Ella estaba allí, quieta, mirándome. Respiré hondo, intenté endurecer el pecho pero antes de ello otro puño ocupó el lugar del anterior. Uno ,dos, tres ,cuatro puñetazos más. Ella se marchó a paso ligero , eso hizo que la capa dura que había creado se desmoronara, no pude más, intenté aguantar pero era incapaz, me arrastre
por la taquilla hasta el suelo, me encogí, y se marcharon. Otra vez me encontraba allí, tirado en el suelo, y una vez más todo habia sido por ella.
Cuando conseguí ponerme en pie me dirigí al baño, con la espalda encorbada a causa del dolor. En cuanto llegué, puse el cerrojo y me metí en el primero que vi vacío, me levanté la camisa emitiendo un pequeño gemido de dolor , habían vuelto los moratones, siempre que parecía que iban a desaparecer se repetía lo mismo, como un ciclo que no parecía tener fin.
No lo soportaba más, pero siendo por ella , ¿merecía la pena?