Primera vez.

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El primer celo era el más fuerte en la mayoría de los casos, eso es lo que siempre había escuchado, justo cuándo mi presentación terminó de manera impecable, camine como si no sintiera una extraña presión en mi pecho y un enorme calor instalándose en mi vientre, pase rápidamente hasta donde tenía que escuchar mi puntuación aunque realmente no sabia lo que pasaba a mi alrededor, Yakov notaba el nerviosismo que trataba de esconder y cuando escuche mi nombre por parte de Yakov no pude evitarlo, mis ojos se llenaron de lágrimas y mis mejillas tomaron un bello color rojo.

-Me tengo que ir... - apenas pude pronunciar para después emitir un pequeño gemido.

Corrí, alejándome de Yakov de un salto, corrí lo más rápido que pude hasta los vestidores pero para mi mala suerte estaba el maldito puerquito y Viktor ahí, iba a correr una vez más pero las piernas me traicionaron tirándome al suelo, pronto escuché unos pasos acercarse y la estúpida voz que tanto odiaba resonó cual timbre en mi cabeza.

-¿Yurio te encuentras bien?- la estupida voz de yuri me hizo gruñir - estás rojo, ¿Te sientes mal?

Había un dulce aroma en el aire, a quien quería engañar era más de uno, podía oler al montón de alfas de todo el lugar por primera vez y no me gustaba. Viktor tenia el bello aroma de rosas. Un aroma tan erótico y embriagante que haría que cualquiera, ya sea omega o alfa cayera ante él.

-Yuuri~ ¿Traes tus inhibidores de celo?- Viktor hablo por fin dirigiéndose al tonto nipón quién se sonrojó como el inservible omega que era.

Pero cuando escuche la voz de Viktor mi cuerpo reacciono por si sólo, me arquee un poco soltando un gemido suave y después cubrí mi boca avergonzado.

- H-Hai - Le escuche balbucear cosas en japonés, cuándo estaba nervioso eso hacía.

Tenía la mirada borrosa pero pude ver como él cerdo saco de una mochila color azul cielo una jeringa con un liquido transparente y eso me puso nervioso, no me gustaban las estúpidas inyecciones.

-No... No me toques maldito cerdo- alcance a balbucear con suplicante, me sentía ridículo, débil... Pequeño.

- Yurio tienes que confiar en Yuuri,  él sólo quiere protegerte de los estúpidos alfas calientes de allá afuera- murmuro Viktor con su estúpida voz melosa -ire por Yakov, debe llevarte a tu departamento enseguida-

Vi a Viktor salir disparado del lugar, esperé con ansias a que la puerta se cerrara para gemir en voz alta, Yuri se puso rojo ante el gemido e inyecto el inhibidor cuándo estuve distraído.

-Tal vez vomites o te duela la cabeza, pero es mejor que ningún alfa detecte el olor- me dedico esa sonrisa que tanto odio y se sentó en la banca que estaba frente a mi -Me quedare aquí... No podría dejarte solo-

-Gracias- dije secamente, era la última vez que dejaría que el cerdo me viera de esta forma tan vergonzosa.

Las puertas se abrieron de par en par dejando ver a un Yakov con la cara llena de miedo, entro con una enorme manta con la cual me envolvió, me ayudo a ponerme de pie y abandonamos la habitación.

Los pasillos parecían interminables y todos se enlazaban forzosamente en el pasillo principal, así que los medios, los participantes y algunos entrenadores notarían mi deplorable presencia.

Escuché los aplausos, terminaba una presentación más y todo mundo lo aclamaba, Jean Jaques Leroy, puse los ojos en blanco cuándo lo ví llegar al centro de la pista haciendo esa estúpida seña con sus manos pero cuando regrese la mirada él me estaba viendo fijamente, parecía preocupado, ¿Pero porqué? ¿Por mi?.

-Yuri, tendrás que estar en casa hasta que el celo termine, quiero que descanses, te liberes un poco sabes... Vuelve con la frente en alto- Yakov abrió la puerta trasera de su auto y me ayudó a subir.

Cuando estuve dentro me recoste en el asiento, los asientos eran de piel y el carro era recién comprado así que tenia ese aroma característico a auto nuevo qué me estaba haciendo marearme un poco pero lo que terminó por hacerme sentir peor fue sentir como poco después el auto comenzó a moverse, los movimientos hacían que la cabeza me diera vueltas pero aun peor estaban viniendo demasiadas cosas a mi cabeza. No me preocupaba el dormirme en el trayecto pues sabía que Yakov me cargaría hasta dentro de la casa, tenía confianza en él así qué estaba bien.

Era mi primer medalla de oro y no había podido recibirla cómo era debido por ser omega, una vez más estaba recordándome que no podía ser feliz, que los omegas eramos solo soñadores quiénes no merecían probar el triunfo.

Mire mi manos con ellas cubrí mi rostro reprimiendo los sollozos que querían escapar de mí, que clase de hombre sería...

- Pequeño, te conozco desde mucho tiempo atras... Está bien si lloras, puedes descansar conmigo... Soy cómo tu familia, no tienes que tener miedo o- Yakov sintió su corazón estrujarse cuando en el retrovisor pudo ver el rostro de Yuratchka llenarse de lágrimas para después llorar a moco tendido gritando cual maldición pasase por su cabeza.

Cómo alfa, Yakov pasó por celos que duraban un día o dos, eran fuertes pero nada que lo tumbara como hacía con los omegas. Agradecía tanto al cielo de que esos tiempos ya hubieran terminado pero no le gustaba ver al cachorrito que tanto cuidaba así, sí por él fuera tomaría su lugar pero no era tan fácil.

El llanto llego en buen momento pues ayudó a que el pequeños cachorro se cansara y pudiera descansar durante en resto del viajé.

Yakov podía jurar que más de una vez sí escucho el nombré de Viktor salir de esos pequeños labios que temblaban, de verdad que Yuri odiaba ser omega.

- Cuándo lo encuentres a él, seguramente cambiarás un poco de pensar- Yura dormía profundamente así que no se inmutó ni un poco, Yakov ya tenía una idea de quién podía ser así que apenas dejará al cachorrito en su casa le llamaría.

- Beka- Fue lo último que susurró el pequeño y tembloroso Yura.

¿Podrás enamorarte de mi?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora