Japón era realmente entretenido cuando se podía disfrutar a solas, además que gustaba de la cultura otaku, así que era como si Seungcheol volviese a su niñez. Las luces, los locales, era todo tan perfecto que ni en sus sueños podría hacer memoria de aquellos días en el país vecino.
Habían pasado dos días desde que había viajado a Japón, curiosamente Siyeon dejó de enviarle mensajes yeso era raro pero prefería que fuese así, ya que deseaba estar en calma, aunque las pesadillas continuaban y era siempre lo mismo, pero lo bueno de todo era que las llamadas, al menos por esos días habían terminado, más recibía mensajes de su manager, alentando sus días.
En el hotel, Seungcheol se encontraba comiendo una fuente con fideos ramen, bastante picantes pero quería aprovechar de los momentos a solas, más si su mayor que le cuidaba, había ido a comprar algo para su futura esposa, ya que al termino de las promociones, el manager contraería matrimonio.
Veía la televisión aunque aún le costaba un poco el idioma pero al menos sabía de lo que hablaban.
No obstante, su móvil sonó, ya estaba acostumbrado a que era su manager, su loca ex novia, familia o simplemente fans que averiguaban su número móvil—si es que eso era un fan—. Tomó del aparato y lo dejó a un lado, era su ex novia, así que continuó comiendo mientras que la melodía seguía anunciando la presunta llamada; no le importó aunque fuesen tres llamadas continuas. No le interesaba en lo más mínimo, o eso quería aparentar.
— Vete al demonio.
Cambió el canal y como era de suponer, se levantó del sofá hacia la cocina, dejó todo en el lava trastes, luego regresó a tomar el móvil pero no quiso devolver el llamado. Sin embargo, escuchó como algo se quebraba en su cuarto.
Seungcheol era un tanto cobarde por lo que se quedó en medio de la pequeña sala, un poco asustado. A pasos lentos se dispuso en avanzar, por lo que pronto dio con la puerta, no recordaba haber dejado cerrada esta, aunque ya era costumbre olvidar si apagaba algo o si cerraba una puerta.
Al abrir la puerta, se encontró con todo en orden, inclusive no había ninguna evidencia de algo roto, todo al contrario. Suspiró echando atrás su cabeza, estaba imaginando tantas cosas, pero por segunda vez escuchó un ruido en el apartamento. Giró de una forma exagerada, pero se armó de valor para ir en dirección a la sala.
— ¡Si es una broma, es la peor! —gritó con el ceño fruncido, temblando un poco—. Quien quiera que sea... Ya salga—. Su tono de voz se fue apagando de manera ligera mientras que miraba hacia la puerta de la cocina.
El teléfono volvió a sonar, los vellos quedaron de puntas mientras que se acercaba al teléfono pero al tomarlo, cortaron la llamada. Era su manager, por lo que suspiró algo más calmado, para así devolver la llamada, pero este teléfono estaba fuera de servicio.
El pelinegro solo dio una queja en voz alta, estaba muy paranoico con todo, no podía descansar de su propia mente y eso si que era tonto de su parte.
Creyó que había imaginado los sonidos por lo que restó importancia a la cocina y tan solo prefirió tomar una ducha y ya dejar tanta niñería mental que tenía.
Estando en el baño, se desvistió tirando todas las prendas al piso; ni siendo idol era ordenado. Mientras que el agua caía, se vio en el espejo, estaba algo ojeroso y más pálido que de costumbre, era como ver a un desconocido. Seungcheol, sin más, ingresó al baño, sintiendo esa agua recorrer su cuerpo por lo menos unos minutos para asearse como correspondía; necesitaba dejar que esas ideas locas se fueran por el ducto de la ducha.
Pronto salió con una toalla cubriendo desde su cintura hacia abajo y sin más caminó hasta su habitación, en donde no tardó ni diez minutos en vestir, pero antes de hacer de sus cosas, escuchó el timbre de la morada.
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Fan ; Jicheol
HorrorUn ídolo juvenil que derrocha popularidad y problemas; por otro lado un fan que haría "lo que fuese" por su más grande inspiración. ¿Qué sería capaz de hacer un fanático por su mayor admiración? ¿Qué sería capaz de hacer Jihoon por Seungcheol? ...