Descubrimientos.

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CAPÍTULO I : Descubrimientos.

...Algo negro se acerca a mí. Intento moverme pero no lo consigo. La respiración acelera. Un paso... dos pasos... tres pasos... Cada vez está más cerca. La mirada se me nubla. Con lo poco que me queda de vista consigo ver algo... Un rostro... Algo uniforme que no consigo descifrar. Algo... oscuro... Algo... Algo... 

Sobresalté tanto en ese momento que pensé que el corazón se me había salido del pecho. Sentí las pequeñas e húmedas gotas que transcurrían por mi rostro. Di un pequeño bostezo y salí de la cama. Las 4:45 de la mañana. ¿Qué me pasaba últimamente? Hacía como unas dos semana que las pesadillas me despertaban a la misma hora. Resoplé y bebí un poco del vasito de agua que había en la mesita. Miré con un poco de tristeza la foto que había al lado y volví a cerrar los ojos.

                                                                                    ~

El despertador sonaba sin cesar. Otro horrible día más de mi asquerosa vida. Me levanté de la cama, algo soñolienta, me puse las zapatillas de casa y bajé a desayunar. Como siempre, mis padres y mi hermana estaban ya en la cocina.

- Siempre tan madrugadora. Esa es mi hermanita. - dijo mi hermana con sarcasmo. -

- Bonnie, sabes que no estoy de humor por las mañanas. - le dije casi gritando. -

- Últimamente no estás de humor nunca, joder. Estoy harta de ti y de tus ñoñerías.

Casi de un salto se levantó y salió cabreada de la cocina. Ella no entendía nada. Pero, acaso, ¿alguien lo hacía? Ella era tan diferente a mí. Bonnie siempre fue una de las chicas más populares del instituto. Pero, no era la típica chica popular malvada de esas patéticas películas que hacían en los 80. Era todo lo contrario. Era un ejemplo para todos los alumnos del ''Gregory Morrow''. Era lista, atractiva, simpática, triunfadora... Y era mi mejor amiga... Aún así, siendo tan diferentes, siempre nos habíamos llevado muy bien. Ella siempre cuidaba de mí y me defendía. Éramos inseparables. Pero no todo es para siempre... Nuestros padres empezaron a discutir, yo empecé a tener problemas en el instituto, y los problemas seguían siendo cada vez más y más. La depresión me acorraló. Nunca volví a ser la de siempre. Solo podía ver un amargo mundo gris, sin un toque de color. Pero, en cambio, Bonnie seguía tan positiva como siempre. Esa chica tan risueña nunca perdió su bonita sonrisa. La admiro por eso. Tras haber rebuscado un poco en mi pasado volví a la realidad. Me levanté de la mesa, sin dirigir ni una sola mirada a mis padres, y me fui a vestirme.

Después de salir de casa me dirigí en dirección a la casa de Mery, como todas las mañanas.

Mery era mi única y mejor amiga desde que había empezado el instituto. La única persona en este mundo que me entendía. Ella era muy pasota y no le importaba nada, o al menos así quería que la viesen. Solía ser muy antipática y malhumorada con todos. Tenía muchos problemas en casa y eso le afectaba tanto que la vida no le sonreía mucho y ella tampoco pensaba en sonreírle a la vida. Pero conmigo, era un poco más diferente. Era bastante divertida y sus ocurrencias eran despampanantes. Casi siempre se burlaba de la gente y no se tomaba las cosas muy enserio. No solía sonreir mucho, pero, cuando lo hacía, era porque lo sacaba del corazón. 

Al llegar a su casa, como siempre, los gritos no cesaban. Sus padres se peleaban siempre. Mery salía por la puerta, tras un portazo devastador. Con una expresión de ira y agotamiento me dirigió  una mirada en señal de que nos fuéramos.

- ¿Por qué no hablas con ellos? Sé que no te van a escuchar, pero si lo intentas tampoco pierdes nada.

- Pierdo mi tiempo y, sobre todo, mi paciencia, que, en estos momentos, está a un nivel muy bajo. - dijo ella con una voz agotada. -

- Mery, algún día nos iremos de aquí... Te lo prometo.

Ella me miró y sonrió un corto instante de improviso.

- ¿Qué tal tú? ¿Has vuelto a soñar con ''Slenderman''? - dijo ella en señal de burla. -

- Muy graciosa. - dije un poco molesta. - Ojalá supiera que son estos sueños. A veces pienso que me estoy volviendo loca.

- Seguramente sea del estrés. Cuando empezaron  mis problemas también me pasaban cosas por el estilo. Aunque... por lo que puedes ver, estoy bastante mal de la cabeza, así que mejor lo dejamos...

Eché una pequeña risita y seguimos el resto del camino con la conversación.

                                                                                   ~

Las clases habían terminado y decidí volver a casa. Mery me propuso que fuéramos a algún sitio a hacer algo pero le dije que me sentía muy cansada y agotada. 

Tenía los auriculares puestos, pero no pude evitar sentir una presencia. Alguien o, incluso, algo me seguía. Giré varias veces a mis espaldas pero no conseguí ver nada. Mis latidos aumentaban y mi respiración se agitaba. Me paré y me quité los auriculares.

- ¿Hola? ¿Hay alguien ahí? 

''Idiota. Como si te fueran a contestar.'' 

Resoplé y volví a caminar pero, de repente, choqué con alguien y caí al suelo.

- Ay... Perdón, yo... No te había visto... - dirigí la mirada hacia él.-

Me dirigió una mano para ayudarme a levantarme. No pude decir nada más...

- El que te debería de pedir perdón soy yo. ¿Te encuentras bien? - dijo él esbozando una sonrisa. - Me llamo Jake, y tú eres... 

- No suelo decirles mi nombre a los desconocidos, pero tú pareces una buena persona. - eché una sonrisa burlona. - Soy Katherine, pero puedes llamarme Kathy.

- Pues encantado Kathy. Bueno, me tengo que ir ahora mismo. Espero volver a verte por aquí. - se despidió con una sonrisa y se fue sin permitirme decir nada más.-

Mientras le miraba alejándose sentí como mi rostro se ruborizaba. Agité un poco mi cabeza y seguí andando, pero sin dejar de pensar en él...

El Poder Del DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora