por ti

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Mi pequeña:     23 de agosto 2013

      Me hubiese encantado verte crecer y seguir escuchando tu risa, me has dado 6 meses de felicidad pero, hoy debo partir.
Lo siento, hija mía, pero cuando crezcas y leas esta carta,seguro entenderás y para eso te contaré …

He tenido una linda infancia, pero a los 10 años aproximadamente, mi mundo se fue deshilachando poco a poco, porque mi padre,  sí, desgraciadamente tu abuelo, comenzó a pegarle a la mi madre, tu abuela. Tal vez lo había hecho antes, pero a mí jamás me había hecho daño, no lo podía creer y así como mamá justificaba los moretones yo hacía lo mismo respecto a su conducta.

Con el tiempo, fui notando que siempre había sido una persona un poco agresiva y ofensiva, desde el simple hecho de llegar a casa y de mal modo decirle "¿Qué hiciste de comer?, ¿Esto es comida?, ¿Esta mierda? Recién salgo de mi trabajo, me rompo el lomo para traer dinero a casa y ¿vos cocinas esto?" otros días decía: "al fin cocinás algo como la gente, ¿Planchaste mi camisa?, ¿Como que no? es la segunda vez que te lo olvidás inútil"

Mi madre sólo permanecía en silencio, parecía que nuestro ejemplo eran, “ Deja que hable, escuchá , aunque te haga daño ya va a pasar”. Pero el continuaba dirigiéndose de ese modo hacia las tres.

Y peor aún...

La situación se volvía a repetir, una y otra vez, y desde mi punto de vista era algo traumático, pero normal.

Recuerdo el día que le levantó la mano a mi hermanita. Esa noche mi madre se defendió por primera vez, poniéndose en frente de él y gritándole que no nos hiciera daño.
Hasta el día de hoy las palabras resuenan en mi cabeza “deja a las nenas ”, “ no las lastimes ”.

Luego de esa noche tan horrible, mamá nos despertó temprano con el desayuno. El trasporte pasaba por casa.

Cuando miré a mi madre, noté moretones en su pierna y uno en su cara, su mirada transmitía tanta tristeza y ella creía que la cubría con esa sonrisa falsa que hacía para que nos sintiéramos bien.
Le dimos un abrazo fuerte y nos fuimos al colegio.

A la vuelta, el transporte nos dejo en la puerta igual que siempre, entramos con Annie y encontramos a mamá sentada en el sofá. Observamos sus ojos abiertos, manos frías, los rasgos en su cara marcando tantos años de lucha con la persona con quién había convivió, su boca con sangre y heridas de cuchillo en su espalda, abdomen, incluso en su cuello. Nos miramos con Annie y notamos que nos quedamos solas, que no había nadie más. Pero claro que antes de hacerlo rompimos en llanto abrazando el cuerpo sin vida de mamá.

Annie suplicaba que despertará, que no nos dejará, yo intentaba ser fuerte, pero no lo pude lograr.

Tenía 12 años y Annie 8 cuando perdimos a nuestro gran sostén, supe que traía en mi una gran responsabilidad.

Tomé a Annie fuerte de la mano, seguro hoy no tendríamos vida si no hubiera tomado esa decisión. Salimos de la casa con nuestros guardapolvos llenos de sangre y nos dirigimos hacia la comisaría. No recuerdo mucho,entre el estado de shock y los papeles nos mandaron a Annie y a mí a un centro para niños sin hogar. Seguramente, ya habían descubierto que los relatos acerca de aquel hombre eran verdad. Recibimos asistencia psicológica porque estábamos derrumbadas.

En cuanto fui mayor, salí de aquel lugar, conseguí empleo y un lugar donde vivir y cuando me terminé de acomodar llevé conmigo a Annie. Ella, como era menor, debió terminar los estudios y fueron muchos papeles de por medio antes de que la dejaron salir.

Annie puedo rehacer su vida con un buen hombre y tuvieron un niño, en mi caso, yo he conocido alguien, si, a tu padre, desgraciadamente...

Lo que sucedió es que, estuvo a punto de hacerte daño, se enojó conmigo y te tomó entre sus brazos. Amenazó con que acabaría con tu vida si lo dejaba. El día que todas esas palabras horribles salieron de su boca, ese día en que me amenazó poniendo en juego tu vida, fue el primer y último, porque no permitiría que nadie me vuelva a pisotear, ni mí ni a nadie más.

Tranquila, nada te pasará, el está donde debe estar. Hice justicia por ti, por mí, por Annie, por la abuela y por cada mujer que aquel hombre podría haber haberse cruzado. Por eso, cariño, pido que entiendas el motivo por el que te dejo, que entiendas que no es una opción, porque si podría elegir, jamas me iría.

Debo ir a pagar los daños que causé por protegerte, para que esa historia de mi madre no se convierta en la mía, ni en la de nadie.

Sé que habían otras formas de protegernos, pero en ese momento no las pensé y solo actúe...

Sí, lo maté.

Me había enamorado de un hombre dulce y paciente, pero no había notado su otro lado, el malo, sin embargo no todos los hombres son iguales.

Sé que hay hombres buenos de verdad, no te confíes tan pronto, conócelo más, pero tampoco quiero decir que por ello dejes de confiar, siempre habrá alguien en algún lugar que te sepa valorar y amar.

Hay algo que no debes olvidar, todo empieza en tí.

Valoraté y amaté, no te a costumbres a lo malo, no lo consideres normal, si eso sucede, vete, porque siempre hay un mejor lugar donde estar.

Adiós mi pequeña.

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⏰ Última actualización: Dec 23, 2016 ⏰

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