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-Creo que es hora de aclarar nuestra apuesta ¿no?- se giró quedando a pocos centímetros de mi boca, miraba mis labios expectante, sus ojos viajaban de estos hasta los míos.

-Creo que sí-respondí sonriendo irónicamente mientras clavaba mi mirada en sus profundos ojos para intentar intimidarlo. Sin vergüenza alguna, me tomó de nuevo de las manos sonriente, la canción ya había acabado por lo que por fin éramos libres, tiró de mí con todas sus fuerzas mientras sonreía ampliamente, él sabía con seguridad que sería el ganador y no se aguantaba las ganas de restregármelo, divisamos a Mun al fondo de la sala, cosa que no me hizo mucha gracia y pareció que nos dirigíamos directamente hacia él, fruncí el ceño molesto.

-¡Mun!-exclamó alegremente Jimin bajo los efectos del alcohol- Necesito que me hagas un favor importante, mi amigo Jungkook no se siente muy bien... ¿tienes alguna habitación libre para dejarlo descansar?- rápidamente llevé una de mis manos hacia mi sien, masajeándola notoriamente y fingiendo un supuesto dolor, él me miró dudoso, su mirada se paseaba desde nuestras manos entrelazadas hasta mí, analizando.

-Creo que sí...-dijo lentamente y dudando, metió una de sus pequeñas manos en sus bolsillos y sacó una brillante llave- No es muy grande, pero servirá.

-Gracias- Jimin le dirigió una sonrisa y se acercó instantáneamente a su oreja para susurrarle algo que no conseguí oír, los dos sonrieron ampliamente.

Aquello me puso enfermo, esta vez de verdad, tomé bruscamente aquella llave de su mano y tiré de Jimin con todas mis fuerzas arrastrándolo por aquel oscuro pasillo, sabía controlar perfectamente aquellos sentimientos estando sobrio, pero ahora era otra situación, la envidia me carcomía por dentro y nublaba mis pensamientos, lo único que quería era alejar a Jimin de cualquier ser humano en la faz de la tierra, que nadie lo mirara, que nadie más que yo lo tocara, él era mi todo, en ese momento me di cuenta que él era lo único que me llenaba, había sido así durante años, sólo que ambos tomamos el camino equivocado, alejando aquellos sentimientos hacia él, la respuesta a todo aquello era sencilla, aquello que hacía a mi corazón latir desbocado, a mi estómago sentir aquella vibración era tan obvio que hasta un niño pequeño lo entendería, me había enamorado de mi mejor amigo o más bien, siempre lo había estado. Jimin seguía dificultosamente mis pasos debido a la fuerza con la que tiraba de él, recomponiéndose, se puso a mi lado.

-¿Qué te pasa?-preguntó preocupado mientras aumentaba mi agarre sobre su mano, no quería responderle, no quería decirle que odiaba la forma con la que aquel hombre le miraba, devorándole con la mirada, no le diría lo molesto que estaba con la relación que tenían ambos, simplemente quería llegar ya a la maldita habitación y acabar ya con la apuesta del demonio.

-Me habían dado arcadas de verdad, eso es todo- dije sarcásticamente mientras lo miraba de reojo, él no parecía entender así que asintió y pasó una de sus suaves manos por mi espalda para reconfortarme, pero conseguía todo lo contrario, me estaba tensando cada vez más y más. Divisé la habitación con el número que se indicaba en la llave, intenté atravesar lo más rápido posible aquel pasillo en el que se oían toda clase de ruidos proviniendo de las habitaciones, introduje la llave en la cerradura y una vez dentro los dos, cerré de nuevo. Jimin se acercó al pequeño sofá negro que había en la habitación y se sentó, palmeó el hueco a su lado repetidas veces con una sonrisa victoriosa, indicándome que me sentara inmediatamente, obedientemente me senté a su lado.

-Es hora de rendir cuentas-rió- ¿Número total?-exigió seriamente, realmente se había tomado en serio aquella apuesta, sus ojos se habían calmado y se mostraban serios y expectantes, el sudor y el calor que antes desprendía su cuerpo había menguado considerablemente.

· B E T· {Kookmin - Twoshot} // Lemon //Where stories live. Discover now