Rey de enero

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 Cada año, a finales de diciembre, se seguía la misma tradición de hacer limpieza masiva en el hogar, colgar kadomatsu-ornamentos de bambú que se ponen en la entrada de las casas, usualmente para representar la longevidad- como decoración, y pasar los días hasta enero con las familias.

—¡Hajime-saaaan!

—¡T-te vamos a echar de menos!

—... Todos los años igual... ... Ya podéis soltarme.

Daba igual cuantas veces se repitiera aquella despedida; los más jóvenes de Six Gravity siempre se agarraban al moreno como si les fuera la vida en ello, con las risas de Haru al fondo.

Y es que para Hajime no era diferente, pues cada año él tomaba la misma ruta, aunque no siempre de la misma manera pues si bien adoraba estar con su familia, había momentos que se le hacía tan sumamente estricto y aburrido que necesitaba un respiro de la manera más literal posible. Además se venía encima el mes que representaba y no podía evitar sentirse más responsable de lo que ya solía ser.
Razón de porqué era habitual que se escapara de casa en esas fechas.

A veces lo hacía solo, otras con Yuki si se daba la ocasión de que la chica visitara a su familia en Navidad. 

O, con alguien a quien cogió -demasiado- cariño en los últimos años.


—¿Les despistamos...? —Había preguntado el de ojos morados, que estaba intentando recuperar el aliento después de semejante carrera.

—Aah... Creo que sí. —Aunque Shun estaba casi igual, él por su parte no pudo evitar reírse. Siempre le harían gracia las escapadas de Hajime y en las que por supuesto sería cómplice.
El moreno pudo incorporarse y caminar con tranquilidad, una vez que su respiración se normalizó.

—Ahora nos vendría bien "tu magia" si queremos estar tranquilos.

—... Fufu~ ¿Eso es que Hajime me necesita?

—En este momento, sí.

—¡¡Hajime me necesita!!
El peliblanco no tardó dos segundos en activar su "modo fan", cosa que a la que Hajime ya se acostumbró, pero aún no sabía cómo actuar en esos momentos. Por lo que sólo lo ignoraba.

Aunque a veces deseaba no tener que hacerlo.

—Ven conmigo. —Sin darse cuenta había tomado la mano del contrario, logrando que Shun se ruborizara un poco. Tonto no era, así que le devolvió aquel apretón y le siguió.

—¿Podemos considerar esto una cita?

—... Cállate. Sólo vamos a pasear.
Hajime había logrado ruborizarse, y daba gracias a que no le estaba mirando en ese instante.

En esos momentos no hicieron nada especial más que dar una vuelta y ver las decoraciones que estaban por las calles de Tokyo. Aunque para el peliblanco era casi un momento mágico por el simple hecho de poder estar al lado de Hajime.

Pasaban minutos, horas, y el líder de Six Gravity pensaba que ya era hora de volver pues se tomó un más que suficiente descanso.
Durante el camino ambos hablaron de cosas triviales, a veces hasta tonterías que haría dudar a cualquiera de la edad que tenían ambos. Y fue entonces cuando el moreno supo que quería ser sincero, por una vez, con el de ojos verdes.

—Oye, Shun.

—¿Si?~

—Que... sólo quería... darte las gracias.

—¿Eh...? ¿Por qué? —Si bien siempre adoraba cualquier halago que podía venir de su adorado Hajime, en ese momento tuvo que pestañear, confuso, pues no lo entendía.

—... Porque donde hemos llegado hasta ahora, todo lo que hemos hecho, ese concierto... No podría haber sido sin vosotros, sin ti. No... no sé expresarlo con claridad, lo siento... Pero, por eso, gracias, Shun.

El peliblanco sólo pudo sonreír tontamente, de paso intentando ocultar su expresión entre la bufanda y el cuello de su chaqueta.

—Fufu... Cuando te pones así eres mi debilidad. —Hizo una pequeña pausa. —Y te digo lo mismo, Hajime. Gracias. Y pienso agradecértelo tooodos los años. ~

Aunque no contestó a aquello, el moreno por una vez, sonrió. Una sonrisa sincera, de las pocas que tendría. Luego alzó la cabeza, mirando aquel cielo lleno de estrellas, sólo pensando que estaba pasando los primeros minutos de año nuevo con el líder de Procellarum. Y lejos de molestarle, le causaba una sensación cálida en el pecho que le era muy agradable.

—Feliz año nuevo, Shun.

—Feliz año nuevo, mi rey...
Shun apretó su mano con cariño, pues ambos aún seguían agarrados, y sin intención alguna de soltarse.

No tardaron demasiado en llegar al hogar de los Mutsuki, donde su madre estaba esperándole en la entrada, y que tanto Hajime como Shun saludaron. Antes de entrar, Hajime miró al líder de Procellarum.

—Oye... ¿Quieres quedarte a cenar? Mi madre ha hecho osechi.

—... Me encantaría...

—¿Y por qué no se queda para siempre?

—¡Mamá!

Shun no podía evitar reírse ante la situación. Porque si fuera por él, se quedaría toda su vida con Hajime.
Para el rey de enero no era diferente, pues en el fondo, quería estar siempre, siempre, junto a él.


Y sus dedos entrelazados, hablaban por ellos:
"Eres especial para mí."

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Esto es, como quien dice, una idiotez de historia. Pero me hacía ilusión escribir sobre ellos y sobre todo, aprovechar para felicitaros el año.
(Y, sí, el final está basado en la película de Mulán, pero no he podido evitarlo...)

Espero que os guste y, ¡feliz año nuevo! 

Rey de eneroWhere stories live. Discover now