''A veces miramos tan cerca de donde estamos que ignoramos todo aquello, que aunque este lejos, nos rodea. Nuestros actos, afectan indirectamente todo lo que nos sucede, y aunque no lo pensemos, el destino no nos sorprendería si le prestáramos más atención. No sabemos exactamente que nos va a suceder al pasar de los días, el ayer, el hoy y el mañana nos acompañan matutinamente. Pensamos si lo que hicimos ayer está bien o mal, que haremos hoy para arreglar o continuar lo echo, y que pasara mañana con nuestros actos del día de hoy. Tal vez existen pocas personas que no comprenden la frase ''no pienses demasiado'', o quizás, todos lo hacemos. ''
Fue lo último que escribí en mi diario antes de llegar a Seúl.
Tenía que hacer un viaje de Daejeon a Seúl, tardaría alrededor de una hora según mi mamá quien estaba ansiosa por verme. No recordaba exactamente qué fue lo último que le dije por teléfono, pero esperaba ansiosa el verla. No es que la hubiese extrañado mucho, más bien, extrañaba que me regañara por llegar tarde a casa, o que simplemente me retara por pequeñas cosas. La razón de mi anterior viaje a Daejeon fue para visitar a mis parientes y despejarme de todo. Anteriormente había entrado a la universidad pero termine viajando, quería tomarme un tiempo para arreglar asuntos en mi vieja ciudad. Y así, después de solucionar mis problemas personales y familiares, regrese a Seúl con el fin de estudiar negocios internacionales, sinceramente era mi última opción. Me había dormido en el tren después de media hora de haberme subido, pero en cuanto me desperté, pase la otra media hora que quedaba escribiendo, cosa que hago para perder el tiempo, y a veces, para no escuchar a los demás.
En cuanto el tren se detuvo supe que había llegado a Seúl, baje en cuanto vi a mi madre con un cartelito que decía mi nombre― ''poco disimulada''― pensé. Sabía que lo había hecho apropósito, ella sabe muy bien que a mí no me gusta que las personas me miren o que se me acerquen demasiado, lo hizo con el fin de que yo bajara rápidamente del tren y se lo quitase de las manos, cosa que llamo aún más la atención de la gente ― ohh ma , acaso no puedes hacerme pasar más vergüenza ―. Le dije mientras le quitaba el cartel de las manos ―Vamos Eun hye, no es para tanto solo son unas... diez personan que te observaron bajar―. Me resigne a levantar una ceja y mirarla a los ojos. Note una pequeña silueta correr por el lugar, enfoque mi vista y note que era mi pequeño hermanito, repito ''pequeño hermanito de quince años''.
― ¿acaso ese chico no tiene códigos? ―Dije antes de que me abrazara por la espalda y me respondiera ―¿No puedo venir a saludarte? ―. Tome mi valija y me limite a saludarlo. No sabía exactamente que era mejor, estar en Daejeon con mis abuelos intentando resolver mi vida, o más bien, estar en Seúl soportando a mi madre y hermano menor mientras mi padre decide volver a la hora que se le encante a casa. No me importaba, simplemente quería dedicarme ese año a estudiar y estudiar, mientras más horas pasara en la universidad, menos horas faltarían para recibirme y tener mis propias cosas. Pero como ya lo había escrito, el destino nos sorprende, nos choca de frente como un colectivo sin freno y sin previo aviso. Y así fue...
''Mientras más te presiones no llegaras a conseguir lo que quieres, se supone que debemos disfrutar lo que nos rodea, pasar tiempo y a la vez esforzarnos en conseguir nuestros sueños, logros y demás cosas... ''
Suelo escribir ese tipo de frases en mi diario para conseguir un aliento de misma... realmente irónico.
Esa mañana tuve que levantarme temprano y destaco que me costó bastante hacerlo. El año anterior, había tomado la costumbre de levantarme lo más tarde posible, y luego, ir a molestar a mi mejor amigo de la infancia en Daejeon. Pero con el correr del tiempo se había tornado aburrido, y aunque no me gustara del todo , el cambio de despertarme temprano para intentar hacer algo productivo, me estaba ayudando a salir de la rutina. Llegue a la facultad y no le preste mucha atención a las personas que entraban por la puerta principal, aunque muchos se sientan a ver quiénes son la carne nueva dispuesta a ser devorada por los profesores, yo más bien, prefiero ir a tomar mi asiento lo más rápido posible y poner mis útiles en forma. Una de mis viejas amigas de secundaria , asistía a mí misma facultad, era su primer año y reiteradas veces me había propuesto sentarse al lado mío. No me había quedado más opción que decirle que sí, ya que no conocía a nadie y aunque me gusta pasar tiempo sola, debía encontrar con quien sobrevivir en la universidad. Los primeros días me había propuesto a tener todo en orden y forma, todo parecía estar avanzando normalmente. Sin embargo, en la segunda clase de matemáticas si no me equivoco me había sentado en frente de toda la clase, sin encontrar a Se yong (mi vieja amiga de secundaria). Por lo menos, al alcance de mi vista no se encontraba, trascurrió la clase normalmente hasta que el profesor propuso resolver un trabajo en grupo, al lado mío, se encontraba una chica de pelo castaño bastante arreglada y con lentes, parecía ser bastante inteligente. Me miro y sonrió, al mismo tiempo me dirigió la palabra ― ¿Quieres formar grupo? ― mi mente, peso varias maneras de negar la propuesta e ir a buscar a Se Yong, aun así respondí ―No hay problema, pero necesito encontrar a una compañera antes ―. Trágame tierra, no se la razón de porque no negué fácilmente su solicitud, negar es mi mayor virtud, pero no sé si fue su sonrisa o su cara de desesperación lo que me hizo ceder. Segundos después de mi respuesta, Se Yong apareció de la nada― Eun hye, acá estas, te busque toda la clase ¿desde cuándo te sientas tan en frente? ― Demasiadas palabras para una oración― pensé. Luego de una charla entre Se yong y la castaña, a la que no me había molestado en pedirle el nombre por fin termino la clase, no me había aburrido tanto en años. Se pasaron hablando de bandas y cosas que yo desconocía, y para la cereza del postre Se yong se había vuelto muy amiga de la castaña.
