Segunda a la derecha (Jesús y Daniel Oviedo)

Capítulo 3

He salido de casa, Emma y las demás viven a un par de manzanas, justo al lado del "Olimpus" el pub a donde saldremos hoy. Es sábado, y últimamente está saliendo bastante gente allí.
Y he decidido coger el tren, por comodidad y simplemente porque me niego a ir caminando con zapatos altos más tiempo de lo necesario.
Me gusta muchísimo el oufit que me ha elegido mi hermana, aunque ni de lejos me queda como le quedaría a ella.
Faltan 10 minutos para que salga el tren y estoy llegando a la estación, por mucho que lo intente ahora mi mente solo puede pensar en aquel chico, ni siquiera sé su nombre, en la nota que dejó en el libro, en su nerviosismo mirando el reloj, o su cara totalmente ruborizada.
La señal de que el tren está apunto de salir, me despierta de mis pensamientos.
Y justo cuando me dispongo a entrar, como por arte de magia, lo distingo entre un grupo de amigos, posiblemente el mismo de ayer.
Se percata de que inevitablemente lo he mirado y ya ambos dentro de el tren, me sonríe.
Me ha reconocido.
No sé por qué me siento tan intimidada de repente, pero aprovecho para disimular enviando un mensaje por el grupo en el que están mis amigas:
Yo: ¿Me esperáis en la estación?
Marta: Ya estamos en el Olimpus, es fácil de llegar ¿lo recuerdas no?
Genial! Ahora tendré que ir sola hasta allí, tampoco me acuerdo exactamente de el camino pero me las arreglaré, no voy a hacerles venir a buscarme para volver a ir.
Yo: Sí, en 10 minutos estoy ya ahí

Después de bajar en la estación, dejo que el grupito avance por delante de mí, y les sigo a algunos pasos de diferencia.
Me percato de que vamos a llegar a un cruce en el que se dividen dos calles, a sí que, antes de quedarme sola y confusa sin la menor idea de por dónde era, me acerco hasta el chico de ayer, o el que creo que es, ya que su hermano gemelo también está allí. Y tocó su hombro, rezando en voz baja para que sea el y no su hermano, mientras todos los demás observan la escena.
- Perdona... Creo que hoy la pérdida soy yo - Y sonrío tímidamente - ¿Sabes dónde está el Olimpus?
- El Olimpus... - Se para a pensar - Segunda a la derecha
Y me parece que está pensando lo mismo que yo, como si esto lo hubiera vivido, exactamente igual.
Hasta que caigo, que ayer le di la misma indicación.
- ¡Qué casualidad! - Suelta entre risas
Demasiadas casualidades... Pienso yo.