❀ KyungSoo se ha empeñado en aprender a cocinar, pasa sus ratos libres aprendiendo y es JongIn quien tiene que probar todos sus exóticos platillos. Pero los miembros no pueden dejar que JongIn siga haciendo esas descabelladas demostraciones de amor...
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Cuando KyungSoo despierta esa mañana, lo hace sin muchos ánimos en algún tiempo. El estar en medio del caos que es su vida actualmente lo ha aturdido bastante, desde la filmación de su película, la firma de contrato y revisión del guion que le enviaron de la que será su siguiente película, las entrevistas y programas de variedades que debe atender para promocionar Hyung; todo eso sin contar que debe tomar vuelos para los conciertos de EXO.
Por primera vez en mucho tiempo KyungSoo quisiera mantener los ojos cerrados y acurrucarse entre las sabanas hasta que el cuerpo le dijera que era suficiente reposo por ese día. Así que se gira sobre su acolchonado y abraza una de las almohadas entre sus brazos con fuerza, cerrando más los ojos para que la molesta claridad no lo alcance y se acomoda la cobija hasta el cuello porque es Diciembre y hace mucho frío.
ㅡ Hyung, KyungSoo hyung...
La voz de JongIn susurrando su nombre lo hace volver a la realidad una vez más cuando ya estaba entregándose al sueño. Escucha su llamado y decide que hacerse el dormido es lo más conveniente si quiere permanecer en su cama. Pero estaría mintiendo si dijera que no esperaba que JongIn al no escuchar respuesta, se las arreglara para despertarlo.
Sintió otro peso sobre su colchón y no pudo evitar suspirar cuando las manos de JongIn se acomodaron suavemente sobre su cuerpo, sobre su cintura para ser exactos, lo rodeó con la diestra mientras se acomodaba por completo detrás de él y se pegaba centímetro a centímetro a su fisonomía.
Lo escuchó respirar a la altura de su nuca y KyungSoo tragó saliva, su corazón comenzó a bombear sangre más rápido y aunque era un poco tonto para muchos, aquel simple gesto por parte de JongIn significaba el mundo para KyungSoo.
ㅡ KyungSoo Hyung...
Las manos del moreno comenzaron a hacer estragos sobre su estómago, las yemas de sus dedos marcando ligeros caminillos invisibles sobre la camiseta que llevaba puesta, amenazando con bajar más de lo debido sobre su vientre y convertir aquel simple gesto en algo más, mucho más interesante.
KyungSoo se removió sobre su pedazo mientras enunciaba su nombre con naturalidad, girándose sobre su lecho con algo de dificultad hasta quedar completamente de frente a JongIn, que le regalaba la primera de sus sonrisas del día. Una de las más bonitas, como cada que amanecía, JongIn siempre se las arreglaba para tener lista una sonrisa para él, un atisbo cuando estaban molestos por alguna estupidez, cuando los invadían los celos y hacían como que no se importaban y se dedicaban a mirarse de reojo. KyungSoo nunca salió del departamento sin una sonrisa de aquel chiquillo tan precioso.
Sus manos se colaron hasta su estrecha cintura y acarició el hueso de su columna vertebral en el proceso, regresándole el gesto del cosquilleo sobre su piel que lo hacía estremecer. A KyungSoo le gustaban mucho las facciones de JongIn, el brillo singular de sus ojos cuando lo miraba directamente a ellos, la manera en que sus labios regordetes se fruncían para hacer un puchero exclusivo para él. Y sus mejillas ligeramente sonrosadas cuando KyungSoo se apresuraba a besarlos.
