Llevaba todo el día sintiéndolo detrás de su nuca. Se había girado de repente en el baño de la oficina, segura de que había alguien espiándola, pero no había nada. Cuando bajó al comedor miraba con recelo a su alrededor: los carteles de esa gente de anuncio comiendo sonrientes, las mesas de plástico duro, los camareros volando entre las mesas... pero nada ni nadie le prestaba atención a ella, estaba todo en su mente, pensó. Y sin embargo esa sensación le pesaba mas que cualquier otra cosa.
Llegó a casa temprano, pues esa sensación la hacia andar rápido. Corrió para coger el metro y el bus que la llevaba hasta su casa, corrió desde la roja parada hasta su calle, sin observar los arboles tan familiares que había visto toda su vida y que ahora la parecían ajenos. Subió corriendo las escaleras, también se dio prisa en abrir la cerradura e intentar dejar fuera de su casa esa sensación. Sin duda, emocionalmente las paredes de un hogar pueden resultar tan fuertes como una muralla.
Tumbada en la cama pensó toda la noche sobre lo que la ocurría, sobre aquello que la atormentaba todo el día y la hacia querer darse la vuelta a todas horas, buscando ese algo que la miraba. Pensó y pensó hasta quedarse dormida.
En sus habituales pesadillas solo estaba su jefe, caracterizado en su imaginación como un cruel escarabajo que la martirizaba constantemente. Pero hoy era diferente. No era ni siquiera una visión, ni un sonido: era la sensación de que algo no estaba en su lugar, algo en su alma se había descolocado. Y en su sueño, de repente, estalló en pedazos.
Se despertó, sudorosa y fría, con las mantas hechas un lio a los pies de su cama. Estiró un brazo a fin de abrazar algo que la protegiera en la noche, pero no había nada. Entonces cayó en la cuenta de qué echaba de menos: eran los abrazos de su amante, del que había sido su amigo y confidente por años y su salvavidas en las tormentas de sus sueños. Ya casi no recordaba el sabor de la sangre de el en la boca, el sabor de su carne deshaciéndose entre sus dientes. Menos mal que solo hacia una semana que lo había matado, aun quedaría algún resto que comer para llenar ese vacío que el había dejado.
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Hambre
Mystery / ThrillerUna historia corta que intenta sacar un escalofrío en la espalda a quien lo lea.