Aveugle

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Era una noche despejada. La Luna, más clara a cada momento, iluminaba las calles oscuras, con ayuda de los postes de luz que emitían una incandescencia pobre y amarilla.

Wu YiFan acababa de salir de la Universidad, sus mocasines negros resonaban en el asfalto cada vez que caminaba. Escondía las manos en los bolsillos de su abrigo negro para cubrirlas del frío, y como era costumbre en el, murmuraba un par de maldiciones.

¿Por qué el mundo estaba repleto de personas maliciosas y perversas? ¿No podía encontrar una sola mirada que no reflejara lujuria? Agradecía que pronto terminaría sus estudios de medicina y podría ejercer como doctor. Ya no tendría que verle la cara a sus pervertidos profesores ni a sus inútiles compañeros.

Suspiró.

El mundo era una mierda, Wu YiFan era una mierda y tú también eres una mierda.

A los hombres de hoy en día no les agrada la timidez, no les gusta la nobleza y la hipocresía era simplemente parte del manual de la vida. Cada persona en el mundo, por lo menos en el mundo de YiFan era un pedazo de porquería. El joven estudiante se encontraba con un sinfín de almas insufribles y resentidas a cada esquina.

¿Por qué debería tener algún respeto por los hombres y mujeres que lo rodean? ¿Acaso iban a retribuir su amabilidad con actos similares? Pero por supuesto que no. Es por eso que YiFan ofrece siempre menos de lo que puede dar. Se niega rotundamente a prestar una mano amiga a una inherente alma humana que está dispuesta a arrancarle el brazo entero.

-¡Ah!- YiFan andaba tan metido en sus propios pensamientos, que nisiquiera se percató que vino corriendo en su dirección, un muchacho, un niño de ligerísimos pies y estatura pequeña. Mismo niño que había chocado contra él y por poco le hace perder el equilibrio.- ¿Qué no miras por donde caminas?-

El niño levantó la mirada. YiFan se aseguró de hacer notas mentales para no olvidar su rostro, en terminos generales, describiría rasgos tales como: «,pelo lila o gris, corto», «pestañas largas», «boca
grande, color granada», «piel color miel», «ojos... hermosos»

El pequeño le sonrió.- en realidad no.- Y golpeó un par de veces el suelo con su bastón blanco.

YiFan abrió la boca para contestar, pero las palabras no salían de su boca. ¿Ese pequeño era ciego? Vaya... esta vez si que había sido un poquito insensible con sus comentarios.

-Señor.- Habló de nuevo el niño con vos templada.- ¿No ha visto a mi perro por aquí? Es un labrador, se llama Marianelo.

YiFan sonrió, como no lo había hecho en años. ¿Qué clase de nombre era ese?

-Lo siento, no lo he visto.-

-Oh... Bueno gracias de todos modos y perdón por las molestias.-

Antes de poder marcharse, el pequeño fue suavemente sujeto por el brazo.

-¿No lo irás a seguir buscando a estas horas o si?-

El niño hizo un puchero.- Es que si no lo encuentro no sabré como llegar a casa...-

YiFan levantó una ceja.- Vendrás conmigo.- Dijo con rudeza.

-¿CÓMO?- El pequeño casi se infarta.

Wu soltó una risa ronca.- Sí, vamos, indicame donde queda tu casa y yo te llevaré.-

-H-hm...- pareció dudarlo un poco pero al no tener otra alternativa terminó por acceder.- Está bien... Gracias señor.

-YiFan.- El más alto le ofreció su brazo al pequeñín, este lo tomó agradecido.- Tu nombre.- Ordenó.

El chico que mantenía la vista fija a la nada sonrió.- Soy MinSeok.

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⏰ Última actualización: Dec 16, 2016 ⏰

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