Capítulo Único

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El frío viento del invierno azotaba el rostro de la heroína de París mientras avanzaba a toda velocidad sobre los nevados techos de los edificios de la ciudad, intentando llegar a su destino antes de que la energía de su miraculous se agotara por completo.

Para su suerte, como si el tiempo se sincronizara a su favor la última mota de sus pendientes desapareció apenas puso un pie en el balcón de la panadería. Con una sonrisa, atrapo a la agotada kwami en sus manos para luego bajar las escaleras hasta el establecimiento con algo más de paciencia, intentando recobrar el aliento.

Una vez en la tienda, le entregó a Tikki una galleta para que recuperara sus energías, quien comenzó a devorar el postre. Marinette tomó su delantal y lo amarró a su cintura mientras caminaba hacia la puerta del lugar.

-¡Justo a tiempo!- dijo al escuchar la alarma al momento que daba vuelta al letrero del cristal de "cerrado" a "abierto".

-Ni un minuto de retraso para abrir la panadería aún después de combatir contra un akuma. ¡Muy buen trabajo, Marinette!- felicitó Tikki.- Tus padres estarán orgullosos de ti.

-Sí, es una lástima que no pueda mencionarles el detalle de la épica batalla con un súper villano que tuve antes de cumplir con el trabajo que me asignaron mientras visitan a mi tío.- dijo con sarcasmo la chica. Ambas rieron hasta que fueron interrumpidas por el ruido de la barriguita de Tikki.- ¿Aún tienes hambre?

-Eso creo.- respondió la criatura apenada.

-Bueno, en ese caso, ¿ves esas pequeñas bolsas con el diseño del saco de regalos de Santa?- preguntó la Marinette señalando a las réplicas apiladas sobre una mesa cercana al mostrador.

-Sí.

-Mamá y papá me pudieron que creara algo relativo a las fiestas para su repostería. Cada una de esas está rellena de galletas. Puedes tomar una bolsa si quieres.

-¿En serio?- corroboró la criaturita con la ilusión reflejada en sus ojos. La chica asintió con una sonrisa. Tikki entonces levitó hasta su rostro y abrazo una de sus mejillas.- ¡Jamás hubiera podido pedir una portadora mejor que tú!- exclamó antes de lanzarse a la bolsa ubicada en la cumbre de las demás. Marinette solo soltó una risilla antes de concentrarse en acomodar algunos baguettes.

De pronto la campanilla de la puerta sonó. Ella de volteo dispuesta a atender al recién llegado cliente, solo para casi dejar caer los panes que cargaba al darse cuenta que se trataba nada más y nada menos que de Adrien Agreste.

-¡Hola, Marinette!- saludó el rubio con su habitual y cálida sonrisa.

-¡Adrien! Hola, ¡hey! ¿Qué pasa? Es decir, ¿qué te trae por aquí?- respondió ella intentando recuperar su postura.

-¿Tienes pastelillos de vainilla? Pasaba por aquí y recordé que a la secretaria de mi padre le gustan mucho, así que pensé en llevarle algunos.

-¡Claro! Pasletillos... ¡No, quise decir pastelillos! De... de vainilla. Yo, eh, creo que hay unos frescos en la parte de atrás. A ver iré. Quiero decir, iré a ver.- Marinette desapareció como ráfaga tras el mostrador hacia la cocina.

-Oye, niño. Sé que nos es como si pudieras ser directo y explicarle a tu niñera que desapareciste de la prueba de tu traje para el baile de navidad de tu padre por ir a enfrentarte con un akuma...- le comentó Plagg a su portador al salir de su abrigo aprovechando la ausencia de un tercero.-pero, ¿realmente crees que Nathalie te perdone por chantajearla con unos postres?

-No pierdo nada con intentar...- aseguró el chico encogiéndose de hombros.

-Al menos le hubieras pedido a la chica algunos de los legendarios enrrollados de queso de la pastelería. Yo los probé en una ocasión cuando tomé uno del almuerzo de tu fotógrafo durante una de tus sesiones. ¡Son deliciosos!

#NavidadReveladaFBattleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora