。«2. ¡Un verdadero admirador secreto nunca revela su afecto!»。

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—¿Qué cosa? —cuestionó el joven de cabellera oscura.

En sus brazos, el presumido pero tierno felino, se mantenía a gusto con las pequeñas caricias que le esparcía su dueño por la pancita.

—¡N-nada! —dijo Keyla.

Luego se incorporó, sonriendo leve sin despegar sus ojos de su Adonis.

El joven notó el interés de la chica en su mascota, por lo que dejó de mimar al gato. Como respuesta, recibió una mirada de reproche del animal.

—He notado que observas mucho a Mr. Ruru —empezó el chico—, ¿te gustan los gatos, López?

—¿López? ¿Por qué me llamas así? Dime Key.

—Lo siento, es la costumbre —Rió leve para alzar a Mr. Ruru en su dirección—. Tenlo, Key.

—¡¿Qué?! ¡¿Po-por qué?!

Keyla estuvo tentada a tomar al gato por una milésima de segundo. Pero recordó los sermones y los pañuelos llenos de mocos de su madre. También esas manchas que le salían a la mujer, por el cuerpo, cada vez que la pelirroja llegaba con pelaje de gato en la ropa y, por supuesto, empezaba la alergia.

Además, su mamá solía aprovecharse cuando estaba en ese estado para obligar a Key a ser su sirvienta personal; acción que significa una tortura y más para una adolescente paranoica con la cocina.

—Pensé que querías acariciarlo un poco. Mr. Ruru es un gato muy aseado, aunque a veces se la pase jugando con las bolsas de basura del colegio.

—Él no juega con las bolsas de basura, sino con Ignus —comentó Key.

—¿Ignus? ¿Hablas de nuestro profesor de matemáticas?

Ella asintió y sonrió con complicidad. Se inclinó hacia el joven, con una sutil risita con malicia.

—El otro día, Mr. Ruru le escondió la calculadora entre la basura y el profesor estuvo por unas horas buscándola...

—Hm. Eso explica porqué llegó tarde a clases.

—Sí, ¡Mr. Ruru es un héro-!

—¡Gato malo! ¡Esas cosas no se hacen! —reprendió Teo soltando al felino, en el acto. Éste por su parte, observó a Keyla con frialdad antes de salir corriendo a esconderse entre los arbustos.

—Pero... ¿qué?

—Ya regresará. Últimamente está muy rebelde.

«Creo que... he metido la pata. Key eres una idiota ¡Un gran cabezota de idiotez!» Se golpeó el rostro como castigo. «¡Maldita sea, Key! Esa mirada ¡estoy segura que ahora me odia!» Lloriqueó internamente.

Gracias a Mr. Ruru | EG 1 [VC: Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora