Aceptación

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Arthur veía con preocupación la pantalla de su celular, en esta, el mensaje de "necesitas 5000 puntos para avanzar en la historia" parpadeaba en colores rosas y morados. Había alcanzado un punto importante en una de las tantas historias que leía, el tan esperado Happy Ending con Robie pooh y esos puntos le impedían leerlo. Suspiró, no podía gastar diez dólares en un juego, sería lo equivalente a comprar el amor y lo rebajaría a la misma calaña que Bonnefoy.

—Arthur, necesito que vayas a buscar unos documentos al piso dos— su jefe se abrió paso en el cubículo, encontrándolo con la pantalla que parpadeaba en rosa y morado. Hoy iba vestido de forma muy singular, un traje gris a rayas y una vistosa corbata de patitos, seguramente obra de su hija menor. Sus ojos se fijaron en los colores afeminados que brotaban de la pantalla del celular y luego se enfocó en los de Kirkland — ¿no crees que se te está saliendo de las manos eso de los novios virtuales?- señaló, los últimos días ese oji verde pasaba los almuerzos jugando con su celular y aunque no le molestaba, le resultaba muy extraña la situación.

—Lo tengo todo controlado- se defendió el publicista quien ya se encontraba cerrando la aplicación, más tarde resolvería su problema con Robie Pooh. Fijó su atención en su jefe — ¿entonces piso dos?-—preguntó.

Minutos más tarde y ya en el piso dos, visito a Nayel, el sub jefe del departamento de editores y correctores de estilo, un hombre de estatura casi por debajo del promedio y con cabellos color zanahoria que desentonaban con la piel color azúcar morena que tenía. Platicaron un rato sobre los avances del proyecto en curso y también sobre los futuros proyectos que tendrían, parecía ser que la editorial estaba enfocándose en los nuevos talentos y aquel escritor sería el primero de una serie de lanzamientos que harían durante el año. La conversación fluyó hasta un punto casi personal e hiriente para él cuándo le fue hecha una pregunta que no imaginó le harían.

"¿Te acostaste con Bonnefoy?"

Un tic brotó de su ojo y pese a estar en buenos términos con Nayel, le respondió con sarcasmo, cortando así la conversación. Sin más que discutir, abandonó el piso, llevándose consigo las correcciones que su jefe mando a buscar. Hablar de esa rana despreciable en su presencia era grosero y más si era para hacerle preguntas sin sentido ni fundamento. Anotó un punto en favor de los juegos de citas virtuales, ellos no te hacían preguntas tontas.

Cuando regresó a su piso, sus compañeros ya se habían ido, pasaban de las cinco. Buscó a su jefe en su oficina pero no había rastro de él, parecía ser que se había demorado mucho aunque para el solo fueron como treinta minutos.

Sacó su celular del bolsillo y abrió un juego diferente, ahora era turno de SadoKlauss y su magia infernal. Mientras cargaba la partida, acomodaba los documentos y leyó un poco el contenido de estos aunque no contenían nada del otro mundo. Una melodía casi sensual provino de su celular, el juego había terminado de cargar. Tomó el aparato entre sus manos y navegó por la interfaz para continuar donde se había quedado. A pesar de estar casi absorto en la partida, el sonido de pasos lo alertó, seguramente era su jefe que había regresado para revisar los documentos. Bloqueó la pantalla y fingió que aquella tonada era una de las tantas que solía escuchar mientras trabajaba.

Simuló estar trabajando y cuando no escuchó más los pasos, levantó su rostro y preparó su mejor expresión de sorpresa no obstante, esta se convirtió en una real cuando frente a él vio al hombre de sus enojos. Su sangre se heló y la presión amenazó con bajársele, estaba seguro que su jefe lo apoyaría para no volverlo a ver una temporada — ¿qué le hiciste a John?- preguntó, temiendo que este le hubiese hecho algo malo.

Editorial H: Historia de Dos [FRUK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora