Es una gran verdad, que la mayor parte de las personas conoce, que una navidad está llena de felicidad y regalos, claro, pero también está llena de magia.
Érase una vez un pequeño niño, llamado Nick, un niño que no era denominado como 'normal', solía hablar con objetos inanimados, como sillas o cubiertos, y siempre encontraba diversión en ello.
Sé que se pueden preguntar ¿Dónde está lo raro en eso?, puesto que cualquier niño pequeño suele hacer tal acción, sin embargo Nick tenía 10 años, y aunque algunos creían que este tenía una enfermedad mental, esto era completamente erróneo, porque ¿Qué persona con una enfermedad de este tipo aspiraría siempre a tener las mejores calificaciones de su clase?, y a pesar de que se llegue a creer que una persona así siempre es presumida con sus compañeros de clase u otras personas, Nick nunca fue así; siempre intentaba compartir con todos, ya sea o alimentos, tareas o cualquier otra cosa que pudiera regalar fácilmente.
Aun así todos seguían burlándose de el por su extraño pasatiempo y solo para su desgracia se aprovechaban de él explotando su perspicaz cordialidad.
Así las cosas pasaron los años y con ellos oscuras navidades, en las cuales no había un espíritu en el que los niños creyeran que podrían obtener regalos, solo salían a cantar villancicos y regresaban a sus casas, haciendo al 25 de diciembre como cualquier otro día.
Sin embargo esto cambió gracias a Nick, y cambió para bien, tras cumplir 16 años se dio cuenta de que las nuevas generaciones no se llegaban a divertir nunca, ni siquiera en Navidad, época en que al menos él se empeñaba por mostrar una sonrisa, así tomó un saco y echó sus mejores juguetes a este y comenzó a repartirlos a sus pobres vecinos, que consideraba que eran puros tanto como él quería ser algún día.
Y así siguió repartiendo juguetes, ropa u otros objetos que sabía que podría gustarles a los niños que los recibirían, haciendo alegres todas las navidades posteriores, hasta que Nick cumplió 100 años, algo que en esa época parecía imposible, pero sucedió y un poco después llegó la hora de la muerte de Nick, que había llevado la paz y la felicidad a toda la región, y aunque muchos creían que nadie iría a su funeral debido a su forma de ser tan más extraña, asistieron cientos de personas. A todas las que les había regalado algo para una Navidad, y no solo eso, si no que llevaron los regalos que este les había hecho y con mucho cuidado los depositaron en su tumba en señal de respeto.
Nick había muerto, pero claro está seguiría siendo recordado como la persona más noble que se había conocido.
Desde entonces, se dice, cada navidad logra verse a Nick viajando por los cielos, repartiendo regalos a los niños puros, que sabría que algún día serían personas de buen corazón.
Pero claro, se preguntarán ¿Quién soy yo para narrar esta historia?, pues es algo simple, mi nombre es Nick, aunque a ustedes se les ha enseñado a llamarme Santa Claus.
Fin
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Historias de navidad
RandomLa navidad es una época de regalos, magia y alegría, pero también es una época que da mucho que contar. Aunque claro, sus historias solo pueden ser contadas en estas épocas, así que disfruten de estos relatos navideños(o el intento de) escritos por...