Al día siguiente, no me habla, apenas me mira lo necesario. Y eso no les pasa desapercibido a Lea y Louis, quienes no preguntan, pero tampoco apartan la mirada de extrañeza.
Entendía su postura, creo, y la había tolerado hasta que a la hora que terminaron las clases, le dijo a Louis...
-No puedo acompañar a Eloise para sus clases con Laura y el otro
"El otro", tiene quince años al parecer.
-¿Podrías cubrirme? –Continua.
-Ethan... -Me mira con los ojos tan abiertos que parece que se le van a salir de las cuencas- Quiero decir, Jesse, no seas ridículo
-¿Puedes o no? –Le pregunta a Louis, ignorando mi comentario.
Y como para no. Susurra esa parte mía a la que ignoro siempre; mi subconsciente.
-Yo no quiero a Louis. Sin ofender –Agrego mirando a mi amigo.
Niega restándole importancia.
-No puedo acompañarte hoy, Eloise –Sentencia mirándome a los ojos.
-Eres un ridículo
-¿Yo soy el ridículo? A ti te gusta un compro... -Le doy una bofetada antes de que termine de hablar.
-No te permito que hables sin saber
Asiente.
-Suerte con tus clases
Se da la media vuelta y le muestro el dedo corazón a su espalda.
Imbécil.
-¿Qué pasa, Eloise? –Pregunta Lea, un poco impresionada por la situación.
-Nada. No pasa nada
-¿Estas segura que no quieres que te ayude? –Miro a Louis y niego.
-No, yo puedo sola, no te preocupes
-Me tengo que ir, pero te llamo mas al rato para que me cuentes que paso, ¿Si?
Me dice Lea, mientras agarra su mochila y se la cuelga en el hombro.
-¿Por qué te tienes que ir? ¿Paso algo?
-No... bueno, sí. Tengo una entrevista de trabajo
-¿Trabajo?
-Si, de medio tiempo, secretaria de un abogada
-Suerte –Asiente, besa mi mejilla y se va corriendo para alcanzar a Louis.
Rápidamente encero el piso antes de que Laura e Ethan lleguen.
También me da tiempo de apagar la computadora e ir preparando todo para que apenas termine la clase, irme corriendo a casa para la video llamada con Gabriela.
Llegan apenas cinco minutos temprano, Laura me mira sonriente a través de la puerta de cristal, mientras busco las llaves para abrir, Ethan solo me mira.
-¡Llegamos temprano, no nos puedes regañar hoy! –Me dice Laura apenas abro.
Le sonrío y asiento.
