Especial de Navidad (P1)

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La Navidad en el mundo mortal representaba la magia etérea de que la esperanza, la unión de la amistad y el amor que Dios había manifestado hacia el mundo se hacía palpable en la sonrisa infantil de un niño que abría sus regalos.

Se sentía en un par de enamorados que habían elegido la noche en la que todo dormía en derredor para confesar sus sentimientos cautivados y sólo pronunciados en sus corazones.

Era una noche en la que las estrellas se alzaban para celebrar que una de ellas, hacía miles de años había guiado a los pastores y reyes de oriente hacia la humilde posada que acogía al hijo de Dios.

Sin embargo; el encanto de la Navidad también llegaba al mundo sobrenatural, y se movía desde los más recónditos rincones de la tierra, pasando por el reino de los dragones hasta llegar a las puertas del mismísimo reino de la muerte, el impensable inframundo.

Se preguntarán, ¿cómo es posible que el mayor enemigo del niño que nace en esta fecha célebre su día de nacimiento? Pues verán, en esta historia no son enemigos, Lucifer simplemente había fingido ser malo para que los hombres le temieran y no quisieran llegar al inframundo, de esta forma ayudando a Dios a que más personas llegaran al cielo.

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Lisa se había despertado temprano ese día, estaba ansiosa porque era 23 de diciembre. Faltaba un día para la nochebuena.

En la Academia de dragones la navidad no pasaba desapercibida. El director y Master Blake se habían encargado de dirigir la decoración de la Academia, apoyados por Lisa, Alexander, Kate y otros pocos selectos estudiantes.

Luminarias en formas de pequeñas cabezas de dragón se extendían por las paredes vejucas del instituto, dándole un aspecto lleno de vida y magia.

—¡Alexander el pesebre no lleva dragones! —Lo regañó Lisa al ver que había colocado pequeños dragones custodiando la figura del pesebre. —¿Pusiste una miniatura de basilisco intentando comerse a los reyes magos?

—Es que le falta acción a éstos tipos. Míralos, allí caminando a donde la estrellita los guíe.

Lisa bufó, Alex no tenía remedio.

—Buenas tardes jóvenes. —Les dijo el director observando risueño como Alexander ponía una mini- espada junto a la figura del niño Jesús.

—¿Por qué pusiste eso? —preguntó Lisa tomando el arma de juguete en sus manos para quitarla de allí.

—Es que dijiste que un tal Perodes quería matarlo, así que pensé que a éste niño le faltaba una buena espada para defenderse.

—Era el rey Herodes y Jesucristo era un bebé. ¿Cómo iba a ponerse a hacer de espadachín?

—Señorita Silvers le llegó una invitación. —Les interrumpió el director Griswold, sonriendo al ver la discusión pre- navideña que libraban Lisa y Alexander. La descendiente tomó el cajoncito con una figura de un dragón de oro que el director tenía en sus manos.

La curiosidad la picaba por abrirlo. Primero lo admiró maravillada durante unos segundos, el tallado del cofre era exquisito. Tenía una nota pegada y Lisa la contempló sin llegar a entender lo que aquella invitación podría significar para ella.

Decidió leerla :

Lisa Silvers de la Academia de Dragones. El inframundo impregna sus llamas con el espíritu de la ventisca navideña. Y es por ello que yo Lucifer, príncipe de las Tinieblas y jefe absoluto del infierno. Le extiendo a petición de mi esposa, Angelique Christensen Lambert, la cordial invitación a nuestra fiesta navideña. Mis dragones de hielo irán a recogerla a usted y a sus amigos en la entrada del bosque contiguo a la Academia, en la mañana del 24. Su padre, el descendiente del dragón de la luz era un buen amigo mío, así que espero acepte usted asistir a nuestro festejo. En la caja hay una llave de tu padre como prueba de mis palabras. Háganos saber por medio del director si asistirá .

Especiales de la Academia Where stories live. Discover now