Volver a tumbarse volver a caer en la necesidad de reproducir la guitarra de tan rancio sonido que elegantemente acompaña a el folclórico baile de dedos sobre un sonoro teclado.
Volver a experimentar la sensación de fluir sin ideas previas dejándose llevar por la melodía olvidando que significa todo esto.
Significa necesidad.
Significa frustración por una decisión equivoca la que me lleva a ahogar una sarta de incoherentes capítulos con poco enlace entre ellos en una nebulosa de palabras que forman una cadena dúctil.
Significa esperanza.
Significa el arrepentimiento por no gastar el tiempo en lo que tienes y querer gastarlo en lo que quieres tener.
Hagan una cola de equivocaciones e iremos descartando una tras otra hasta que llegue alguna equivocación vestida de niña influenciable por un exterior que acaba maquillando lo que de verdad es.
Una equivocación.
Y una vez se acabe esa equivocación manden a otra disfrazada de cambios y de luz en un pasado oscuro que te haga creer que consiguió salir de su jaula.
Venga, quien seas, disfrázalas a todas que yo me iré ocupando de desnudar las mentiras que me hicieron creer verdad y descubrir la verdad en un tejido de mentiras.