Capítulo dos.

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—Y... ¿Qué tan horrible fue estar con Taehyung, amigo mío? —Pregunta con una sonrisa burlona, mientras el mencionado sólo suelta un bufido molesto que hace reír más a Jimin. Obviamente se había tragado sus palabras, escondiendo la cola como un perro cobarde después de haber dicho tantas mentiras de aquel castaño.

—¿Cómo la pasaste con Yoongi, amigo mío? —Jungkook decidió jugar el mismo tonto juego, obviamente omitiendo la parte en la que hizo un muy buen amigo y no se arrepentía de nada —¿Está mal si shippeo Yoonmin?— El azabache rio bajito al notar el débil golpe que su compañero le soltó en el brazo. Jimin era propenso a sonrojos por cualquier cosa, aunque en este caso decidió callar, pues no era Yoongi quién producía mariposas en su estómago.

Y a fin de cuentas, Taehyung no era tan malo como Jungkook pensaba, tan sólo... Un poco más apartado de la gente, pero por lo demás todo bien.

¿Qué había de Yoongi? ¿El mejor amigo de Tae? Tal vez él debía conocerlo bastante, llevaban muchos años juntos como amigos.

Jungkook mientras tanto, pasaba su fin de semana mejorando en el videojuego donde Taehyung le había dado una completa paliza, decidiendo aprender unos cuantos combos para impresionarlo y decir que él sin duda era el mejor. Quería tener el privilegio de ser el mejor frente a todos.

(...)

Era día lunes, hace poco que había llegado a su sala, así que acomodó su mochila y sus cosas encima de su mesa, la cual compartía con Hoseok, el chico pelinegro con una sonrisa bastante carismatica. Lo que notó fue que ese día Taehyung venía con el pelo teñido de castaño, a uno salmón, con unos pendientes negros bastante bonitos en cada oreja. Ese estilo no se le veía nada mal para ser él; le quedaba increíble.

Habían quedado el miércoles con la excusa de terminar el trabajo, solo que ambos sabían que estaba más que acabado. Por una parte, a Jungkook le agradó esa propuesta, tenía el suficiente tiempo para volver a mejorar en ese juego y así, podría presumir e impresionar al chico.

Todas las clases pasaron bastante rápidas, haciendo que las ocho horas de clases se hicieran como unos cuantos bloques de materias y nada más. Como siempre el azabache esperaba a Jimin a la salida, pero éste siempre se despedía primero de Yoongi, cada día más meloso con él.

Se adelantó a un callejón, en donde vio algo bastante curioso; la mayor golpiza que pudo haber visto, y el que lo recibía era... ¿Taehyung?

¿Qué podía hacer contra eso? Tenía un cuerpo bastante tonificado, iba dos veces por semana al gimnasio, pero esos tipos eran bastante más grandes que él, más fuertes y... Más.

¿Podría defender a un tipo que no le importaba en lo más mínimo? Pensaba que le gustaría que hiciesen lo mismo por él, no podía quedarse a brazos cruzados mientras un chico estaba retorciéndose de dolor.

-—¿Qué te pasa, imbécil?— Intentó sonar lo más rudo posible, mientras los cuatro tipos le dirigieron una mirada con completo odio.

—¿Y tú quién eres para responderme así, marica?— Uno de los chicos se le acercó despacio, listo para golpearle tanto como pudiera, pero siquiera al lanzar el primero puñetazo, Jungkook le esquivó.

—Pegas como niña, ¿qué mierda? —esas palabras salieron involuntariamente de su boca, a lo que al procesar lo que dijo, supo que se arrepentiría hasta el fin de su vida. Jeon, qué idiota eres.

Apenas logró propinarle un puñetazo al chico que se le acercó, los otros tres fueron a encararlo, dejando sin alternativas; menos opciones.

En menos de cinco minutos, ya lo tenían sangrando de distintas partes, hasta lograron que escupiera sangre, y no paraban.

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⏰ Última actualización: Mar 30, 2018 ⏰

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