mano" Le había dicho poco después de comenzarse a hablar. Se lo había y dicho por Skype, con esa sonrisa amplia ojos achinados.

"Eres única para mi, como ninguna otra"

"Te amaré para toda la vida"

"Tengo mucho amor para darte, tienes que ser igual conmigo amor"

Todas esas y más, despertó cuando el avión aterrizó, sacándola de sus pensamientos y volviendo a la realidad. Al fin.

Al bajar del avión, visualizó a su amiga. 

-¡Alicia! - Había gritado al verla.

-¡Rosie!

Se dieron un gran y emotivo abrazo, como todos los de aquellas amigas que no se veían desde hace mucho tiempo.
Rose había sido como su hermana, habían trazado amistad a eso de los 8 años y había sido testigo de todo lo que pasaba con Robert.
Se habían separado hace tres años, cuando ella se mudó por motivos familiares.

-¡Te ves estupenda! Mejor que la última vez que te vi - Le había dicho Rosie.

-Jaja, gracias. Me he estado ejercitando un poco. Tú no te quedas atrás, estás divina.

-Gracias, linda. -La abrazó otra vez -Te extrañé mucho, estoy muy feliz de que estés aquí.

-Y yo a ti, Rosie. Estoy muy contenta por ti. 

-Lo pasaremos estupendo, te lo aseguro. -Miró para atrás. - Oh, ahí viene Josh. 

Josh era el futuro marido de su amiga, lo había visto unas cinco veces debido a la distancia, sin embargo encontraba que era el muchacho perfecto para su amiga. Carismático como ella y siempre la estaba consintiendo, conociendo el carácter de su amiga, debían amarse mucho como para dar este paso a tan temprana edad. 

- ¿Que tal, Josh? - Le había dicho al momento que llegó, Josh venía con dos cafés en sus manos, no esperaba que Alicia hubiese llegado.

- ¡Hola! - Dijo abrazándola impulsivamente - Si hubiese sabido que ya habías llegado te hubiera traído un café.

- No te preocupes, la verdad es que estoy algo cansada y solo me gustaría llegar al hotel.

- Hm, ¿te encontrarás mejor en la tarde? Las chicas querían que saliéramos. Pero si quieres te puedes quedar y salimos mañana. - Le dijo Rosie a su amiga.

- No te preocupes, sólo tengo que descansar.  ¿A que hora pasan por mi?

- A las 21:00.

Después de hablar un poco más y ponerse al día, se pasó a quedar en el hotel y ahí descansó el resto de la tarde. Despertó alrededor de las 20:00 hrs, descansada, reluciente y sin recuerdos de Rob o su pasado.
Se duchó, se arregló y se puso un bonito y corto vertido color turquesa, el cual le encantaba ya que resaltaba su blanquísima piel y su oscuro cabello.
Nunca se sabe si hay un muchacho guapo por ahí ¿o no?

A las nueve pasaron por ella y se dirigieron a una disco, la cual estaba llenísima , había mucha gente por todos lados, bailando y disfrutando de sus tragos. No era que se la pasara encerrada en su casa siempre, solía salir de vez en cuando, pero estar en otra ciudad le hacía sentir seguridad. Podía divertirse por un rato y luego volvería a su ciudad a seguir con su vida.
Cada vez sentía más ganas de divertirse.

Llegó a la barra y pidió unos tragos para ella y las otras amigas de Rosie.  Disfrutaban al ritmo de la música y después de unos minutos ya habían varias bailando al centro de la pista con muchachos que se les habían acercado.
Ella se encontraba en la barra, disfrutando de su trago y observando todo el local. Habían muchas luces, un escenario con un DJ bastante entretenido y mujeres bailando arriba, unos cuantos sillones en una esquina (llenos de gente besándose y haciendo otras cosas, por ciento) y de repente, al mirar en diagonal, se congeló. Una cara levemente conocida la observaba desde hace algunos minutos. Sin duda conocía esos ojos cafés. 

Robert estaba ahí. 


No te marches esta vez.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora