II

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No quería aceptarlo, lo negaba rotundamente. No quería caer en cuenta de lo que su problema con la ubicación había causado, pero aún así no paraba de caminar. Tenía la esperanza de encontrar una veterinaria.

Le había preguntado a todas las personas que se cruzaba sobre la ubicación de alguna, se lo dijeron sin problema. Las indicaciones eran buenas, pero Ethan nunca fue bueno siguiendo indicaciones.

"¿Donde tenía que doblar a la derecha? ¿A cinco o tres calles?". Se preguntaba nervioso mientras miraba al animal que llevaba en brazos.

Era un gato anaranjado de ojos bicolor, lo había encontrado en una caja de cartón unas calles después de la escuela de Morkt Hills. Estaba maullando y no pudo evitar acercarse a él.

Nunca pudo tener mascotas, y ese gato había despertado algo en el pelinegro.

Una lágrima caía el pecoso rostro del joven, tenía que encontrar ayuda. Se notaba el mal estado del felino y eso lo desesperaba cada vez más.

Una gota cayó del cielo seguida por otras millones, y a una gran velocidad. La lluvia era el colmo de todo.

Sin saber que hacer, Ethan se quitó su buso negro dejando ver la camisa sin mangas que llevaba y con ella, su frágil estructura física con los moretones que aún no desaparecían. Envolvió al anaranjado animal con él y apresuró el paso mientras miraba por doquier.

Siguió así hasta que dió con la veterinaria. ¿Como había llegado?; Eso ni Ethan lo sabía. Entró y aprovechó que estaba vacía para tocar el timbre que avisaba su presencia.

Segundos casi interminables pasaron hasta que llegó el veterinario. Un hombre de no más de 25 años, alto de aspecto latino frente a él.

Ojos color ambar grisáceo, cabello castaño, piel aceitunada y un buen estado físico y lo miraba con curiosidad.

— ¿Que se te ofrece? — Preguntó con una sonrisa tranquilizadora mientras analizaba al pelinegro.

Los ojos del veterinario se retuvieron en sus brazos, unos brazos frágiles que podrían moretones no hinchados pero bastante fuertes, abrazando un buso que envolvía a lo que suponía era un animal enfermo.

Ethan le mostró lo que llevaba en brazos y se lo dió.

— Pasa, voy a necesitar ayuda — Dijo abriendo una puerta para que el menor pasara llevando al gato.

Pasaron a lo que para Ethan era un quirófano clandestino, sólo que este era completamente legal y muy limpio.

El latino posó al gato en la la mesa y comenzó a revisarlo bajo la atenta mirada de Ethan.

— Va a estar bien, no te preocupes — Soltó mientras veía las pupilas del felino.

— Gracias. Mi nombre es Ethan Redish, es un placer. — Se presentó a pesar del mal mal mal mal momento.

— Connor Friedgerber, lo mismo digo — Se presentó y siguió con lo suyo bajo la muy atenta mirada de Ethan.

Pasaron unos 30 minutos hasta que el castaño terminó con su trabajo y le daba indicaciones al pelinegro de como cuidar al felino.

Dejaron al gato naranja en una jaula para mascotas e Ethan comenzó preguntando cuánto debía pagarle por haber atendido al que ahora era su mascota.

— Cortesía de la casa — Dijo con una sonrisa amplia el de ojos ambar.

— ¿Enserio?¿Seguro?; Aunque no me crea yo puedo pa — El pelinegro fue interrumpido por tres personas que entraron al lugar sin previo aviso y se veían realmente apresurados.

" Pero que carajos...". Y eso fue lo último que pensó antes de que sus ojos pararan en el joven que llevaban en medio.

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Y bueno, hasta acá el capítulo dos. El capítulo tres lo voy a subir hoy también y... eso

Perdón por tardar tanto

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