Capitulo 1

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Me desperté de golpe, hasta tire el reloj despertador que tengo alado.
Desde hace varios días he tenido la misma pesadilla una y otra vez, siempre es la misma.
Soy perseguieda por una masa que parece ser un perro mutado asqueroso y cuando me tiene en su mandíbula despierto justo antes del dolor, todo se siente tan real que cada mañana desde 4 días atrás despierto bañada en sudor y una que otra lágrima.

Me levante de la cama, directo a la ducha, escucho  el sonar de la puerta pero como estoy ocupada abren y tocan enseguida la puerta del baño.

-Estoy bien.- es lo único que puedo decir. El sueño es aterrador y lo es aún más que lo tenga por 5 días seguidos, pero estoy bien, debo de estar bien, soy un ejemplo a seguir para mis hermanas menores.

-Eres fuerte...- Esa frase que alguna vez me dijo mi padre me ayuda siempre, al menos el no era del todo idiota.

-Esta bien, si se te ofrece algo estoy abajo preparando el desayuno de tus hermanas.- Dijo mi madre para salir del cuarto e irse a la cocina.

Suspiré pesadamente.Espero que esto no dure mucho.
Salí del baño y cruce esos pocos metros hacia mi cama.
Me puse lo más básico del mundo y tome mi mochila, hoy era día de escuela. Baje las escaleras de madera más ruidosas del mundo, ya que chillaban cuando las pisabas. Fui al comedor a despedirme antes de salir.

-No vas a desayunar Julie?- me pregunta Charlie con la boca llena de panqueques, a su lado estaba Margareth comiendo animadamente mientras que Charlie, mirándome directo a los ojos en forma de súplica.
Odiaba que hiciera eso, ella tiene unos penetrantes ojos azules que hacen que hagas lo que quiere pero hoy no tenía nada de ganas.
Esta vez gane yo.

-No Charlie, no hoy.- después de despedirme de las 3 mujeres de mi vida salí de mi humilde casa de madera color azul cielo tipo vintage, aunque la verdad se ve así porque no la hemos pintando en un tiempo y se ve desgastada.

Tengo que caminar 2 km para llegar a la parada de autobuses más cercana, pero no me quejo soy chica de campo y son gajes del oficio, aunque gracias a eso mi condición física no es tan mala.

Son aproximadamente las 7:30 de la mañana y el autobús pasa cerca de 5 minutos así que llevo buen tiempo.
Ya en el tomó el asiento más cercano de la salida y veo el paisaje del campo mientras este se mueve. Cerca de un letrero veo un perro agonizante parado a su lado, quise bajar y ayudarlo pero no llegaría a clases.

****
Mi clase de arte es tan aburrida que me dedico a hacer dibujos random en mi cuaderno, seguramente como la mayoría de mis compañeros.
La directora entra de golpe al salón haciéndonos saltar a todos en nuestros pupitres y llevando nuestra atención a la puerta, típico de ella.

-Buenos días queridos alumnos!- sus "entradas" y su entusiasmó la caracterizan a ella.-Hoy un nuevo alumno se ha unido a nuestra institución, preséntate querido.-

Detrás de ella sale un muchacho alto y delgado de piel blanca y facciones comunes nada fuera del otro mundo. Los alumnos nuevos solo causan fastidio en mi, no se porque solo es algo que se activa automáticamente.

-Mi nombre es Tom Rider.- dijo seco y con voz ronca.

-Espero y lo traten como otro de ustedes, que pasen buenos días.- Salió del salón justo como entro a su estilo.
Dicho eso él se sentó en el primer pupitre de la segunda fila justo alado de mi,  y si, me siento enfrente en todas las clases porque me gusta y ya.
El timbre sonó y todos se levantaron rápidamente y salieron.
Estamos a mitad de la jornada de hoy así que todavía falta el resto del día.
O tortura, como sea.

****

Al término de la escuela fui a la parada de autobús, siempre estaba ahí, era como "mi parada", hasta me sabía de memoria las cosas que escribían la gente en el poste y bancas de metal, pero hoy había uno nuevo que decía "We found you", que cosas tan extrañas escribe la gente pero ya he visto de todo, desde insultos a propuestas de matrimonio escritas aquí.
Estaba tan centrada descifrando que quisieron decir al escribir aquello que el autobús se pasó de largo.
No me quedo más que resignarme y caminar a casa el kilómetro extra que me lleve por estupida.
Cuando pase por el letrero de esta mañana recordé el perro agonizante y me sorprendió que no había nada, ni un rastro de que hubiese alguien o algo aquí, lo ignore y seguí mi camino hasta llegar a casa.

-Madre ya llegue!- grite soltando la puerta de tela que estaba detrás mío haciendo resonar  un fuerte golpe.

Deje mi mochila en el sofá y me tire en el, 10 minutos después llegó Margo a la sala.

-Mama no está se fue a predicar a a la iglesia vuelve en 1 hora.- dice sin importancia y se fue a su habitación.

Mi madre se había vuelto más religiosa desde que papá murió.

Resoplé y me pare del sofa. Salí directo a un columpio que estaba fuera de casa en un árbol.
Me pasé toda la tarde en ese columpio pensando en que debía estudiar y cómo debía sacar a mi familia adelante en todo sentido.
La noche llegó, mi madre ya había llegado y me llamaba para cenar pero no quería párame de este cómodo columpio. Segui adimilando la idea de levantarme cuando un ruido en los arbustos  frente a mi casa llamo mi atención.

Mantuve la calma, hasta que distinguí al mismo perro agonizante de la mañana salir de los arbustos y mírame fijamente, como pude me pare y sin quitarle la vista y el corazón a mil por hora corri a la entrada de mi casa y cerré la puerta con llave, ya adentro intente respirar profundo ya que estaba respirando entre cortado.

¿Qué  era eso?
En definitiva no era un perro normal.

"La especial"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora