En el altar de las cosas sin nombre me encuentro yo, con una sonrisa perversa esperando el momento indicado para poder habitarte sin que puedas hacer nada.
Por las noches te inundo de recuerdos tan anteriores como tu propio nacimiento, te llevo por los laberintos de tu infancia hasta dejarte exhausta de tanto andar. Cuando por fin despiertas te sientes aún más cansada que antes de rendirte al sueño, pero una vez más realizas tus actos cotidianos como una autómata a la que sentenciaron a muerte.
Te hablo todo el tiempo al oído hasta que un día por fin me escuchas, te asusto y me río. Pensas que es propio del stress y la vida moderna, tratas de hacer como si no pasara nada pero ese esfuerzo casi sobrehumano es advertido de a poco por la gente que te rodea. Te das cuenta que tus nervios no son de acero y por las noches te encierras en el baño a gritarme a la cara que te deje en paz.
Has vivido la mitad de tu vida sin problemas, he dejado que disfrutes de todo cuanto se te cruzó en el camino y es hora de darte la herencia de esa madre que no conociste, de la que siempre te has preguntado y la que nunca te atreviste a buscar. Esa herencia soy yo que voy a acompañar tus días y tus noches por el resto de tu vida, yo cuidare de ti y te llevaré a lugares impensados… no tengas miedo aquí estoy.
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Herencia...
PoetryDe una vida sana, cotidiana y tranquila a un viaje por las cavernas insanas de la mente.