¿Conocen esa sensación de ver hacia un costado y sentir que vieron alguna sombra extraña, pero cuando vuelven a ver ésta no se encuentra más? Bueno, imaginen eso pero con una mirada. Juro que estaba, pero cuando volví a mirar ya no. Mi cabeza estará medio demente pero esa sensación que recorrió mi cuerpo entero cuando me miró no fue obra mía. Pero, sin embargo, cuando volví la mirada por ese centésimo que la tuve que apartar por no poder aguantar la abrumadora sensación, ya no estaba. Ni él ni su mirada. Intenté ubicarlo pero la sala estaba repleta y aunque hacia segundos lo tenía en la mira ahora ya no podía distinguirlo.
Luego de eso intenté volver a la conversación con Gibson pero tuve el mismo aire ausente toda la velada.- ¿Hola? - toda la atención de la sala se centró en la mujer sobre el escenario-. Buenas noches y sean bienvenidos a esta increíble velada y espero que la estén disfrutando... -desconecté de todo el discurso de apertura aunque sean las, me fijé en mi reloj, 2 am. Lindo, hacia ya dos horas que estaba estancada aquí. Estas fiestas comenzaban tarde debido a los vampiros que tenían cierto hábito nocturno que debían satisfacer antes de venir a la fiesta. En el caso contrario las cosas se podían poner feas, no creo que haga falta entrar en detalles-, en fin, los dejo con nuestro anfitrión, el señor Mikael...- los aplausos se oían de fondo mientras mi mirada y atención volvía al presente para ver como Mikael subía al peldaño. El aire salió expulsado de mis pulmones con el mismo impacto que un choque entre un auto y un tren. Mirar a un ser celestial causa, científicamente probado, una alteración en nuestro sistema, desequilibria nuestra homeostasis. Pero déjenme decirles que mirar a Mikael me causaba mucho más que eso. Mucho más. Tenía una belleza no convencional. No era hermoso en el sentido modelo de GQ. Si tendría que describir a esos hombres diría que fueron cincelados por el más delicado de los artistas. En vez Mikael era brutalidad y terror en su máxima exponente que sin embargo daba encanto y belleza. Me mareaba pero no podía apartar la mirada. Y entonces sucedió de nuevo, pero esta vez no tenía ni un apéndice de dudas. Él me miraba.
La noche ya terminaba y yo no podía estar más agradecida. Eran las 5 y estaba a punto de amanecer así que tanto los mortales, como los seres celestiales, y no tan celestiales, se iban yendo. Gibson se había despedido de mí hacia ya una hora y yo había permanecido junto a los demás cazadores invitados. Durante el discurso de Mikael sobre cómo esperaba empezar un nuevo año con fuerza y unión entre todos los que componían el orden de leyes, defensa y justicia, él barría su mirada por todos los invitados, supongo que con la intención de hacerlos sentir a todos partícipes. Y lo más irónico era que esa mirada nunca se topó con la mía. Toda esa intensidad que describí con anterioridad había desaparecido y me volví a sentir el último eslabón de esta gran cadena alimenticia.
El gran salón estaba casi desierto. Verlo tan vacío era raro. Solía encontrarme en él normalmente cuando estaba repleto de gente. Pero ahora vacío y con los rayos del ámbar asomándose por los tragaluces del techo era majestuoso. Era una sala enorme decorada con las pinturas más increíbles de todos los tiempos y detalles dignos de ser confeccionados por las majestuosas manos de los ángeles. Aprovechando esta ocasión donde podía circular libremente por parte del edificio me dirigí a mi lugar favorito. Era una sala con las paredes esculpidas con los Ángeles más significativos de todos los tiempos. Tal vez suene estúpido pero el sólo entrar a la sala me causaba escalofrío. El poder que se sentía en ella era increíble. Aunque eso era entendible. En ella reposaban los esculpidos de todos esos ángeles y según algunos rumores, se dice que con cada esculpido el artista capturaba una parte de la verdadera esencia de todos. Como si los ángeles donaran algo de ellos para contribuir en su escultura.
Me detuve en cada una para apreciarlas como hacia cada vez que tenía la oportunidad de venir. Una de las más nuevas era la de Agrael. El ángel que actualmente estaba a la cabeza de todo. Si Mikael era el general de las legiones, él se encarga de administrar todo eso junto a los convenios con los vampiros y cualquier otra cosa que se pueda controlar. Aunque oficialmente cada país tenga presidente y sea autónomo, Agrael podría destruir a cualquiera si él querría. La escultura se encontraba tallada en la pared sobre una gruesa lámina de oro y capturaba una mirada gélida que transmitía dominación y sumisión. Obviamente dominación para el pueblo y sumisión hacia él. El cuarto era circular y las figuras realizaban el recorriendo de las paredes e iban aumentando hacia arriba y se extendía a no sé cuando metros al techo que formaba una torre. Los más viejos estaban arriba. Dicen que es una metáfora que demuestra el ascenso al cielo y al poder a medida que aumenta su vejez o antigüedad. Díganme si eso no es escalofriante.
Mientras me paseaba por todo la sala y recorría cada una de ellas me sentía embriagada por la historia que emanaba el lugar. Me dejaba guiar cuando me detuve abruptamente frente a una en específico. Mi respiración estaba lejos de ser estable y podía escuchar a mi corazón bombeado sangre por todo mi cuerpo. Alargué mi mano para poder tocar el rostro tallado de Mikael cuando sentí una lenta respiración en la parte de atrás de mi cabello.
- ¿Estás segura que quieres tocar eso?
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Gea: La Caída
Romance"El vértigo es algo diferente del miedo a la caída. El vértigo significa que la profundidad que se abre ante nosotros nos atrae, nos seduce, despierta en nosotros el deseo de caer, del cual nos defendemos espantados." ― Milan Kundera