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El pequeño pueblo Ashland.

Como en las típicas películas viejas, en las que todos se conocían, las familias por lo generan continuaban con ideas chapadas a la antigua. Uno debía estudiar, seguir una carrera de prestigio tal como abogacía o medicina, casarse y formar una familia para mantener un buen nivel de estatus social.

Lo sé, suena como una idiotez al encontrarse en el siglo XXI. Eran pocos los que no se resignaban a esa realidad y soñaban en grande, Maggie tristemente pertenecía a la mayoría.
Pero amaba pasar horas escuchando los planes de Shawn sobre un gran futuro lejos de aquel  pueblo fantasma, recorriendo el mundo, con su música.

Siempre, desde el primer día que empezaron a salir, hacía ya casi dos años. Él la pasaba a buscar en la puerta de la panadería de su padre, a la misma hora y manejaban hasta el letrero de entrada de Ashland.
Donde pasaban horas, Shawn soñando en voz alta y Maggie enamorada cada minuto más de la gran imaginación y optimismo de su novio. 

 En las tardes frías de invierno, nunca faltaba la taza de café caliente y una manta. En las olas de calor durante el verano, llevaban bastante agua fresca, una sábana y se recostaban bajo la sombra del roble más grande y viejo del pueblo. No había tarde que no fuesen, ni las lluvias más torrenciales podían pararlos. 

 E incluso algunas veces llevaban a Ethan, el hermano pequeño de Maggie de unos 7 años.  Con su pelo rojizo (tal como el de su padre), cara acompañada de tantas pecas como la luna lo está de estrellas en una noche despejada, ojos marrones  y una sonrisa brillantes (a pesar de la ausencia de varios dientes de leche). Era un niño bastante carismático y risueño, característica que Shawn fomentaba cada encuentro que tenían. 

 A diferencia del adorable Ethan, Maggie era una chica tímida, que jugaba por las reglas y con su futuro ya escrito.
Como primera impresión llamaba la atención con su pelo cobrizo que según la luz podía parecer rojizo, unas tímidas pecas por sus mejillas y unos incógnitos ojos verdes. A los cuales les faltaba brillo.
Maggie pasaba como una chica más del montón en el pequeño pueblo, solo una adolescente sin altas aspiraciones que intentaba complacer a sus padres comportándose.  Pero Shawn había llegado a descubrir su interior, sus más retorcidas pesadillas y sus maravilosos sueños. Cuando estaban juntos sus ojos tenían un brillo especial.

Shawn siempre había sido la oveja negra de Ashland, desde pequeño nunca ocultó sus sueños de brillar; siempre llamó la atención y fue contra las reglas. Cosa por la cual no tenía una muy buena reputación entre los mayores y lo miraban con desaprobación a donde quiera que fuere.
Al llegar a la adolescencia, fue todo un revuelo, durante el cual sufrió el rechazo de varias chicas y al no ser de ellas, lo encontraba de parte de sus padres.                       Por lo que se sorprendió al escuchar que el señor McAdams, el panadero del pueblo, le diera su aprobación para salir con Maggie.

Scott McAdams, provenía de una antigua familia escocesa, la única en Ashland por lo que habían tenido que trabajar duro para ganarse la confianza de las familias y su respeto. En su época le había costado conseguir la aprobación de su yerno por lo que entendía a Shawn.
Eso no significaba que aprobara sus locos sueños de llegar a ser una estrella fuera de Ashland, nunca nadie había llegado a algo en el pueblo y mucho menos lejos de el,  cosa que cada noche le recordaba a su pequeña Maggie durante la cena.

Scott y Mary eran un matrimonio de tradiciones, asistían cada domingo a misa, iban a las cenas anuales del pueblo a fin de año, jugaban bingo los miércoles por la noche en la biblioteca con otras parejas y sobre todo creían en su sencilla y cómoda vida. Según ellos, para cada persona, desde el momento que llegaba a este mundo su futuro ya estaba escrito. 

 Three Empty Words 《Shawn Mendes》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora