Larry.

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Había una ves...
Un chico con lágrimas saladas, de esas que te penetran el alma cuando miras sus ojos rojos y sus lágrimas caer, con la piel más suave que un pétalo de rosa bien cuidado, labios rosados con hoyuelos en las esquinas, con los dientes casi perfectos, blancos en su totalidad y derechos y que gracias a eso su sonrisa era hermosa y casi perfecta, por que nadie es perfecto, y la perfección es sólo un estereotipo, su alma era pura y no tenía sus gustos muy bien dados (por así decirlo), sólo tenía una que sí la conocía bien, el era gay, le gustaban los hombres, pero era difícil encontrar uno según sus gustos, le gustaba la música de varios géneros, odiaba la sopa, tocaba un instrumento y era el único que le gustaba tocar: el piano, ese gusto era raro, un día vio a una persona por la t.v tocando el piano y le gusto, no hay un razón exacta para que le gustase, simplemente un día decidió "me gustaría tocar el piano" nunca se interesó por escuchar musica de piano, sólo el gustaba lo que el tocaba y escuchaba, no tenía un paisaje favorito, simplemente para que el escogiera uno tenía que visitar todos, le gustan las ciudades con suficientes árboles lindos, ama los bosques, odia pero soporta la oscuridad, y a veces la prefiere. Su infancia fue dura, mucho sí la comparas con otras, ama ver la luna, le recuerda siempre a la persona de la que está enamorado. Podría decirse que su mentalidad se desarrolló debido a sus experiencias, y gracias a eso comprendió cosas que un adulto a la edad de 17 años no podría comprender, tenía la idea del amor más clara que sus amigos, pero estaba loco, porque al conocer al amor de su vida, moriría por el sí fuera necesario, así que su idea del amor era buena pero incorrecta, es difícil que el tenga una buena decisión y el mismo terminaba contradiciendose.
El era un chico extraño, y se llamaba Larry.

Hola :v, esta es otra historia a la cual le dedicaré más tiempo, si les interesa leer más pueden encontrar mis otra historia "un SHIPPEO intenso".
Apoyen las dos, gracias

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