Salí del curso buscando un lugar donde relajarme mientras tuviera tiempo, faltaba alrededor de una hora para mi siguiente clase. Camine hasta el predio verde, conocido por ser el único patio natural que debía haber en toda la universidad, el resto están llenos de cemento y cosas artificiales hechas por el hombre. Tome mi mochila y la deje a un lado mientras me sentaba en el primer banco que encontré, me acomode y respire hondo antes de sacar un libro. Por fin, después de varios días podría leer en paz, en cuanto leí las primeras líneas Se Yong apareció por detrás con miles de hojas llenas de cálculos sin sentido ―¿Cómo es que no entendió nada? ―pensé brevemente al ver sus hojas, no la discriminaba ni nada pero no había resuelto bien ni siquiera el primer ejercicio ―Es que la clase avanzo muy rápido ―. Se excusó varias veces, yo simplemente me limitaba a respirar y seguir explicando lo que se dio en clases.― Algún día voy a lograr tener un tiempo libre...Si no desapruebas hoy, lo harás mañana a este paso...Para que estas estudiando en esta universidad si no te gusta― todas esas frases pasaron por mi mente al escuchar a Se Yong quejarse de todo lo que pasaba a su alrededor, simplemente necesitaba un salvavidas, y momentáneamente, parecía ser yo la única persona que tenía oídos y cero palabras para ella, me daba pena, pero no podía hacer nada al respecto, solo tratar de ayudarle en lo que podía, siempre y cuando estén dentro de mis posibilidades. En cuanto vi mi celular me di cuenta que se me había pasado la hora y tenía que entrar a la siguiente clase, se lo recordé a Se Yong quien estaba tratando de entender mi diagrama chino. Entonces recibí un mensaje: ''volviste a Seúl y no eres capaz de pasar por mi casa''. Mi mejor amigo lo había enviado. Le respondi :''en cuanto salga de clases nos encontramos en la plaza de siempre'' , a lo que él me dijo:''genial tienes que conocer a una persona''. Habíamos acordado encontrarnos en la vieja plaza en cuanto yo saliera de la universidad, cosa que sería bastante tarde.
La noche estaba hermosa y a mi gusto, ni tan fría , ni tan cálida, con pequeñas brizas y en el cielo se notaban las estrellas, pensaba en cómo sería volver a ver a mi grupo de amigos después de mi no anunciada partida a Daejeon, esperaba simplemente que no estuvieran enojados por mi repentina desaparición de Seúl. Por otro lado sabía que volver a verlos involucraba volver a ver mis miles de problemas que deje sin resolver antes de irme, mis miles de secretos que habían quedados congelados y también sabía que ellos me involucrarían nuevamente en el club de danzas de hip hop, lo veía todo venir, lo veía todo caer nuevamente en mis manos. En cuanto llegue a la plaza nos lo vi en donde habíamos acordado, recorrí la plaza de punta a punta sin ver rastros de sus pobres almas, acudí a mi celular como toda persona del siglo XXI, no pasaron ni dos minutos antes de que me respondieran :''estamos cerca perdón por el retraso''. La verdad no me parecía raro de que tardaran tanto en venir, siempre lo hacían y parecía que no habían cambiado la costumbre.Me senté en un banco a esperar que llegaran tome mi celular y comencé a jugar sudoku, me pregunte porque nunca me di el gusto de descargar un juego. Comenzaron a tardar más, hacía ya diez minutos del último mensaje, pero no me preocupe ya que podían retrasarse hasta media hora, hablando de sus límites normales claro. En cuanto me di cuenta no había más personas en la plaza, lo último que recuerdo es haber sacado el celular y recibir un mensaje de mi mejor amigo que decía ''salí ya de la plaza'', luego sentí una mano en el rostro que me apretó fuertemente hasta que no vi nada más que negro.

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最後の言葉 (saigo no kotoba-la ultima palabra)
Ficțiune adolescențiHa-eun hye es una chica de 19 años que asiste Universidad en Seúl y estudia negocios internacionales. Allí conoce a Kang-Yong ha en su primer año de facultad, por su inteligencia y sinceridad de alguna manera se enamora de él, pero a medi...