Capitulo único.

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Gon lo meditaba, procesaba y repetía mil veces en su cabeza los eventos que desencadenaron tal situación. Escondido detrás de unos arbustos en un parque, disfrazado de panda mientras observaba en la distancia los policías que buscaban con ahínco su presencia.

—¡Oh! He tomado una buena—Gon volteó y observo como el otro se relamía los labios con una expresión sugerente. Torció los labios en una expresión de espanto. Por azares del destino el mismísimo Hisoka le hacía compañía en ese arbusto mientras tomaba fotos y espiaba a alguien con muy mala suerte.

Gon trago grueso mientras un hilo de sudor recorría su cien, sus ojos se movían con desesperación para no perder de vista su objetivo inicial.

—Killua...—susurró con lamento—¿Por qué permites que pasen estas cosas?

Horas antes...

—Killua.

—¿Hm?

—¿Está todo... bien?

Fue en la mañana cuando le salió con esa pregunta al mayor, estaban sentados viendo la televisión que mostraba diferentes especiales navideños propios de la época.

—¿Por qué lo preguntas?—consultó. Apenas le volteó los ojos antes de volver la vista a la pantalla.

Gon tanteó sus dedos en el sofá. Desde hace algunos días, Killua se movía mucho afuera de la casa. No le dio importancia hasta que le vio salir de repente diciendo que iría al gimnasio, y cuando Gon mostró iniciativa para ir con él le cortó con: "No puedes estar pegado a mí las veinticuatro horas del día". Eso había sido cruel, él sólo quería hacer ejercicio.

¿Está todo bien? Era una pregunta con trampa, porque sabía que Killua ocultaba algo que no quería que supiera. ¿Qué cosa podría querer ocultar Killua? Y allí su mente voló. Pero primero, quería enfrentar la situación.

—No, por nada... sólo te preguntaba—Seguía jugueteando con sus dedos de forma inquieta y fijaba su mirada en el piso. –¿Estás... ocultando algo? No, no. No dije nada, ¡nada! olvida lo que dije.

Killua lo miró otra vez por el rabillo del ojo un momento.

—Está todo bien.

—Ah...

—Sí.

—Y... no quisieras ¿contármelo?

Y Killua giró los ojos.

—Pero que pesadito eres. No hay nada de que hablar. —se quejó dando por terminada la conversación. El moreno se limitó a suspirar con pesadez.

Por la fecha, era eventualmente obvio que Killua estaba tras alguna sorpresa navideña. La cuestión es que ahí andaba, como mendigo sigiloso, y cuando le dijo que fueran de compras navideñas el albino le eructó en respuesta.

Y ahora salía con esto. Que tipo tan difícil.

Después al medio día Killua se escabullo creyendo que el moreno había salido al mercado, cuando en realidad estaba escondido detrás del matero que pasó por al lado. En cuanto Killua se había alejado alzó la cabeza, con su cabello en punto muy bien camuflado con las hojas de una planta, y observo la espalda del albino a la distancia.

Pero veamos... si aún así preguntándole a Killua no le daba al tema, es porque no podía, o bien no quería decírselo, y si no quería decírselo, era porque tenía que ver con él, y eso daba a que ¡Killua se estaba tomando en serio el esfuerzo de buscarle un regalo perfecto que nunca hubiera pensado que él le daría, para que así soltara sandeces de que vaya, no se lo esperaba, y se le subiría el ego, abriría el regalo más inesperado posible muriendo de felicidad por el detalle y antes de darse cuenta le abriría las piernas toda la noche!

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⏰ Última actualización: Dec 26, 2016 ⏰

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