El primer día que la vi estaba en el suelo, literalmente.
Alguien gritó su nombre y ella se dio la vuelta para ver quien era, fue gracioso, porque yo también lo hice. Compartíamos nombre, Lou. Tropezamos, los dos habiamos volteado hacia atrás al mismo tiempo y el impacto hizo que cayera sobre mi trasero. Te mire y solte una maldición, al hacerlo tu me sonreíste y yo me sonroje.
Recuerdo que ese día llevabas el cabello recogido en trenzas a cada lado de tu cabeza, un gran abrigo amarillo y un vestido rosa chillón. Tus botas eran plásticas y rojas. Pensé en decirte que eras un desastre, pero no lo hice porque de alguna manera te veías bien. Solo a ti se te podía ver bien.
Yo era de ese tipo de personas perfeccionistas, así me habían educado. Me diste la mano para ayudarme, yo la tome y me regañe por no haberlo hecho primero. La persona que reclamaba por ti llego momentos después, alegando que estabas retrasada y que debías apresurarte. Por un segundo odie a ese chico y no sabia la razón.
Al alejarte vi como agitabas tu mano a modo de despedida.
Segui caminando hasta mi destino.
Desee verte otra vez; solo para burlarme de tu atuendo.
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Lou ©spanish
KurzgeschichtenTe fuiste de mi vida, pero nunca de mi corazón. ©Esta historia está narrada en capítulos cortos. ©Por favor, dale una oportunidad.