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Desde que era pequeño pensé que un 8 eran dos círculos colocados uno encima de otro.

Aún casi clarividente consigo recordar mi escena hace unos 10 años sentado en una silla en torno a una mesa circular donde nos sentábamos todos los niños de la clase de 1º de párvulos de la señorita pilar.
A mi derecha se sentaba el que en un futuro sería mi mejor amigo, y a mi izquierda la que sería mi enamoradiza perdición años después.
Inconsciente de ese hecho recuerdo estar rellenando una ficha copiando repetidas veces el número siete casi rozando la repetición mecanizada de el mismo movimiento irritante,
cuando entró la que por aquel entonces era nuestra profesora, la señorita Pilar y escribió en la pizarra un patrón desconocido por todos nosotros.
Escribió el número 8, lo hizo 3 veces una para mostrar su imagen otra para mostrar el trazado y una última para enseñar el significado de este.
Acto seguido nos dio a todos una hoja de papel vacía y nos alentó a que escribiéramos el número en la hoja de papel.
Todos los alumnos desconcertados y asombrados al ver una hoja de papel en blanco ya que el resto tenían cuartillas con patrones para trazar más fácilmente comenzaron a retarse unos a otros para comprobar quién lo escribía mejor.
Recuerdo a todos recrear paso por paso las indicaciones de la profesora  y hacer su trazado en forma de s mientras miraban a la pizarra.
Y sin embargo me recuerdo a mi asombrado ante la facilidad que me suponía realizar esta quizás tediosa tarea.
Simplemente no seguí las indicaciones de La profesora y coloque dos círculos uno encima de otro.
Cuando ella se acercó hacia mi para explicarme qué ese no era el patrón adecuado,orgulloso del descubrimiento de una forma alternativa de realizar mi simple acción sin partir de unas indicaciones base, decidí no escucharla.

Pasaron más de 10 años de esta curiosa anécdota y me alegro de haber sabido cómo esta decisión influyó en ciertos aspectos de mi vida que intento relatar.
No dejaré de tener miedo de rozar lo íntimo y personal de mi mismo pero al fin y al cabo

Que sabré yo sí no se ni escribir.

Dos círculos hacen un 8Donde viven las historias. Descúbrelo ahora