Muerdago

Muérdago parte 1

Nota de la autora:

¡Hola a todos!  Escribí esta historia como regalo de navidad para una dinámica de secret santa. Está dedicada a Mariana Barnes quien espero que la disfrute mucho y que sea tal como ella la imaginó. 

¡Feliz navidad Mariana! Y Feliz navidad a todas las personas que lean esto, incluso si ya no es navidad <3

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En el instante en que lo miró, supo que iba a odiarlo.

Cuando se conocieron, Tim tenía doce años y Conner Kent diez. El pequeño campesino entró a su mansión tomado de la mano de Clark Kent, ambos tenían una sonrisa nerviosa en los labios, acababan de llegar de Kansas e iban a mudarse con ellos porque su padre, Bruce Wayne, estaba terriblemente prendado de aquel granjero, sí, quizá Clark Kent era un alfa de linaje puro, pero seguía siendo un granjero.

Recordaba con claridad la manera en que los ojos azules de Conner se recreaban sobre cada pequeño detalle de la lujosa estancia, como si nunca hubiera visto un candelabro de cien luces de cristal o una pintura de Caravaggio.

— Timothy, acércate a conocer a tu nuevo hermano. —Bruce le tocó el hombro con amabilidad y le dio un suave empujón para que diera dos pasos al frente, Tim solo dio uno y arrugó la nariz.

Desde su lugar, al pie de las escaleras, podía oler con claridad que el pequeño Kent también era un alfa. Aquello no le agradaba en lo absoluto, dos alfas con instintos dominantes invadiendo el territorio de dos omegas.

— Tim —Su padre lo presionó suavemente.

— Déjalo Bruce, a Conner no le molesta tomar la iniciativa ¿verdad?

Clark le regaló una sonrisa a su hijo y entonces, el pequeño alfa, avanzó confiado hacía Tim y lo envolvió en un cariñoso abrazo. Ante aquel gesto, intrusivo y atrevido, cada centímetro del cuerpo de Tim se estremeció en evidente tensión. Usó su mano derecha para sujetar a Conner de la cintura del pantalón y la izquierda la afianzó a su playera, con un movimiento de judo, el pequeño omega lanzó a aquel granjero por sobre su cabeza directo a las escaleras.

La espalda de Conner golpeó contra los escalones y el inherente dolor del golpe lo hizo gruñir.

— ¡Niños, no! — Clark intentó interferir, pero su hijo acababa de levantarse en medio de un ataque de enojo y ahora estaba envuelto en una pelea de pequeños puños con Tim.

Quizá Conner Kent era dos años menor, pero su genética alfa le confería la ventaja física, era más grande y más fuerte, más resistente, sin embargo Tim era más ágil y rápido, Bruce se encargaba de adoctrinar a su hijo en distintas artes marciales con el fin de cultivar en él, la habilidad de defenderse por sí mismo. Aunque desde luego, defensa no era el concepto que usaría para definir la reacción de su cachorro que había dejado en claro su desagrado desde el primer momento en que le había dicho que pensaba unirse a un alfa, quién además, tenía a su propio cachorro, así que la pequeña familia de dos de pronto se había convertido en una manada de cuatro.

El tiempo no mejoró las cosas.

Durante los primeros dos años, en la mansión Wayne reinó un ambiente de moderado conflicto y ataques bélicos inesperados. Bruce y Clark deseaban que sus cachorros encontraran la manera de pactar una tregua, pero desde el momento de aquel primer accidente, el rencor entre ambos niños había crecido.

Conner fue transferido a la academia de Gótica y Tim se aseguró de esparcir el rumor de que Conner era el hijo del nuevo empleado que su papá había contratado para hacerse cargo de las caballerizas de la mansión, entre las muchas cosas malas, se decía que una de las tareas de Conner era limpiar el estiércol, así que el primer día que Conner asistió a clases en la academia, todos los alumnos se cubrían la nariz a su paso. Por supuesto que Conner encontró la manera de vengarse y lo hizo con guante blanco, desplazando a Tim de su lugar como primero de la clase, demostrando así que podía rivalizar con el intelecto de su hermanastro.