El Pez Muerto

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Suelto un suspiro ahogado al despertar de una pesadilla. En ella, yo era elegido en la cosecha. Nunca antes había soñado que mi nombre: Patrick Sparks, escrito en una papeleta saliera elegido en el sorteo de la cosecha. Pues, no me imagino yendo a Los Juegos Del Hambre. Aquel concurso que van todos los tributos elegidos cada año. A morir.

Con algo de fuerza consigo sentarme en mi cama y trato de pensar en lo injusto que son Los Juegos Del Hambre. En cuanto los odio.

«Hoy no es tu día» pienso. «De nadie en mi distrito y los demás distritos tampoco lo es».

Me levanto de la cama y me dirijo hacia el baño. Abro la llave de agua, y con un poco de ella lavo mi rostro. Me veo frente al espejo, y noto que soy tan igual como lo era mi hermano. Cabello café oscuro, piel blanca y ojos color miel.

Salgo del baño y observo la cama que se encuentra a un lado de la mia. Está, le pertenecía a mi hermano mayor Isaac. Él, salió elegido en la cosecha hace 4 años. Fue a los juegos, y murió. Murió debido a que un tributo de otro distrito le corto la garganta.

Lo vi sufriendo en el cesped, desangrandose.

En ese tiempo había sido mi primera cosecha, yo recién había cumplido los 12 años.

Aprieto los dientes por la furia contra el Capitolio, por su culpa mi hermano esta muerto. Mi furia es tan grande, que si tuviera al presidente de Panem frente a mí, no dudaría en matarlo.

Escucho la puerta abrirse y es mi madre. Me observa durante un segundo y despues la cama de Isaac.

Suelta un pequeño e inaudible sollozo.

Sin pensarlo dos veces, me acerco hacia ella, la rodeo con mis brazos y la empujo contra mí con algo de fuerza e igualmente ella lo hace.

Puedo ver el anillo de compromiso en su dedo anular. El anillo que mi padre le dio al casarse con ella.

Mi padre, se llamaba John, John Sparks. Él, murió ahogado en su empleo de pescador.

— Mama, yo también lo extraño. Era mí hermano.

— Y era mi hijo —dice apresuradamente, y lágrimas comienzan a salir de sus ojos —.No quiero perderte. No igual que Isaac y tu padre.

— Mamá, tu no me perderás. Yo estaré siempre contigo.

Ella asiente y luego se retira de la habitación.

Me gustaría dormir, por lo menos hasta la hora que comience la cosecha. Son las diez de la mañana, la cosecha comienza a las tres en punto. Tengo tiempo.

Saco un cambio de ropa que tenia en mi ropero: un pantalón de mezclilla con una chamarra a juego de color café, y una playera blanca. No me he permitido tener algo de más ropa, la mayoría de la ropa que tengo le pertenecía a mi hermano Isaac. Me visto y bajo las escaleras.

Me encuentro con mi madre sentada en el sofá, llorando. Una fotografía esta entre sus manos, es la de Isaac. Vuelvo a abrazarla pero, esta vez no digo nada. Solo me dedico abrazarla.

— Tengo que salir. Volveré para desayunar.

Salgo rápidamente por la puerta y me dirijo hacia la casa de Alex, mí vecino. Pero, mas que mi vecino, es mi mejor amigo.

Observo que en este día aumenta el número de agentes de la paz en las calles.

Me acerco hacia la puerta de su casa, toco y espero. Nadie abre. Toco de nuevo pero, esta vez un poco más fuerte y más rápido.

— Dejarías de tocar así —gritó Alex.

— Perdón pero de no tocar así, no te despertarías.

Los Juegos Del Hambre: Patrick Sparks.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora