Superstición.

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Chanyeol es el tipo de chico que es sumamente supersticioso.

No le gustan los gatos negros y trata de tapar sus ojos cuando encuentra uno en su camino, tampoco camina debajo de las escaleras, mucho menos pisa las líneas que aparecen en la acera porque no gracias, quiero que la espalda de mi madre permanezca intacta, también cuida no tirar la sal en el suelo cuando cocina porque eso es de muy mala suerte aunque los japoneses digan que sirve para purificar el hogar, eso y otra muy larga lista de cosas que Chanyeol realmente no hace o se asegura de no hacer para que su suerte permanezca intacta y su vida no tenga complicaciones.

Por eso cuando rompió su espejo jugando a rebotar la pelota en su habitación supo que nada bueno saldría de eso, porque joder, eran siete años de mala suerte a la persona que rompía uno y él no se sentía capaz de vivir con tantos años sin suerte.

Se lamento enormemente, investigo en internet métodos para evitar su destino trágico pero no encontró nada funcional o al menos nada que pareciera normal para hacer.

Lo supo la mañana siguiente cuando sólo de despertar sus pies se enredaron en las sabanas cuando trataba de bajar de la cama, haciendo que se diera directo contra el suelo sin piedad alguna. Y eso no fue lo único, al estarse bañando, por primera vez en sus tres años viviendo sólo el agua se corto, dejándolo medio enjabonado y completamente a ciegas en el baño, y eso no era todo, sino que de camino a la escuela, por obra y gracia del espíritu santo a una señora se le ocurrió tirar un balde de agua de dudosa procedencia desde su balcón justo cuando él iba pasando sin detenerse a mirar abajo para verificar que nadie estuviera pasando por ahí. El resultado fue desastroso.

Y nada más de entrar a la universidad su amigo se lo hizo saber.

—¡Joder, Chanyeol, hueles como la mierda! — El chico alto y de cabello rubio se tapó la nariz en clara señal de desagrado puesto que su nariz era terriblemente sensible a los olores. —¿A caso pasate todo el fin de semana jugando ese juego friki y olvidaste bañarte?

—¡He sido maldecido, Sehun! — Chanyeol de inmediato le lloriqueo a su amigo y se lanzó a los brazos de este aunque el rubio lo detuvo a medio trayecto, alejándolo de su impecable vestimenta.— ¡Y Overwatch no es para frikis!

—En primer lugar tú y yo haremos una larga visita a los baños de la escuela y ahí me contaras todo porque mi compañero de asiento no va a apestar a aguas de drenaje. Y en segundo lugar esa cosa es para frikis al igual que tus otros juegos raros.

Como si de un niño pequeño se tratara, Sehun lo tomó por el cuello de la camisa y lo arrastro por todo lo largo de los pasillos ante la mirada de algunos curiosos alumnos a los que su amigo sólo les gruñía porque no estaba de humor gracias a que su pobre olfato estaba siendo perturbado  a causa de su mejor amigo.

Ahí en el baño, Chanyeol le contó toda su desgracia a Sehun, con lujo de detalle y un poco de exageración. Y después de usar el jabón que normalmente todos usaban para lavarse las manos y de meter su cabeza en el lavamanos para lavar su cabello con ayuda de su amigo bastardo que casi lo ahoga dos veces ya que"este es tu castigo por ser tan tonto y hacer sufrir a mi nariz", Chanyeol quedó medianamente presentable y ya no olía tan mal. Claro, esto gracias a que el rubio le vaciara todo el contenido de su loción encima porque maldita sea, Chanyeol, acabatela todo a ver si así dejas de oler tan mal.

—¡Siete años de mala suerte! ¡No voy a sobrevivir ni una semana, Sehun! Oh por Dios, probablemente un camión me aplasta mañana o me caiga un piano encima, uno nunca sabe, ¿Y si muero intoxicado por algún alimento?

Sehun solamente se dedicó a poner los ojos en blanco porque cuando Chanyeol se ponía nervioso empezaba a hablar y hablar y no había poder en el mundo que le cerrara la boca. No a menos que le propinaran un buen golpe en la cabeza como el rubio lo hizo.

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