Jade

Capitulo 3.- Desgracia, tras desgracia

Se hizo un silencio realmente incomodo, la subdirectora me miraba enojada, Sergey intentaba contener la risa y yo lo miraba con la boca abierta. ¡Ay! ¿Por qué me tenia que pasar esto a mi? Desde que tengo memoria he intentado por todos los medios pasar desapercibida para que los demás no me molestaran o intentaran meterse conmigo, pero ahora, con esto, todo se ira al tacho de la basura. Los chicos querrán acercarse a el para aumentar su popularidad, las chicas me odiaran por pasar todo el tiempo con el, los impopulares pensaran que vi esta oportunidad como mi escalera a ser popular. Calma, Jade, tu no eres así, ademas ¿desde cuando te importa lo que piensen los demás de ti? Aceptare esto, seré la guiá de  Sergey, pero mantendré las distancia, algo me dice que el sera mi perdición. Desde hoy el esta vetado para ti Jade. Mentalmente le puse un cartel de restringido, prohibido el paso.

Me volví a mirar a la subdirectora que esperaba una respuesta.

-Esta bien, seré la guiá del Señor Smirnov, pero solo seré su guiá dentro del Instituto, fuera de este no me haré cargo, usted sabe que mis notas son lo principal y dedico el 100% de mi tiempo libre a estudiar- le dije, con el mentón en alto. En la frente de la subdirectora estaba palpitando una vena, creo que esta más enojada.

-Esta bien señorita Emerald, pero esto también implica cualquier actividad organizada por el Instituto, dentro o fuera de este, ¿Entendido? - resoplo molesta - Se les han asignado los mismos horarios. Se pueden retirar.

Se levanto de su asiento, nos tendió la mano a ambos y nos dirigimos a la puerta.

-Señorita Emerald, espero que haga bien las cosas, no quiero recibir una decepción. Señor Smirnov, espero que disfrute su estadía en nuestro país- dijo sosteniendo la puerta.

Asentí y salí de la habitación. Una mano me tomo el brazo desde atrás.

-Espera - dijo Sergey a mi oído. ¡Dios! ¿Cómo una voz podía hacer que me estremeciera de esta manera?

Voltea a mirarlo cautelosamente. -¿Si?

-Quería darte las gracias por aceptar ser mi guiá, es muy amable de tu parte -dijo más cerca aún y beso mi mejilla. Inmediatamente me sonroje ¡Demonios! ¿Por qué tenia este efecto en mi? Me molestaba sentirme así. De repente tomo mi mano me llevo por el pasillo, todos nos miraban y se detenían a murmurar.

-¿Donde esta el salón? -me  susurro al oído. No pude articular palabra y solo le indique con mi mano. - Vamos.

Cuando entramos todos ya estaban en sus asientos y se quedaron en silencio, muchos apuntaban a nuestras manos y murmuraban. Creo que no sobreviviré a esto.

Aún de la mano, busque con la mirada a Noah, lo encontré en su el asiento que comúnmente ocupaba al final del salón, no me miraba, algo me dijo que las cosas no estaban bien. Mientras tanto Sergey se estaba presentando y no soltaba mi mano, ¡Me quiero ir! Ya no aguantaba las miradas, quería ir a mi santuario al final del salón, junto a Noah. Necesitaba saber que le sucedía.

Sergey termino de presentarse y nos indicaron que tomaran nuestros asientos, para mi mala suerte Sergey nos llevo al final del salón y el tomo el asiento que siempre ocupaba junto a Noah. No pude hablar con el en toda la clase, por más que lo miraba, el no me miro, estuvo mirando directamente en su cuaderno y dibujaba furiosamente, definitivamente estaba enojado.

Termino la clase y me disponía a recoger mis cosas cuando una oleada humana nos rodeo a mi y a Sergey. Mire al puesto de Noah y vi que ya no estaba, ya iba saliendo por la puerta rápidamente. Intente abrirme paso, pero la gente no me dejaba.

Mientras Sergey se presentaba y conversaba con los demás intente llamar a Noah, pero no me contestaba. Le envié mil mensajes y ninguna respuesta de el.

No lo vi en todo el día y eso me preocupo. Cuando salia el paso rápidamente en su auto al lado mio.

Algo dentro de mi me dijo que era posible que hubiera perdido a mi mejor amigo y no tenia idea porque. Sergey me siguió todo el día, como agradecía que hubiera terminado el horario de clases.

Intentaría hablar con Noah mañana, me tenia que explicar que sucedía, no lo quería perder.

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