Love is magic. CS.

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La pareja acababa de llegar de casa de los padres de ella, estaban cansados pues además de la cena con David y Blanca habían estado trabajando en ordenar los antiguos archivos de la comisaría. Y siendo que ya habían tenido dos maldiciones seguidas y que cada que terminaban de cerrar un caso contra un villano aparecía otro... No habían tenido mucho tiempo de hacerlo antes, ahora como las cosas estaban bastante tranquilas les pareció un buen momento, pero vaya si tenían papeleo atrasado. 

Nada más llegar a su casa, se quitaron los abrigos y cenaron algo de la pizza de la noche anterior. El ser una pareja sola y sin nadie más en la casa, al menos por esa semana ya que a Henry le tocaba con Regina, no se preocupaban mucho por cocinar.

Tras la cena "ligera"  llegó el cansancio por lo que decidieron irse a la cama. Dejaron los platos en el fregadero y, como buena pareja que son, se fueron juntos hasta la habitación que compartían.

Subieron las escaleras tomados de las manos, en verdad que eran muy dignos de llamarse "amor verdadero" pues hasta en los gestos, ligeros roces o en las mismas miradas se notaba lo muchísimo que ambos se amaban. 

Ya en la habitación se fueron al armario donde guardaba las chaquetas de cuero, eran solos pero no desordenados, culpa de Killian por insistir en que el orden llamaba a la buena suerte (cosas suyas al ser marinero de alta mar) y a Emma por su parte no le importaba, incluso le gustaba tener a un hombre organizado en su vida ya que, cuando era soltera, casi que era caótica.
Se quitaron cada uno su chaqueta y la guardaron, por un momento se mirarían el uno al otro de una forma un tanto intensa pero, ¿y que? llevaban prácticamente una vida de casados aún sin estarlo. Sólo sonreirían para así ya pasar a desvestirse de una vez. 
Killian se sacaría el chaleco de traje y la camisa más rápido que lento ya que ésa noche hacía frío pero... maldita sea, se tenía que fijar en que la rubia se había quitado también ya la camiseta e iba ahora por los pantalones ¿para qué iba a apartar la mirada? disfrutaba demasiado admirando el cuerpo blanco y pecoso Emma, además de que... ¡no era culpa suya! sino de la mujer que tenía delante, ella llevaba puesta una lencería azul marina con encaje en negro ¡ella misma le provocaba! aun sin proponérselo pero... el pirata no tenia la culpa de aquello.
La rubia por su parte de pronto sintió como si el mismo fuego le recorriese  la espalda clavándole  directamente, produciéndole reacciones en la zona del vientre pero ¿qué era aquello? tan solo tuvo que levantar la mirada para, en el espejo, ver como su hombre le estaba comiendo con la mirada y apretaba los labios mirándola con clara señal de deseo.
Carraspeó un poco y sonriendo girandose hacia él mirándole pícara, cosa que sólo había empezado a hacer desde que estaba con él. 

 –Sabes? Si deseas algo... sólo has de pedirlo, Capitán. -dijo ella caminando hacia el hombre de ojos azules con pasos lentos y  seductores. 

  – ¿Qué? no sé de qué hablas, Swan. No te estaba mirando.- le dijo él excusándose, mintiendo claramente pues sí que la miraba, la comía literalmente con la mirada misma. "malditas debilidades" llegó a pensar. 

–Ah, no? Pues... -se acercó a él, tan cerca que sus mismas respiraciones se podían mezclar.- Es que yo no dije nada de que me estuvieses mirando, cariño- Estando tan cerca pasó los labios por los suyos y bajó hasta morderle la barbilla logrando que el pirata soltase un pequeño gemido. -Capitán usted mismo se hundió.-

Y es que Emma, claramente le había pillado, pero el haber empezado con ése juego provocaría que ambos pudiesen hundirse literalmente.
Killian reaccionaria llevando las manos a la cintura de su mujer manteniendo así ambos cuerpos juntos. Sus bocas se buscarían hasta encontrarse, fundiendose en besos realmente apasionados que les harían subir tanto en temperatura como en tener respiraciones agitadas.

-Swan... creía que tenías sueño- Dijo el pirata antes de morderle el labio y tirar de él haciendo que la rubia gimiese y raspase las uñas en el pecho masculino.

-Es culpa tuya, Jones- murmuró bajando lentamente las manos por el cuerpo de su hombre yendo directo al límite de sus pantalones provocando que la virilidad masculina reaccionase aún más. -Uhmm ya no iremos a la cama- la rubia reiria suave buscando la mirada azul a la espera de qué fuese lo que quería él.

-Oh al contrario... sólo que no dormiremos aún- Finalizaria él atacando literalmente lelos labios contrarios con ferocidad y deseo, ése deseo que siempre les embargaba y llevaba hasta los límites.

