CAPÍTULO 1.
Esa mañana me desperté tranquila. Unos pequeños rayos de luz se colaban entre las persinas, aquellas que cubrían unas grandes cristaleras desde la que se veía todo Francia. Me levanté y me miré en el espejo. Menudas pintas; moño a lo alto de la cabeza, pijama de Hello Kitty y pantuflas de conejitos. Más que 18 años parecía que tenía 13. Me acerqué a las cristaleras y subí las persianas, pude contemplar la Torre Eiffel iluminada por el Sol de las 9 de la mañana. Me quedé con la boca abierta. Por la noche había llegado a las 12, entre que estaba dormida y era de noche, no me dio tiempo de ver nada. Por suerte mi padre cogió una de las mejores habitaciones de este hotel. Total, para el tiempo que me iba a quedar aquí…
Me giré rápidamente y vi que no había nadie, sonreí y cogí mi iPod. Puse ‘Payhpone’ de Maroon 5. Comencé a bailar como una loca mientras cogía la maleta, la abría y sacaba la ropa que me iba a poner hoy. En medio de la canción, sonó mi teléfono. Me acerqué a la mesita de noche y cogí el teléfono, desbloqueé poniendo mi contraseña y descolgué.-¡Buenos días dormilona!-Me gritó Jane desde el otro lado del teléfono. Jane, metro setenta, largas piernas y una de las mejore bailarinas de todo Londres. Pelo hasta el final de la cadera, largo y ondulado, lo envidiaba.
-Demasiado tarde Jane, ya estaba despierta.
-¿Cómo se amanece en Francia?-Dijo un poco celosa.
-Pues con una cristalera gigantesca y la Torre Eiffel delante de mis narices, ahora te paso una foto.
-Joder tía, que suerte…
-Sabes que vengo aquí por estudios.
-¿Estudiar? Marie, ¿qué coño vas a estudiar con una cámara de un pastizal por las calles de Francia? Eso se llamar turismo. ¡TU-RIS-MO!
-Turismo con una cámara que vale más que tu tutú.-Ambas comenzamos a reirnos.
-¿Cuándo vuelves?
-El viernes.
-¿Hoy es…?
-Lunes Jane, lunes.
-¿HOY ES LUNES? ¡TIA QUE TENGO LAS CLASES DE BAILE! Te dejo, nos vemos el viernes, te voy a recoger al aeropuerto, ¿vale?
-Despistada…Vale, adiós. Te quiero.
-Y yo, aunque me des celos.Colgó.
Puse la cámara, le saqué una foto a la Torre Eiffel y se la envié a Jane. Me senté en la cama y acerqué la maleta a mis piernas, la abrí y saqué el forro de la cámara. Hacía tiempo que no la utilizaba, llevaba todo el año estudiando y no me daba tiempo para estar sacando fotos. Fue un regalo de mi prima, y me costó lo suyo conseguirla. Una preciosa Nikon D3100 con un objetivo de repuesto, un ojo de pez, y el Flash. Yo con eso me bastaba para trabajar. Le di a encender, me había asegurado la noche anterior de dejarla cargada, hizo el típico pitido de encendido y me acerqué la cámara al ojo. *CLICK* Foto. Guardé la cámara en el forro pero este lo dejé por fuera. Me cambié el pijama por unos tejanos claros, unos botines cortos marrones y una camiseta de tirantes rosa coral. Solté mi pelo y para mi suerte se quedó con el mismo ondulado que ayer. Cogí la cámara y con la misma salí a la calle.
Saqué fotos de cualquier tontería que te pudieras encontrar, una panadería, gente comiendo, la Torre Eiffel, el río Sena de lejos, tiendas y más tiendas, chicos guapos…etc. Cogí el taxi y me acerqué hasta las orillas del Sena, donde podías coger una barca. Me acerqué al borde de un pequeño y estrecho paseo de tablones de madera y me puse a sacar fotos, con la mala suerte de que alguien pasó a mi lado y me empujó. Le dio tiempo de agarrarme a mi por el brazo, pero a mi cámara no. La cámara calló al agua y se hundió léntamente. Me giré con las lágrimas en la cara para ver la cara al pedazo de subnormal que me empujó. Seguí la vista de su mano hasta llegar a su cara. Su cara también era de sorpresa.-Dios, perdona. Por favor perdóname perdóname perdóname.
-¿Sabes cuánto cuesta esa cámara?-Dije mientras él seguía agarrándome el brazo y me fijaba en sus facciones de la cara. Hoyuelos, ojos claros, cejas finas y labios perfectos. Joder, encima era guapo.
-Menos que me vida, pero más o menos. Por favor perdóname, fue un incidente, no te había visto.
-Pues ponte gafas chaval, que la cabeza no está para llevar el pelo escarola ese que llevas.-Le dije. Y mentí, tenía unos rizos perfectos, parecían de peluquería.
-Déjame recompensártelo , te invitaré a cenar o algo, lo que quieras.
-¿Me comprarás otra cámara?
-Hombre, eso ya se verá. Monada, que no me sobra el dinero.-Sonrió. Vale, creo que me acabo de convertir en un polo y me acabo de derretir.
-Pues me invitas a cenar. Hotel ‘’La Vie’’, en la esquina de la Torre Eiffel, a las 8. Sé puntual. Toma mi número.- Le apunté el número de teléfono en un papel y se lo di.
-¿A las ocho y puntual? Como mande la sargenta. –Me reí. El también lo hizo. Por un momento me había olvidado de la cámara que me daba la vida.
-Sí. A las ocho.
-¿Puedo saber tu nombre?
-Marie…Marie Levine. ¿Y tú pelo escarola?
-Harry. Harry Styles.
-Pues encantada, Harry Styles pelo escarola. Me tengo que ir, ¿vale?
-Nos vemos esta noche.-El pelo escarola me cogió de la mano y se acercó a darme un beso en el cachete. Tendría que estar roja como un tomate, al alejarse sonrió y se fue caminando.
Al momento miré hacia el río, ni rastro de la cámara.