I La ceremonia perfecta

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Los Loreto y los Ferrato estaban esperando la llegada de la futura pareja, ambas familias estaban felices por unirse gracias al matrimonio de sus únicos hijos. Creían que era lo mejor que les podria pasar, se acoplaban de forma perfecta como el dia y la noche.

   Los demás invitados en su gran mayoria inversionistas o socios se impacientaban por la tardanza de los protagonistas de este evento. Algunos temian que la novia se hubiera arrepentido pues Alexander Ferrato tenia fama de conquistador, la lista de amorios era tan grande como los granos de arena contenidos en un reloj.

   El novio fue el primero en llegar, se veia algo despeinado, todos podrian asegurar que tuvo en un encuentro fugaz con Teresa, la secretaria de su padre, una mujer de veinte años de mirada coqueta con un cuerpo envidiable pero sin haber acabado el bachillerato, con principios de pudor escasos.

   El reloj marcaba las doce en punto del medio día, según los calculos de Clariza Loreto su pequeño retoño deberia estar entrando por esa ostentosa puerta dejando a más de uno perplejo por su belleza. Sus ojos azules tan claros como el mismisímo cielo habían sido pasados por su padre através del código genetico. Su piel era clara, el cabello lo tenia hasta la altura de la cadera, lacio y sin horzuelas. Fisicamente era bastante normal tenía unas piernas torneadas y un busto mediano al igual que la cadera.

   Juliana Ferrato desconfiaba de Aniza Loreto, su madre había robado el amor de Flavio Loreto, sino fuera por ella Aniza seria su hija, o quizas no hubiera existido, a ella no le agradaban las niñas las creía muy inmaduras.
Pidio a una de las sirvientas que buscara en la habitación que le habian asignado para arreglarse.

   Alexander se puso a pensar por primera vez, el retraso de su prometida no era normal al igual que el collar en forma de corazón que tenia grabado en la parte posterior las iniciales A y A propias de sus nombres, encontrado a escasos metros de la habitación donde había estado con Teresa.

   Esperaba por el bien de Aniza Loreto que su tardanza se debiera al hecho de que las mujeres simpre se tardan hasta para pedir una pizza y no porque lo haya dejado plantado, de ser así ella no volveria a sonreir pues el se encargaria de hacer su vida miserable.

   La sirvienta mandada por Juliana entro anunciando que la novia no estaba en la habitación ni en ninguna parte de la mansión pues el vestido y algunos accesorios fueron encontrados en distintos lugares lo que hace suponer que se fugo envuelta en la cortina del pasillo faltante.

   Los murmullos no se hicieron esperar, los invitados habian acertado, Aniza Loreto no se convertiria en el títere de las dos familias ni mucho menos en la cuernuda de Alexander.

   Los padres de Aniza estaban avergonzados, la educación de su hija no habia sido suficiente.

   Christian Ferrato sabia que el único culpable de este infortunio era el tonto de su hijo, seguramente lo habian descubierto con su secretaria sin embargo Alexander seguia siendo su hijo así que tenía que aparentar no saber nada y culpar a la pobre muchacha fruto del amor de los Loreto.

   La mansión de los Ferrato se convirtio en la comidilla del momento, era increible que la ceremonia perfecta que tanto vociferaba Juliana terminara siendo el trago más amargo para la susodicha.

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⏰ Última actualización: Dec 29, 2016 ⏰

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