— Sólo ten cuidado... Hay ramas algo filosas.— Yoongi rió al ver mi expresión, realmente en esos momentos no me apetecía algo de exploración, pero no podía negarme. No ahora que el se veía tan animado al respecto.
— Hyung. ¿Dónde estamos? — Alegué mientras caminaba un poco más rápido, dejando atrás unas cuantas montañas de nieve, pequeñas aunque para mi altura fueran gigantes. Dejé de divagar entre pensamientos cuando YoonGi volteó hacía mí.
En ese momento juraba que cualquier rastro de oscuridad, cualquier indicio de tristeza podría desaparecer cuando sus oscuros ojos se cerraban y las esquinas de su boca se elevaban en una dulce sonrisa. Mi estómago se sentía revuelto y me faltaba el aire, siempre me pasaba cuando Yoongi hyung estaba cerca, sólo su presencia tenía ese efecto en mi.
— ¡Jimin! Sigo siendo mayor que tú, así que ponme atención.— Sus pequeños y pálidos dedos frente a mi cara hicieron que volviera a la realidad aunque siempre hubiera estado en ella.
— Te estaba escuchando, lo prometo.— Asentí repetidamente alzando la mano derecha como señal de veracidad.
— Veamos... ¿Qué estaba diciendo? —Apretó sus finos labios en una linea recta mientras sentia sus orbes verme directo a los ojos. Sin saber cómo, el nerviosismo se apoderó de mi, y no pude hacer nada más que reafirmar mi garganta soltando balbuceos sin sentido alguno.— Lo sabia, tonto.— En un segundo pudo propinarme un golpe en el costado de la cabeza, llevé mi mano hacia el sitio afectado sobando un poco y abultando inconscientemente mi labio inferior en el acto.
— Lo siento Hyung.— Jugué con mis manos incapaz de verlo todavía, pero todo mi ser se relajó al escuchar su melodiosa risa golpeando el frío viento.— Esta bien... Solo no seas tan bobo y mira.— No dejaría que pensara que no me interesaba de nuevo, por lo que mi vista fue directo al frente. Mi boca se transformó en una "o" inevitablemente, el sitio era hermoso, absolutamente hermoso.
Un espacio vacío, lleno de nieve con árboles gigantes alrededor, ocultando el majestuoso paraje, parecía que un aura brillara alrededor. A unos cuantos metros, pude ver un espacio con agua congelada; No dudé en ir corriendo hasta ahí, reflejándome en el duro hielo.— ¿Cómo... Cómo descubriste este lugar? —Cuestioné con una sonrisa gigante mientras volvía a dirigir mi atención a Yoongi.
— No sé Jiminnie.— Encogió sus hombros restándole importancia y procedió a sentarse en la nieve, de manera rápida llegue hasta él e hice lo mismo.— Sólo caminaba y vi estos árboles, ¿sabes? Se siente como un lugar secreto... ¡Puedes creer que no había huellas de ningún animal!
Extendió sus brazos y sonrió de esa angelical manera. Y de nuevo esa sensación en mi interior haciendo que temblara por momentos.
— Es muy bonito...- Analicé el entorno girando la cabeza, descubriendo nuevas cosas con cada pequeño vistazo.— ¡Mi árbol favorito! — Me puse de pie, casi tropezando hasta llegar al grande e imponente tronco.
Habían ramas sobresalientes y cuando comenzaba a mirarlas con detenimiento una silueta delgada se hizo presente en mi campo de visión. Yoongi batallaba, escalando hasta llegar a una gran rama.
— Creo que eso no es una buena idea.— Ladeé la cabeza y negué suavemente, los debiluchos brazos de él no aguantarían el áspero follaje.— Baje de ahí hyung, va a lastimarse.— Me acerqué un poco más y como predije, en mis odios retumbó un grito agudo y el sonido de algo cayendo a la nieve.
Mi rostro formó una expresión de terror y recorrí la pequeña distancia hasta llegar a él.
— ¿Te lastimaste? Dejame ver.— Olvidé por completo las formalidades y me agaché hasta quedar a su altura. Era algo gracioso porque la mitad de su cuerpo se encontraba bajo nieve, lo único que podía ver era su pálido — y hermoso — rostro con pequeñas pecas y su labio inferior completamente abultado, como si quisiera llorar. La preocupación volvió a mí, pero no duró mucho al escuchar sus risas de niño pequeño.
— Esa fue la caída más épica que verás en tu vida.— Protestó apenas entendible gracias a los constantes hipos que su risa causaba.
Pude haber reído igual pero al admirar su sonrisa, pude ver una fina cortada en su labio superior de la que poco después comenzó a brotar sangre; Sin pensarlo me aproximé a su rostro y con mi pulgar me propuse tocarlo, pero su mano alejando a la mía me distrajo.
— ¿Qué haces? Eso es raro.— No respondí, solo apunté mi propio labio. Él vio extrañado mi acción y después de cinco segundos entendió, imitando lo que yo hice. Soltó un chillido al tener contacto con su propia sangre y después de analizarla pude ver un brillo en sus ojos. Iba a llorar.
— Duele... Duele mucho.—Se veía tan vulnerable, y como por arte de magia vi caer la primera lágrima, tenía que hacer algo. Recordé lo que mi mamá siempre decía y poco después un rubor se hizo presente en mis regordetas mejillas. No, no podía, ya me alejó muchas veces.
Acuné su rostro entre mis manos. Tenia que intentarlo, lo que mamá decía era verdad, siempre funcionaba. Pude ver con completa admiración como sus mofletes se enrojecían y mi corazón retumbaba contra mi pecho abrigado, haciendo que mi cerebro diera vueltas. Tome aire y uní sus labios con los mios en un tímido y delicado toque en cual pude sentir el sabor metálico de su sangre. Sus delgados labios estaban fríos pero poco me importó.
Sin quererlo aún, me separé, sentía mi corazón en la garganta.— M-Mamá dijo que las heridas se curan con... besitos en ellas.— Tapé mi rostro con mil emociones volando en mi estómago revuelto, no podía creer que lo hubiera hecho.
— ¡Minnie! ¡Jimin! — Escuché gritos a lo lejos, su mamá había llegado.
No detallé mucho el beso porque habrán mas y en esos sacaré todo lo cursi que mi alma pueda llegar a tener.
Gracias por leer. ~- Ann.