Y el joven la imaginaba bailando cerca de las ventanas, en los días de verano, cuando el Sol hacía brillar su sonrisa, con su pelo castaño ondeando al compás del vestido blanco. El gato atigrado la seguía, maravillado al ver tan particular humana, tan alegre, tan viva. Era un animal arisco y gruñón, pero cuando ella estaba cerca se transformaba en un ser hipnotizado. Él también se convertía en lo mismo. Y cómo no hacerlo, si aquella mujer era belleza pura, pasión y destellos dulces en la mañana.
A veces, en medio de la noche, sentía la suavidad de sus manos sobre su rostro mientras dormía, y en el pequeño instante en el que uno atraviesa la espesa puerta entre los sueños y la realidad, al abrir sus ojos, el otro lado de la cama estaba vacío. Entonces, esperando que sólo haya sido un mal sueño el de su partida, la buscaba por el pasillo, en el baño, en la cocina y cerca de las ventanas, para descubrir que en realidad no había nadie más allí. Sólo quedaba él y su gato, y los recuerdos, que de a poco se iban extinguiendo, de una mujer que era demasiado para él y el mundo entero.
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Fragmentos - Concurso Entre Letras.
PoetryTextos escritos por mí, que participaron en el concurso #Entreletras2016. Este concurso fue realizado por la cuenta @Deams_of_letters. Todos los derechos reservados. Fecha de publicación: 2016.