Su llegada siempre era inesperada. Nadie suponía nada de que él ya estaba aquí, trayendo objetos para la niña a quien cuido con su vida durante todo este tiempo.
— ¡Señor Sesshomaru! —exclamo a lo lejos la pequeña Rin. Mirándola, nota la presencia de alguien más. —...Esa humana. —la nombro en su mente al fruncir entre cejas. — ¡Cuñado! —un extraño puntazo, sintió en alguna parte de su interior, fue tan raro que apoyaba la palma de su mano en el lado del corazón.
Cuando ambas mujeres se le acercaron, el entorno que se sentía no era nada bueno. Kagome no entendía absolutamente nada y Sesshomaru al observar la vestimenta de aquella mujer, sin dudas supo que ya se estaba acostumbrando a esta época.
—Toma, esto es para ti. —hablo secamente al entregarle un pequeño regalo a la niña.
— ¿Qué es? —interrogaba Rin antes de abrir la tela que envolvía el obsequio. —Ábrelo—le había ordenado.
Al ir abriéndolo, el regalo se trataba de dos collares que tenían unas piedras relucientes entre el color rojo y el violeta. — ¿Dos collares? —repitió en su mente la azabache.
— ¿Para quién es el otro? —volvió a preguntar la niña. Estaba confundida, volteo hacia atrás para ofrecerle inocentemente uno de los collares a la miko.
— ¿Para mí? —cuestiono percatada, al ver como Rin asentía con la cabeza, ella lo acepta con mucho gusto. —Gracias, Rin. Y gracias también Sesshomaru.
— ¿Gracias? —frunció el ceño al oír esa palabra. Muchas veces la había escuchado decir esa palabra, todavía no se acostumbraba a ser tan agradecido de las cosas que hace por la pequeña. Se sintió observado por unos segundos ¿Qué estaba esperando ella? Al parecer, el tenía que responder a ese agradecimiento. —D-De nada. —comento con voz frívola.
— ¿Es verdad que te quedaras una vez más, señorita Kagome? —interrogaba Rin, con una mirada tan esperanzada. Viendo como la joven se agachaba para apoyar su mano en la cabeza y solo para darle una simple e agradable respuesta.
—Claro que si, Rin. —respondió al sonreírle. —Me quedare hasta arreglar algunos asuntos con Inuyasha.
El demonio trato de no escuchar ese nombre. No pudo evitarlo, su oído quería ser un chismoso. Dándole la espalda a ambas, comenzó a dar unos pasos para tomar distancia. Obviamente, la niña y la miko notaron su caminata, estaban acostumbradas a que haga esta clase de cosas...Siempre se iba sin avisar y regresaba de igual manera.
— ¡Sesshomaru, espera! —escucho esa voz femenina otra vez, ni siquiera se volteo. Apenas había ingresado una parte del bosque. — ¿Qué quieres? —cuestionaba secamente e frío.
— ¿Podemos hablar? Necesito saber algo...—le contestaba Kagome al mirarlo de forma melancólica.
— ¿Sobre qué?
—Sobre nosotros, te siento más distante que antes. —comentaba la miko, respondiendo la pregunta. Estaba triste. —Antes hablábamos un poco más, ahora solo te vas sin decir nada.
—Veo que ya te acostumbraste a pertenecer en esta época. —la miro de reojo, notando el kimono que ella utilizaba, una mezcla entre rojo y blanco.
— ¿Eh? Pues sí, dentro de poco me casare con Inuyasha. —comentaba al reír nerviosamente. — ¿Vendrás? —interrogo.
— ¿Es necesario que vaya o que me presente? —contradijo con una mirada que te hacia causar escalofríos.
—Sí, eres el cuñado, eres su medio hermano...Eres una parte de la familia, Sesshomaru—contesto Higurashi, al ser honesta.
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Egoista
FanfictionDisclaimer: Los personajes de Inuyasha no me pertenecen. Aclaraciones: One-shot, clasificación K+, posiblemente un AU, Sesshomaru x Kagome x Inuyasha. Summary: Lo que menos se esperaba de sí mismo es, desear algo que ya le pertenece a otra persona...