Parte 2

10 1 0
                                    


Creo que la suerte estaba de mi lado hoy, llego el primer carro vacío, me puse mis audífonos y ignore todo lo que me rodeaba. Todo mi día iba bien por ahora, había visto a mi mejor amiga, eso era suficiente.

Llegué al paradero, ya era hora de volver a mi acogedor cuarto, el único espacio de mi casa donde podía tener la libertad de hacer lo que se me plazca...

Me prepare un sopa instantánea y me fui a mi cuarto, no tenía pensado nada, solo quería dormir y seguir bien, por lo visto mi madre aún no llegaba, eso era bueno.

Por la mañana, todo seguía igual. Un día más te preparatoria, iba a ver a mis amigas, por más locas que fueran tenían parte de mi vida.

Tomé una ducha y me dirigí a la preparatoria, era un día pesado, odiaba levantarme temprano, si por mi fuera me la pasaría todo el día en mi cama.

-Hola, ¿Cómo han estado? Ya las extrañaba.

-Hola Charlize, todo bien, ¿Que tal tu fin de semana?

- Todo tranquilo, pasé a ver a Gretta, seguro que no tarda en venir

Ellas me conocían, teníamos una larga amistad, pero si sabía cómo manejar el asunto, sabían de los problemas con mi madre pero trataba de mantenerlo alejado de ellas, tampoco iba a ir por todos lados dando pena, ¿No? Todo está mal, pero una sonrisa falsa arregla todo...

-Vamos, no quiero llegar tarde a la primera hora

-Vamos

- Y desde cuando tu no quieres llegar tarde Charlize- soltando una pequeña risa-

-Ahora una ya no puede ser responsable.

Al rato llego Gretta, ya que nos sentábamos en grupo, se nos hacía más fácil comunicarnos, al parecer no todo estaba mal, una a una fue contando su fin de semana. Me daba mucha gracia cuando Gretta interrumpía a Ale, la estaba pasando bien, sus ocurrencias siempre me sacaban una sonrisa, podía ser yo misma con ellas. Después de tomar algunos apuntes de la clase, nos fuimos a comer algo, ya que era receso y el día estaba pasable. Nos reunimos con otro grupo del colegio, mis compañeros de salón, todo era chacota, me gustaban estos momentos, donde podía reírme, sin necesidad de fingir. Sabía que después de todo esto seguiré sintiendo el vacío en mi pecho, porque la felicidad solo es por momentos.

Me gustaría sentirme así en todo momento, pero se me hacía tan difícil... O tal vez era que yo solo me complicaba las cosas, hacía que los problemas se vieran más grandes de lo normal, tal vez todo estaba en mi mente y yo no lo quería aceptar.

-Bueno nos retiramos, no queremos llegar tarde al salón, cuídense.

-Adiós.

-Bye.

Después de despedirnos llegamos a clases, ahora todo estaba callado, era relajante, ya faltaba poco para poder salir.

Por la tarde, almorcé con mi mamá, no tuvimos una conversación estable, bueno casi nunca la teníamos, ya me había acostumbrado a lo malo. Intente comenzar la conversación, a veces me gustaría tener el afecto de ella, pero era imposible...

-¿Cómo te fue hoy? –pregunte con un poco de miedo-

-Todo bien, cansado pero bien.

-Oh, que bueno...

Entablar conversaciones eran en vano, siempre terminaría respondiendo con alguna respuesta fría o cortante, ya me había acostumbrado, todo siempre era igual, la misma mierda todos los días. Después de terminar de comer, lave los platos y me fui a mi cuarto, mi pequeño lugar seguro, mi pequeño lugar de tortura.

Sin darme, cuenta me había quedado dormida, ya era tarde, pero había algo extraño, había soñado con algo raro, no me acordaba, solo recuerdo que todo estaba oscuro, por más que intente recordarlo, no pude...

Decidí volver a dormir, tal vez vuelva a soñar con lo mismo y pueda recordar el sueño...

¡Maldito sol!, odiaba no tener cortina, siempre era lo mismo, no quería levantarme pero tenía que hacerlo, el día recién comenzaba, al parece dormir fue en vano, porque no volví a soñar con lo mismo, pero como no tomaba en cuenta mis sueños, me dio lo mismo.

Hoy iba a ser otro día largo, tenía que encontrarme en casa de una amiga, habíamos quedado en hacer un trabajo. Era más que obvio que me iba a estresar, siempre me tocaba la parte más complicada, pero por alguna extraña razón me gustaba, me gustaba solo poner mis ideas y poder expresarme en un simple papel, y como nadie aportaba nada, se me hacía más fácil. Decidí terminar rápido todo y ponerme a leer un libro, era lo único relajante de mi día. Decidí bajar a tomar desayuno, necesitaba ver a mi pequeño.

-Buenos días con todos, ¡Hola mi pequeño!, ¿Cómo estas gordo?

-Buenos días ,-respondieron mi padrastro y mi madre-
-¡Char, char!

Mi pequeño era lo único por lo que trataba de mantener, aunque no fuera hermano de mi misma sangre, lo ama demasiado, tenía gran parte de mi alma, Él era la pequeña luz de mi vida...

Desayunamos, todo estaba bien, como siempre ellos hablaban y yo solo trataba de distraerme con mi hermano, tratar de que no se sienta miserable con esta vida.

Típica historia de amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora