Mientras me miraba al espejo sentía algo raro en el estómago que seguramente no se debía a lo que había comido horas atrás. No, era algo más. Como eso que se siente cuando va a pasar algo, y si era bueno o malo no tenía ni idea.
Volví a darle una última mirada a mi vestido para cerciorarme que todo siguiera en su lugar. Era un pedazo de tela negra brillante y extremadamente ajustada que llegaba hasta el piso con una abertura lateral y un escote bastante pronunciado. Me dirigí, luego de un último vistazo, a la entrada donde se encontraba el chofer que me llevaría a la fiesta. En el camino no pude evitar pensar en la escandalizada reacción de Yuki cuando se entera de que asistiría sola a la velada. Ella era como una madre para mí. Desde chica intentó formarme como una dama e inculcarme todas las costumbres de sociedad. Supongo que cuando se enteró de que iba a ser cazadora le dio un paro cardíaco. Sin embargo no desistió en su intento de formarme como una dama, ella misma afirmó que si iba a convertirme en una cazadora sería la mejor y más refinada que hubiera habido. A lo que iba con todo esto es que tenía la clara indicación de conseguir a una pareja respetable para hoy a la noche y heme aquí sola como el tipo ese de la isla con las pelotas que le hacían compañía. Yuki no iba a estar feliz. Pero lo cierto es que últimamente no disfrutaba de compañía masculina agradable. Sí, tenía a mis amigos y conocidos que eran agradables pero en cuanto a un hombre, romántica o al menos carnalmente hablando, estaba sola. Pasaba por un período de celibato. Y no, no era tan terrible como sonaba. Uno no piensa en hombres todo el tiempo cuando hace unos meses que no se tiene relaciones y más cuando es como en mi caso que hace tiempo que no encuentro a un hombre el cual me inspire una buena fantasía sexual. Había considerado la opción de un psicólogo por recomendación de mi buen amigo Garret que inclusive se había ofrecido a revertir mi condición célibe. Pero agradecida y un poco perturbada rechacé este primer ofrecimiento a lo que él me aconsejó un psicólogo o un psiquiatra en el peor de los casos, ya que no tener acción en cinco meses, según Garret, requiere intervención seria.
Sentí un golpe en la puerta del auto que me sacó de mis pensamientos y permití que un ayudante me abriera la puerta y diera una mano para salir del auto. Los flashes de las cámaras eran cegadores aunque no me molesté en esquivarlos. Sabía que, en primer lugar, las fotos eran inevitables si venías a este tipo de eventos y segundo, no era como si fuese el foco de atención. Estos cuantos camarógrafos no eran nada en comparación de los que aparecían cuando hacían acto de presencia un ángel o vampiro reconocido. Yo simplemente era una mortal que era reconocida por asistir a estas fiestas y además por las revistas de moda que seguían las tendencias de todo esto y amaban una buena crítica de los mejores y peores vestidos de la noche. Tenía que admitir, sin embargo, que me gustaba estar en esas revistas reconocida como una de las bellezas de la noche. No era un secreto que mi apariencia llamaba la atención y era plenamente consciente de eso. Y eso sin duda era algo que utilizaba a mi favor.
- Gea, querida, justo a tiempo -mientras me deshacía de mi abrigo con ayuda de un ayudante, tristemente redundante, saludé a Yuki que tenía una gran sonrisa -. Quería presentarte al general Gibson de las tropas australes.
Y ahí estaba la razón de su gran sonrisa- Es un gusto, general -estreché mi mano con educación aunque él la tomara para luego besarla. Era obvio que Yuki ya sabía que vendría sola y anticipándose a mi acción quería presentarme ella misma a un hombre que serviría de acompañante- El gusto es exclusivamente mío -contestó sin soltarme la mano ni quitarme la mirada de encima. Intenté evitar rodar los ojos. Nadie negaba que el general era apuesto y sacando de la ecuación el hecho que me llevaba como veinte años, no estaba interesada en conocer a un hombre. Mientras mi adorable madre adoptiva se retiraba con una vaga excusa e intención de seguir socializando con el resto de los invitados yo contaba los minutos para poder retirarme también, pero hacia dirección del bar.- ¿Y qué es lo que lleva a una joven tan bella a estar sola una noche como ésta?
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Gea: La Caída
Romance"El vértigo es algo diferente del miedo a la caída. El vértigo significa que la profundidad que se abre ante nosotros nos atrae, nos seduce, despierta en nosotros el deseo de caer, del cual nos defendemos espantados." ― Milan Kundera