Leo

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—Saluden a sus futuros esposos y esposa de mi parte.

"¡¿P-Por qué recalcó lo de 'esposa'?!" El color rojo no tardó en adornar completamente las mejillas del pobre Leo.

—¡¿Q-Qué-?!

~*BOOM*~

Suspiró harto mientras el humo rosado terminaba de rodearlo, estaba cansado siempre ser objeto de burla por todos, en especial cuando se trataba de sus sentimientos amorosos y cuando lo molestaban con eso de "ser tsundere". ¡Ni siquiera lo era!¡Los tsunderes eran Gokudera, G y Error! Y tal vez unos cuantos más, ¡pero no él! Lo peor es que no pensaba que el tiempo vaya a apoyarlo con ello... Suspiró una vez más.

Al despejarse el humo, lo primero que vio fue...

—¿Lasagna?

Exacto, había un gran plato de Lasagna a medio comer frente a él. Al parecer a su yo futuro lo llamaron en mal momento.

—¡Oh, Leo-Kun! —Se sobresaltó al escuchar una voz llamándole, era suave y dulce y también muy tierna. Levanta la mirada solamente para que un fuerte sonrojo invadiera sus mejillas.

Del otro lado de la mesa en la que se encontraba pudo ver a una azabache de ojos rojizos terminando de comer un plato de su misma comida. ¿Por qué el sonrojo? Simple: era alguien a quien le tenía mucho aprecio y conocía muy bien...

—¡¿Y-Yukiko...?!

Así es, señoras y señores, nuestra querida y tierna Yukiko Hiiragi se encontraba terminando su almuerzo en ese mismo momento, pero no la azabache que todos conocemos, sino su versión de diez años en el futuro: alguien más madura y... a quien engaño todos sabemos que en el fondo sigue siendo la misma Yukiko.

—Hola, ¿qué te trae por aquí? —pregunta lo más normal del mundo.

—P-Pues, l-le querían preguntar algo a nuestros yos del futuro y... aquí m-me tienes —responde algo avergonzado, debía aceptar que en el futuro se veía bie- "¡No, Leo, no! Concéntrate y deja de pensar en Yukiko"—. P-Parece que aparecí en mal momento.

—Oh, jeje, eso parece... ¿quieres un poco?

—N-No, gracias, no tengo hambre...

Un silencio incómodo apareció de la nada, al parecer esa mala costumbre de aparecer cuando estaban ambos solos no había cambiado. Pasaron un rato antes que Yukiko hablara:

—C-Creo que ya recuerdo lo que pasó... y seguramente te quedarás aquí por... quince minutos.

—O-Oh... Ya veo...

Y así el silencio incómodo volvió en seguida, joder, en serio era molesto no decir nada y dejar que todo se volviera incómodo de la nada, incluso Leo ignoró totalmente el hecho de que se quedaría más tiempo de lo normal allí e, inconscientemente, comenzó a comer del plato frente suya para tratar de distraerse: debía admitir que el platillo estaba exquisito, pero paró de comer al instante en que escuchó una pequeña risa salir de los labios de su acompañante.

—¿D-De qué t-te ríes? —preguntó tímido.

—¿No dijiste antes que no tenías hambre? —Fue allí cuando se dio cuenta de la estupidez que había hecho y dejo los utensilios al instante, completamente rojo, sentía que debía disculparse—. Si te gusta, come; hay más de donde vino esa porción... ¿Está rica?

El cuarto volvió a quedar en silencio mientras la mayor esperaba la respuesta del castaño, pero no era para nada incómodo, era más... familiar. Luego de unos momentos, Leo asintió:

En el futuroWhere stories live. Discover now