Según mi registro, los recuerdos, lo vivido, yo tengo 18.
Todavía siento sangrar mis rodillas las veces que caí aprendiendo a montar bici, aún recuerdo a mi amiga Angela, prometiéndome detrás del cuarto de las colchonetas no contarle a mi mamá que me trague las candongas que me regaló por mi cumpleaños, a ese niño que prometió siempre cuidarme mientras me empujaba de cabeza por el resbalador del jardín. Ya me imaginaba que sería de mí.
En el colegio fue menos, aunque nadie en realidad se quedaba a amanecer. Desde entonces ya sabía, lo mío no era volar, era caer en el intento.
También tuve catorce y soy todos mis llamados de atención. Por las veces que me salí del salón por salvar a las palomas, según yo, de morir de inanición. Por todas las veces que me queje por las planas sin sentido de un acuerdo ya prescrito entre el profe y su programa. Por esconderme entre los árboles con mis "amiguitas", para cantarles si venía la profesora mientras ellas se besaban con los chicos del salón.
Soy mis desaciertos de secundaria. Los regaños de mi madre por llegar un poco ebria y nunca ordenar las cosas solo por fastidiar a mi hermana. Soy yo diciéndole a un chico: "no necesito que me entiendas, mucho menos que te explique, te regalo mis escritos, no te asustes por favor".
Mi cédula dice 18, pero en lugar de años , creo que tengo heridas o lecciones. No lo sé, no soy buena decidiendo. Solo queda no pensar.
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PEQUEÑO MUNDO DE CONTRADICCIONES
PoetryPapá siempre dijo que la mejor manera de desahogar el alma, era escribiendo. Hoy más que nunca le creo. Nunca he sido buena con las palabras, pero me gustan. No me gustan muchas cosas, pero las disfruto. Un pequeño mundo de contradicciones, eso so...