Emma entendería de inmediato por lo que de una desabrocharia los pantalones negros del pirata pudiendo notar aún más la erección masculina, a lo que no pudo resistirse y delineo con la mano, jadeando por notar cómo enduresia.  Pocos segundos después Killian se volvería casi loco por la pasión llevó la mano a la espalda se la rubia para, en un sólo movimiento abrir el broche del sujetador; Emma se separaria retrocediendo unos cortos pasos quitándose ella misma la prenda, Killian casi sentiria que los pantalones le estaban ahogando por lo que en dos segundos ya los tenía fuera también.
Ella volvería junto a su hombre pasando los brazos por su cuello volviendo a encontrarse con esos labios tan adictivos, en cambio el pirata bajaría la mano suavemente por su espalda hasta llegar a su trasero cual apretaria un poco, Emma ante ese gesto saltaria sobre él anclando las piernas alrededor de sus caderas. Ambos jadearian, ella por notar lo muy duro que estaba el contrario y él por cómo sentía la humedad entre las piernas femeninas.

Sin pensárselo dos veces, el Capitán caminaria con su mujer hasta dejarse caer ambos en la cama, soltarian los labios contrarios por culpa de la odiosa necesidad de aire. Pero Killian no era de perder tiempo así que se movió yendo hacia su cuello donde marcaría unos besos húmedos y ruidosos dejando en su lugar la marca de un chupon rojo, en su lugar Emma soltaria suspiros notando como sus pezones se endurecian por el sólo placer que su pirata conseguía darle.
La mano traviesa y casi siempre descontrolada de Killian bajaría recorriendo la figura de su Swan,  cosa que amaba hacer desde que ambos se entregasen por primera vez. Iría a parar hasta su cadera, pasaría por su muslo consiguiendo que ella doblase y reacomodase las piernas y que al mismo tiempo él se colocara bien puesto sobre su cuerpo.
La rubia soltaria un jadeo cuando notase la erección prominente rozar su intimidad.

-Killian... joder...- se movió hasta morder la oreja del contrario en un arrebato por que él supiese lo ansiosa que le había puesto. Él lo entendería dando como respuesta un gemido por el dolor de la mordida. Llevó la mano hasta un lado de sus bragas y, con ayuda de la rubia pronto ella misma estuvo completamente desnuda. Ante la mirada penetrante del capitán Emma no pudo sino morderse el labio, él era realmente el único con quien se sentía poderosa al ser deseada de ésa forma. Por el contrario, Killian, de sólo verla soltó un jadeo ya que ella era la única mujer que conseguía excitarle sin siquiera hacer mucho. Emma tampoco se quedaba atrás, mientras ambos de miraban ella fue pasando las manos por los hombros, pecho, abdomen... en rápidos segundos estarían ambos completamente desnudos junto al ser amado, a una sola mirada de seguridad volverían a besarse, concentrándose en amarse mutuamente; el pirata se movería hasta entrar en ella y pronto comenzar con el vaivén de sus caderas, que llenaría placeres a ambos.

Puede que para muchos el sexo no era más que sólo un acto sexual, pero no para ellos. Para la Salvadora y el Pirata cada vez que lo hacían era sólo prueba de lo mucho que se amaban, incluso no necesitaban hacerlo ya que con una mirada, un beso, una sonrisa o una caricia, el mundo sabía que ellos eran amor verdadero. Para ellos el acto sexual nunca estaba falto de sentimientos, todo lo contrario, siempre eran amor puro, a pesar de ser del más fogoso existente.  

Ambos se colmaron de amor y pasión, llegando a saciar esas ganas que siempre se tenían, quedando exhaustos llegarían hasta el final, llegando al clímax de su amor dándose ambos uno de los buenos orgasmos que siempre  conseguían sacar en el otro. Estando agotados, cansados, Killian se estiraría a coger una de las mantas desde los pies de la cama y así cubriría a ambos, Emma y Garfio dormirían como siempre lo hacían, acurrucados el uno junto al otro, dándose ése calor que siempre les transmitía paz y calma. Ella abrazada a él con una mano en su pecho y Killian rodeándola con el otro brazo por encima del hueso de su cadera. 

Pronto la pareja se dejaría llevar cada uno por el dios de los sueños, pudiendo así recuperar el cansancio del dia, y... de la noche, que acababan de tener. Lo que ninguno se esperaría sería que siempre lo que se dice acaba siendo  cierto, toda magia conlleva un precio, y siendo el amor la magia más grande y poderosa que hay...  no era para menos que, ésa misma noche, dentro del cuerpo de Emma, Killian dejase la semilla del fruto del amor verdadero; y de ese fruto, nacería el primer hijo de la pareja. Una segunda generación de un posible Salvador o Salvadora.

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⏰ Última actualización: Dec 28, 2016 ⏰

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