Mikuo Dupain-Cheng es el hijo mayor de tres a simple vista puedes notar su característico color de pelo es lo primero en lo que la gente se fija. Si hablamos de carácter Mikuo es bastante sincero y protector sobre todo con sus dos hermanas incluso llegó a ser protector con su mascota digamos que lo de proteger a los demás se suele pasar. Pero gracias ha eso conoció a un ser extraño o como en lo llamaba rata voladora llamado Fluur digamos que la primera vez que lo vio pensó que era alguna broma de su hermana pequeña, con el paso del tiempo se dio cuanta de que ese bicho no paraba de seguirlo y por más que lo echara este siempre volvía.
— ¿¡Por qué no dejas de seguirme, maldita rata voladora!?—. Bramó Mikuo.
— Primero ya te he dicho que no soy ninguna rata voladora sino un kwami y segundo, ¡quieres dejar de amenazarme con un bate de béisbol!
— Por favor, Marinette si esto es una broma detente.
— Tu hermana no tiene nada que ver en esto sólo dejame explicarte.
— Si así consigo que me dejas en paz, adelante explica.
Aunque no fue la mejor forma de empezar Mikuo al final acepto el miraculous el cual era una pinza al inició no le agrado mucho pero poco a poco se fue acostumbrando. Su kwami que no era ninguna rata sino algo parecido a un lemur sólo que con las orejas y las cola más largas y de color grisáceo con pequeñas manchas marrones.
— Mikuo~—. Llamó el kwami a su portador este le miró —. Deja ya de estudiar y apaga la luz, es tarde.
Algo que amaba el kwami del peliaqua era dormir y por supuesto el chocolate para suerte de este kwami es que los padres de su portador tenían una panadería así que Mikuo no tenía muchos problemas para poder alimentarlo.
— Ya voy, Fluur—. Le respondió apagando la luz.
Así fue como el mayor de los Dupain consiguió su Miraculous. Por otro lado la mediana, Miku reaccionó de otra manera.
Miku siempre fue reconocida por su voz, cuando vivían en china ella solía salir a cantar por la calles del barrio eso alegraba a todos los niños de aquel lugar.
Cuando hablamos de personalidad es algo totalmente diferente a la de su hermano, ella le gusta ir por su cuenta sin tener que estar atada a ninguna responsabilidad. Al igual que su hermano al llegar a París lo primero que llamaba la atención de la gente sobre ella era el color de su cabello y su largura también. Aparte de tener un color tan poco común Miku tenía el cabello por debajo de la mitad del muslo.
Ella nunca ha ido a la peluquería siempre todo lo que le pasa a su pelo lo hace ella sola. Ella supone que gracias a su independencia conoció a su kwami, Belle.
Belle, su kwami se parece a un colibrí blanco y rosado adicto a los zumos cuando la peli-aqua la conoció lo primero que hizo fue echarle una foto para después enseñársela a su mejor amiga.
— ¡Espera! No puedes enseñárselo a nadie.
— ¿Eh? ¿Por qué? ¡Eres adorable seguro que todo el mundo te adora!—. Casi gritó la chica.
— No creo que al maestro Fu le guste eso...—. Murmuró la kwami. Miku la miró a decir verdad parecía un peluche de eso de animales fantásticos. La pequeña kwami era de un blanco poco visto con pequeñas partes de su cuerpo rosado. Los ojos añiles se conectaron con los azules de la futura portadora.
Instintivamente Miku se "enamoró" de la blanquita kwami. Después de que la adolescente decidió soltarla, esta le explicó un poco sobre los miraculous. Su prodigio era unos pendientes en forma de alas, eso no le agrado mucho a la chica ya que nunca se agujereó las orejas y ahora tendría que hacerlo. Después de ese horroroso momento Miku empezó a usar el nombre de Fleur ya que según Belle nadie puede saber de su identidad.
Y ya por acabar tenemos a Marinette aunque de ella ya sabemos bastante. (No hay ganas de escribir :'v)
— Oye Agreste si tienes el ceño fruncido te saldrán arrugas —. Marinette posó su dedo índice en la parte superior de la nariz acariciandola para relajar la zona.
— Primero tengo nombre y es Adrien y segundo me da igual lo que le pasé a mi cara —. Dijo apartando la mano de Marinette.
— Que brusco eres, Adrien—. Profundizó en su nombre—. Así nunca conseguirás novia.
— Como si me importase esas cosas—. Adrien aparto la mirada dirigiéndola a un cojín que se encontraba en el suelo lo que le llamo mas las atención fue encontrar hay a un ser rojizo del mismo tamaño que su kwami—. Por favor dime que eso de hay no es un kwami—. Adrien señaló el cojín.
— Oh ya has visto a Tikki y lo siento pero ella si es un kwami gracias a ella podía salvar China de los akumas junto a mis hermanos.
— Tu kwami no te dijo que las identidades tenían que ser secretas—. Marinette en ese momento se dio cuenta de la burrada que acababa de cometer probablemente en Cuanto Tikki se levantase la regalaría y mucho—. Como es posible que alguien como tú tenga un prodigio.
— ¡Oye! Eso ofende. ¿Y tú, qué?
— ¿Qué pasa conmigo?—. Adrien de levantó bruscamente de donde se encontraba.
— ¿Cómo has podido conseguir un miraculous si eres tan engreído? —. Marinette imitó el gesto del rubio.
Ambos adolescente intercambiaron miradas para después gritar el nombre de sus hermanos mayores.
— ¿¡Adrien, qué pasa!? ¿Te has lastimado?—. Rin mostraba bastante preocupación hacia su hermano pequeño.
— Marinette ¿a qué viene ese grito? Te recuerdo que no puedes gritar—. Le regañó Mikuo tirándole de la mejilla.
— Al parecer al pequeño Agreste todavía lo tratan como niño pequeño —. Marinette se burló del rubio librándose del agarre de su hermano.
— ¡Marinette! Eso no va contigo—. Miku la miró incrédula.
— Que se iban a esperar de alguien tan irresponsable. Anda que decirme que tiene un miraculous—. Contraatacó Adrien.
— ¿Miraculous? ¿Marinette tienes uno?
— Sí, ¿por qué?
— Yo y mis hermanos pensábamos que éramos los únicos —. Len posó su mano en su barbilla.
— Esperen un momento ¿ustedes también tienen kwamis?—. Miku miró a todos los Agreste.
— Sí tenemos, pero hablaremos de esto después en un lugar mas privado—. Todos estuvieron de acuerdo a lo que Rin dijo y así fue cuando quedaron en la torre Eiffel a media noche.
Nos vemos~
